CABA: un boliche le prohibió el acceso a una joven "por no tener el pelo femenino"

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CABA: un boliche le prohibió el acceso a una joven "por no tener el pelo femenino"

15 Diciembre 2016

Por Paula Carrizo

El sábado 10 de Diciembre pasado, el personal del boliche porteño Jannoy le negó el ingreso a sus instalaciones a una joven de 22 años, Paula Cáceres. Los motivos del personal del local bailable fueron que la joven "no tenía pelo femenino”. Luego que una amiga interviniera en su defensa y se quejara ante la actitud discriminatoria del lugar, se le denegó el acceso al establecimiento a todo el grupo de amigos, que había decidido asistir allí para festejar un cumpleaños. Las protagonistas de los hechos describieron la situación y contaron que el patovica miró a la amiga de Caceres y afirmó:

– No puede entrar con el pelo así.
– ¿Así como?
– Así, con la rasta. Tiene que tener un pelo más normal.
– ¿Cómo?
– Así, largo, femenino, como vos.

En el día de ayer la joven se acercó a radicar la denuncia correspondiente ante la Defensoría LGBT de la Ciudad de Buenos Aires, organismo creado en noviembre de 2014 mediante un convenio de cooperación entre la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT), y el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo). En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, Paula manifestó su posición respecto a la importancia de denunciar, y la necesidad de continuar visibilizando y problematizando estas prácticas discriminatorias arraigadas en nuestra sociedad.

APU: ¿Por qué hizo la denuncia?

Paula- A mí me facilita ser una persona universitaria con formación en cuestiones de género, hoy me entregan mi diploma en gestión de organizaciones con perspectiva de género, eso facilita que conozca las vías que tengo para hacer denuncias. Si bien tuve que consultar, uno genera otras redes de contactos para saber que uno tiene derechos y que no hay que minimizar estas situaciones. Esto no es una realidad para la mayoría, que se siente vulnerada, no quiere armar un escándalo, no sabe qué problemas le puede traer. De esta manera muchos episodios resultan invisibilizados.

APU: Esta es una escena que se repite incansablemente en varios locales bailables de la Ciudad de Buenos Aires pero pocas veces llega a alcanzar visibilidad mediática. Sin embargo, según los datos relevados y publicados por el INADI en el “Mapa Nacional de la Discriminación” (2014), 78 de cada 100 personas encuestadas han manifestado percibir un alto nivel de discriminación en los boliches bailables.

Paula: Socialmente sucede mucho. Y cuando no se habla, cuando no se manifiesta, se pierde la posibilidad de reclamo. La experiencia vivida marca a mi criterio una fortaleza que tiene nuestra generación: el ejemplo de mi amiga que se plantó a protestar, otras amigas a las que contactó el dueño del boliche y que también supieron contestarle sin asustarnos, sabiendo que estamos juntas y juntos, porque también hay hombres que bancan esta movida. Alzar la voz es el primer paso, decir lo que pasa. Por suerte están las redes sociales que facilitan también viralizar estas situaciones, uno lee denuncias todo el tiempo. Todos tenemos la posibilidad de comunicar, pero hay que saber cómo hacerlo.

APU: ¿Cómo describe el episodio vivido y sus repercusiones en este contexto histórico y social?

Paula: Creo que este año se ha marcado mucho la indignación o ya la falta de tolerancia que tenemos sobre ciertas cuestiones tanto económicas como culturales y sociales. Son problemáticas que no podemos tolerar más: nos están matando, nos están dificultando el día a día. Se ha movilizado mucho más en torno a eso: la marcha de Ni Una Menos tanto del año pasado como de este, el Encuentro Nacional de Mujeres que se realiza todos los años y donde cada vez somos más gente. Es importante seguir esto, enseñarle tanto a las próximas generaciones como también a los más grandes.

APU: Si bien los dueños de los boliches suelen intentar ampararse en la Ley Nacional N° 26.370, conocida en el cotidiano como “Ley de Derecho de Admisión”, la misma establece claramente que la atribución de admitir o excluir a terceros debe fundamentarse en “condiciones objetivas de admisión y permanencia, que no deben ser contrarias a los derechos reconocidos en la Constitución Nacional ni suponer un trato discriminatorio o arbitrario para las personas, así como tampoco colocarlas en situaciones de inferioridad o indefensión con respecto a otros concurrentes o espectadores o agraviarlos”. ¿De qué manera cree que su decisión de radicar una denuncia ante la Defensoría LGBT de la Ciudad de Buenos Aires contribuye a desnaturalizar estas prácticas?

Paula: Considero que mi mensaje no tiene que ver con “Yo y mi sufrimiento”, porque no fue tal, sino con la necesidad de seguir criticando al sistema opresor machista patriarcal, poner en palabras una situación que es cotidiana, que pasa todos los días en todas las entradas de los boliches por tu vestimenta, por tu color de piel, por tu orientación sexual y etc. Si uno tiene las herramientas para hacerlo tiene que implementarlas, y dar impulso para que nadie más se calle, concientizar. No necesito disculpas, no necesito que me ofrezcan plata, necesito que esto deje de pasar. Y que a la gente que le pase, sepa que hay instituciones con las que puede contar para denunciar. Hay que naturalizar la denuncia, hay que naturalizar la crítica, hay que naturalizar la lucha.