“Hablar del ‘mundo musulmán’ implica reducir una pluralidad de diversidades: encierra una cosificación”

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“Hablar del ‘mundo musulmán’ implica reducir una pluralidad de diversidades: encierra una cosificación”

06 Septiembre 2021

Por Nadia Mayorquin | Foto: Télam

Una semana después del ingreso de los Talibán a Kabul capital de Afganistán y en medio de la salida de las tropas de EE.UU y países europeos integrantes de la OTAN después de veinte años de ocupación, el mundo fue testigo de vuelos para evacuar civiles en estatus de refugiados. Fue muy llamativo observar en las redes sociales y medios de comunicación hegemónicos una preocupación insistente sobre los derechos de las mujeres afganas, pero algo que no se dice claramente en esos medios es que no existen los derechos para las mujeres en contextos de ocupación militar y esto no va cambiar si las potencias que prepararon el terreno para la ocupación siguen negociando, comercializando y reconociendo a esos regímenes como legítimos y democráticos. El principal enemigo de las mujeres y minorías étnicas en Medio Oriente no es el Islam, el principal enemigo es la ocupación extranjera. AGENCIA PACO URONDO  conversó con Karina Badesca sobre las mujeres afganas, sus diversidades y convivencias étnicas profundizamos en las cosmovisiones musulmanas, el feminismo islámico y la presencia del feminismo colonial.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es la situación de las mujeres afganas y cómo conviven las diferentes etnias y sus cosmovisiones como mujeres musulmanas? 

Karina Bidaseca: Los pastunes son el grupo étnico más grande de Afganistán, pero son una minoría en los valles y llanuras del noroeste. Vivían en grupos, alejados de los grupos étnicos más numerosos, los uzbekos y tayikos. Algunos relatos hablan de que en el norte de Afganistán pacíficamente convivieron hasta 1977 cuando sobreviene el desvastamiento propiciado por la guerra civil entre 1978 y 1992. Escenario de la ocupación e invasión entre las dos potencias que libraron la guerra fría -como ocurrió en otros escenarios del sur global, como explica mi colega María Paula Meneses-. El fin de la monarquía acontece en 1973, luego, con la llegada al poder de los talibanes, procedentes principalmente del sur e inspirados por una visión extrema y de supremacía pashtún, se exacerba la crisis ante el retiro de los soviéticos en 1989 y llega la intervención de los EE.UU en el 2001 que al derrocar a los talibanes, colocó en el poder al gobierno a la República Islámica de Afganistán. En el año 2014, EE.UU y la OTAN declararon formalmente que abandonaban la guerra, pero mantuvieron tropas en el país en apoyo al gobierno, hasta los acontecimientos recientes, recrudeciendo el fundamentalismo.

Las mujeres rurales en su gran parte, de origen pashtún usan burka como una de las muchas formas de cubrirse en el subcontinente y el suroeste de Asia que se ha desarrollado como una convención para simbolizar la modestia o la respetabilidad de las mujeres, afirma Lila Abu Lughod. Feminist Majorist Foundation y su campaña salvacionista fue clave para el desembarco veinte años atrás en la política expansiva de Bush. A Oriente, a partir de la definición de Edward Said, hay que temerle o controlarlo. No puede definirse por sí mismo, ni gobernarse.

La segunda tesis que yo trabajo, es la de historizar los procesos políticos, pues, se trata de una región que viene de una transición entre lo que llamo la “decrepitud de los imperios y la construcción de las naciones, los procesos de paz y democratización de estos países por medio de la vía de la occidentalización”. Acontece así un fetichismo culturalista de estos procesos. En el caso de las mujeres se toma una vestimenta como es la burka, que es la vestimenta más extrema por la forma del enrejado en el rostro, para justificar la invasión a Irak por parte de los EE.UU., o bien se llega al relativismo cultural. Ambos son discursos que perjudican fuertemente la posición subalterna de estas mujeres bajo lo que llamo “dobles patriarcados”, en tanto se duplican, el de la sociedad y el del invasor. Rita Segato le llamó “reforzamiento o hipeinflación”, y Julieta Paredes apela a lo que llama “entronques patriarcales”.

APU: El feminismo occidental habla sobre el sometimiento de las mujeres afganas o de la mujer musulmana. ¿Estamos en presencia de un feminismo colonial?

KB: Cuando hablamos de feminismo colonial, lo ligo a un concepto modular de mis investigaciones que es el de “retórica salvacionista”. Trabajado desde hace más de quince años por mis investigaciones respecto de una posición política descolonial frente al feminismo liberal eurocéntrico, que se apropia de lo que llamo la “mujerdeltercermundo” sin guiones que es un concepto que está referenciado en la obra de la feminista india Chandra Tapalde Mohanty, y visualmente implica la homogeneización en la idea de “una mujer”. Como signo para justificar la intervención de otras naciones en nombre de los Derechos Humanos, de la paz mundial o de la democracia occidental, la misión salvacionista es colonial y promovida por Occiente bajo la idea del progreso y la civilización vs la babarie y se asienta en los criterios orientalistas que mencioné.

Volviendo a la pregunta, sí estamos frente a un discurso feminista colonial, en el momento que vemos cómo sus voces son apropiadas por pseudo académicas, cómo se esencializan las culturas, y se folkloriza la discusión sobre el velo, se producen: “ficciones, fantasías coloniales en que se trafica con el sufrimiento de otras mujeres, no blancas. El sufrimiento se convierte en una mercancía, y como tal, la sensibilidad se ofrece en los medios de comunicación como parte del mercado de los afectos. Las imágenes que se usan para tal fin merecen un análisis aparte acerca de esta semi simbiosis entre mujeres occidentales y orientales para ser rescatadas”.

APU: Las mujeres musulmanas que se identifican como feministas, e incluso aquellas que no lo hacen, no quieren ni necesitan ser salvadas, y se alimentan de retórica xenófoba cuando se asume que las mujeres musulmanas necesitar ser salvadas de las decisiones que toman y la religión que eligen practicar . ¿Existe un feminismo islámico y musulmán? ¿Cuál es su perspectiva? 

KB: En 2010 salió publicado mi libro “Perturbando el texto colonial. Los estudios poscoloniales en América Latina” por Editorial SB. En el describo y analizo las escasas tesis del feminismo sobre la islamofobia creciente a partir del 9/11 cuando se instala el orden global de la guerra. Retomadas en mi reciente libro “Por una poética erótica de la relación”, vuelvo a la primer tesis que refiere a la Islamofobia y al terror global. Es decir, por un lado la construcción de ese imaginario en el que Occidente otrifica a Oriente o a todo lo que está más allá de esa línea imaginaria que trazó Occidente, congelando a estas poblaciones a pasados arcaicos, y las fantasías colonialistas acerca de las mujeres con velo, burka, encerradas en harenes, infantilizadas y dignas de discursos paternalistas y victimizantes. No olvidemos que Hegel habló de Oriente como “la infancia de la historia”. Edward Said en su obra magnífica Orientalismo afirmó que “Especialmente que desde el punto de vista europeo, Oriente era casi una invención europea, y desde la antigüedad, había sido escenario de romances, seres exóticos…”.

Por cierto, una carga exotista presente desde personajes que principalmente se depositan en las mujeres, que cargan con estereotipos muy fuertes, y que produce su inferiorización y paternalización por Occidente y la retórica salvacionista. Esto también está presente en trabajos de otras colegas como Lila Abu-Lughod “Sentimientos velados”; o el libro de Zahra Ali “Feminismo e Islam”, en “La cárcel del feminismo” de Sirin Adlbi Sibai. Hay muchos textos que fueron fundantes de toda esta discusión que hace mucho sentido desde el feminismo descolonial que brega por la descolonización de las mujeres. En síntesis, esta creciente islamofobia y ese binarismo Occidental vs la barbarie, como ya mencioné fundan esa necesidad de ser salvadas. Ahora bien, en una entrevista reciente que salió por Anred defino una nueva retórica salvacionista, que viene de la mano del orden fundamentalista que se exacerba cuando el territorio es intervenido por potencias extranjeras, siendo las mujeres y sus cuerpos los territorios donde se libran estas guerras. La exponente más importante en esta línea es Rita Segato, quien la llama “la guerra contra las mujeres”

Respecto de que si ¿Existe un feminismo islámico y musulmán y cuál es su perspectiva?  Como expresión el concepto de feminismo islámico apareció en la Revista Zanan de Teherán fundada en 1992 por Shahla Sherkat; por la investigadora saudí Mai Yamani en su libro Feminisms and Islam de 1996. Luego, aparece en Turquía por Yesm Arat, como en Sudáfrica la militante Shamina Shaikh, lo utilizará también. Mientras estas autoras se identifican con el término identitariamente, el libro de la socióloga marroquí Fatima Mernissi titulado Women and Islam: An Historicak and Thellogical Enquiry es considerado uno de esos textos fundantes de un nuevo paradigma aunque ella se considera laica y no musulmana.

Como tal los feminismos “islámicos” fueron moldeados más enfáticamente a partir de los años noventas, en las discusiones de académicas, activistas, en continuidad del pensamiento reformista  musulmán de un regresar a las fuentes “Corán y Sunna”, según el planteo de Zahra Ali. Tal asociación entre “feminismo” e “islam” significa indagar las razones de por qué nos preguntamos, dice esta autora, tanto por esta relación obsesiva entre mujeres musulmanas y religión, y mucho menos, por ejemplo, por las mujeres en el cristianismo o judaísmo. Ella nos confirma una idea clave, pues hablar del “mundo musulmán” implica reducir una pluralidad de diversidad étnica, de lenguas, de culturas, de formas de vivir la feminidad y la masculinidad. En verdad, la homogeneización siempre encierra una cosificación que es la estrategia que usa el colonizador. Ello lleva a un esencialismo y un feminismo colonialista, cuando lo que proponemos desde la vertiente de los feminismos descoloniales, antirracistas, es descolonizar estas lecturas y deconstruir estas ligazones automáticas que adrede olvidan la densidad histórica. Y ello aplica a las propias universidades y muchas revistas, muy limitadas o miopes para poder estar a la altura de mantener una conversación sin confundir posiciones teórico, epistémicas y políticas, o a banalizar el tema, sirviendo a los intereses de reproducir la dominación vía la orientalización de estas mujeres. O bien representándolas, hablando por ellas, sobre ellas y no cerca de ellas. Este gesto colonialista dentro del feminismo define las violencias simbólicas que atraviesan sus cuerpos.

APU: ¿En Afganistán, los movimientos de mujeres se fortalecieron en los últimos años o se occidentalizaron?

KB: Ello dependerá de qué comprendemos por occidentalización. Musulmanas habitan Occidente. Veo que suele confundirse occidentalización con modernización, con la idea de que los valores liberales occidentales permeen estas sociedades y automáticamente estaremos en presencia de mujeres emancipadas, sociedades “libres”,  “seculares”, “con equidad de género”, respetuosa de la diversidad y de los derechos humanos. Pareciese que todo cae en el binarismo que refuerza los esencialismos. El feminismo islámico trasciende esas fronteras entre Oriente y Occidente. Sea en países de mayoría musulmana, e incluso en comunidades que se establecieron en Occidente, en la diáspora se va resignificando en contextos situados.

Por otro lado sería un error considerar únicamente como valor de verdad a las definiciones académicas sobre los feminismos islámicos. Mientras se omita, invisibilicen o se pierda la riqueza de las luchas de las mujeres musulmanas contra las formas patriarcales que imperan desde antaño en la región. Como en el mundo tal como lo conocemos. El patriarcado existe antes que las religiones, las cuales se fundan en él. Si bien, hay disputas de poder entre académicas, las que definen que el género es un invento de la modernidad y quienes se contraponen. Una corriente autodefinida feministas islámicas demuestran que la Medina era menos patriarcal que la sociedad de la Meca, de la cual deriva nos confirma Ali la primer sociedad musulmana. En los últimos años, hay corrientes feministas que se dedicaron a revisar las mediaciones de los hombres que interpretaron el Corán, lectura proscripta para las mujeres, y buscar las huellas de la dominación masculina en las sagradas escrituras. Este movimiento especialmente se dan a partir del acceso de las mujeres musulmanas a las universidades, posteriormente a los años de 1970 cuando emerge el discurso politizado del islam o “islam político” promoviendo una modernización, entre ellas, las reivindicaciones feministas ligadas a los valores que promueven las representaciones de las mujeres occidentales.

Sobre si se fortalecieron en los últimos años, ellas mismas deben responder. Aunque por cierto, como dijo Spivak en su clásico texto que doy en mis clases: “¿Puede el subalterno hablar?” cuando se trata de las mujeres se encuentra aún más a oscuras; aún más en territorios de ocupación, poner el cuerpo sobreviviendo cada día de sus existencias, exige estar en una realidad supremamente violenta.