De sequías e inundaciones: una lectura sobre clima, previsión y política económica en Argentina

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De sequías e inundaciones: una lectura sobre clima, previsión y política económica en Argentina

18 Noviembre 2025

En el capítulo 41 del Génesis, el faraón sueña primero con siete vacas gordas y luego con siete vacas flacas que devoran a las primeras. José, convocado para interpretar el presagio, explica que se avecinarán siete años de abundancia seguidos por siete años de escasez, y recomienda almacenar granos durante los años prósperos para evitar el colapso posterior. La parábola, que sobrevive desde la Antigüedad, contiene una advertencia de economía política más vigente que nunca: la estabilidad depende de reconocer los ciclos y prepararse para ellos.¹

Argentina lleva más de un siglo y medio enfrentando ciclos de sequías e inundaciones que condicionan su estructura productiva. En 1884, Florentino Ameghino publicó Las secas y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, donde describía con claridad las oscilaciones hídricas del territorio y proponía obras hidráulicas y políticas de manejo del agua. La lectura, hoy, provoca una sensación conocida: la advertencia científica se mantiene intacta; la respuesta estatal no.²

Casi la mitad de las exportaciones argentinas proviene del complejo agroindustrial —según la OCDE, alrededor del 48,5 % en 2021—, aunque para otros informes más recientes esa proporción podría haber subido hasta 58 %. Ese sector es particularmente expuesto a los fenómenos climáticos asociados a El Niño y La Niña. El comportamiento del ENSO —uno de los motores de variabilidad climática más estudiados del planeta— no es imprevisible: existe modelización, seguimiento satelital y pronósticos estacionales con grados crecientes de precisión. El país cuenta con instituciones capaces de interpretarlos; lo que no posee es un mecanismo económico que convierta esa información en política pública anticipatoria.³

La sequía de 2022–2023, clasificada como un evento de intensidad “fuerte a muy fuerte”, produjo una pérdida de aproximadamente 14 millones de toneladas de granos⁴ y una caída en las exportaciones agrícolas estimada en USD 6.500 millones, generando presiones significativas sobre la disponibilidad de divisas, el tipo de cambio y el ingreso de la población⁵. La falta de control anticipado contribuyó a la caída del salario real y a un repunte inflacionario, evidenciando que la vulnerabilidad no es coyuntural sino estructural.⁶

Paradójicamente, en lugar de reforzar el aparato técnico necesario para anticipar y amortiguar esos impactos, el Estado argentino ha recortado de manera significativa el presupuesto y los recursos humanos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el organismo encargado de la observación y la modelización climática⁷. La reducción presupuestaria, junto con la pérdida de personal especializado y dificultades operativas, ilustra una contradicción estructural: la economía depende del clima, pero el Estado debilita a quienes deben comprenderlo.⁸

A nivel institucional, existen espacios técnicos valiosos —la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, la RED GIRCYT, el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación, programas provinciales y sistemas sectoriales— que articulan información y generan alertas. Sin embargo, ninguno de ellos constituye un mecanismo fiscal automático. Falta el puente entre la ciencia climática y las reglas de financiamiento público. No hay, por ejemplo, un fondo de estabilización agro-climática que se alimente en años de abundancia y se active cuando los indicadores ENSO superen determinados umbrales. Tampoco existe un régimen paramétrico de intervención que coordine al SMN con el Ministerio de Economía, el Banco Central y el Ministerio de Agricultura para adaptar la política fiscal, cambiaria y crediticia cuando el clima anuncia impactos inevitables.⁹

Otros países agroexportadores, conscientes del papel central del clima, han desarrollado fondos anticíclicos, líneas de crédito contingente con multilaterales, seguros paramétricos que cubren a pequeños y medianos productores y sistemas de gestión de riesgo climático integrados a sus reglas fiscales¹⁰. Argentina, en cambio, continúa dependiendo de respuestas improvisadas una vez que los efectos ya se manifestaron. La ironía de este desfase no es menor: mientras los satélites ven la tormenta venir, los despachos del Estado parecen mirar hacia otro lado.

Aumentar la resiliencia no exige inventar instituciones exóticas. Requiere, más bien, institucionalizar lo que José sugirió hace miles de años y que la ciencia moderna lleva más de un siglo reforzando: guardar en los años de vacas gordas para resistir los años de vacas flacas. Esto implica crear un fondo nacional vinculado a métricas climáticas, consolidar una mesa interministerial permanente con funciones concretas de análisis macroeconómico, fortalecer la infraestructura hidráulica —un capítulo pendiente desde Ameghino— y reconstruir la capacidad técnica del SMN, cuya degradación erosiona la previsión estratégica.

En los debates parlamentarios de fines del siglo XIX, a Carlos Pellegrini se le atribuye la frase: “no puede un país serio vivir pendiente del régimen pluviométrico”¹¹. La cita condensa una preocupación estratégica que atravesó toda su obra: sin instituciones capaces de absorber shocks climáticos, la prosperidad argentina sería precaria. Casi siglo y medio después, seguimos siendo poco serios. Pero al menos, bien podríamos empezar a planificar en función del “régimen pluviométrico” antes de que otra vaca flaca devore lo que quedó de nuestras reservas.

Notas al pie

  1. Génesis 41, Biblia. Vaticano, versión en español.

  2. Ameghino, Florentino. Las secas y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Buenos Aires, 1884.

  3. OCDE, Agricultural Policy Monitoring and Evaluation 2023, Argentina.

  4. Estimación de pérdidas de cosecha: Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Informe anual 2023.

  5. Cálculo de impacto en exportaciones: Ministerio de Agricultura, estimaciones oficiales 2023.

  6. Efectos sobre salario real e inflación: INDEC, Informe de Coyuntura Económica 2023-24.

  7. Presupuesto SMN: Ley de Presupuesto Nacional 2023, comparativo 2022–2023.

  8. Nota de prensa oficial sobre reducción de personal: SMN, 2023.

  9. Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías y RED GIRCYT: informes técnicos 2022–2024.

  10. CCRIF, ARC, R4, cat bonds México: referencias de instituciones internacionales de gestión de riesgo climático.

  11. Citado en: Devoto, F. Historia de la política económica argentina (1850–1900); Tedesco, R. Discursos parlamentarios del período Pellegrini.