Urondeanas: Paco y los poetas de hoy

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Urondeanas: Paco y los poetas de hoy

20 Agosto 2016

Expondrán sobre su obra poetas, periodistas y críticos donde analizarán contexto histórico, estética, estilo y función política de la obra del autor, el desarrollo en el tiempo como poeta y de la poesía de la época, dando un marco general en el que se puede entrever la coexistencia de las distintas vertientes en la producción de Paco Urondo, es decir, militancia, periodismo, escritura y particularmente poesía, además de revisitar aspectos de su trabajo en ensayos como Veinte años de poesía argentina, obra fundamental en la crítica literaria Argentina.

Participan Miguel Gaya (poeta), Daniel Freidemberg (crítico y poeta) y Liliana Daunes (periodista).

Además contará con un ciclo donde poetas jóvenes reescribirán algunos poemas del autor. Con la intención de ver la permanente influencia que ha tenido en las últimas décadas en la producción literaria nacional y el diálogo que se entabla con poetas de las últimas generaciones, en este caso poetas comprometidos con la realidad, cada uno con sus singularidades y estéticas repasarán y actualizarán el legado del poeta.

Participan los poetas Julian Axat, Flor Codagnone, Emiliano Campos, Miguel Martinez Naón, Gito Minore, Juan Cruz Guido, Leo Gabilondo, Rocío Muñoz.

Las actividades tendrán lugar el 25 de agosto, a las 19 hs. en la sede del Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201)

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Agencia Paco Urondo: Hablando de Rimbaud en la CGT y pensando en la poesía y la política, la poesía y la militancia ¿cómo pensas esas dualidades?

Julián Axat: Yo vengo de los organismos de derechos humanos, a través de H.I.J.O.S llegué a la política. La política siempre tuvo para mí ligada a la recuperación de la memoria, con el tiempo me empecé a meter en el Estado como funcionarios de la justicia. Mi militancia fue para esos ámbitos. Y como, mientras tanto, siempre escribí poesía, convivía en mí una especie de diario de poesía como hijo, y después empecé a hacer un diario de poesía como funcionario judicial. De ahí nacieron, por ejemplo Musulmán o biopoética.

APU: En ese libro recuperas casos de las entrevistas que le hacías a los pibes como defensor.

JA: Eran pibes que asesinaban a policías y después eran perseguidos. Es un diario de poesía de un defensor de pibes pobres, de pibes chorros. Con la idea de hacerles un elogio o una lírica sobre la defensa de los pibes.

Cuando dejé de ser defensor de pobres y ausentes empecé a pensar un poco más la poesía con el problema del Estado hoy. Y eso me llevó a la presencia de los pibes en la política, la nueva militancia, la creencia en la política después de 2001/2003. Siempre con la idea de que la política es muy mesurada, racional, obedece a instancias burocráticas, y en cambio la poesía va mucho más allá: la poesía es la imaginación, no tiene un límite, no hay una racionalidad poética. El poeta rompe las racionalidades del político, la poesía es acción.

APU: Es poiesis.

JA: Claro, por eso Rimbaud en la CGT es primero la tapa. Qué pasa si mezclamos la biblia con el calefón, si ponemos al poeta más maldito de los poetas y sacamos a Moyano y construimos la farsa de Rimbaud irrumpiendo en la CGT. Esto es surrealista, es una contradicción. Para mí la poesía rompe los cánones de la política y está bueno que los pibes también entren en la política sin una mesura. Nuestros viejos tampoco tenían tanta mesura porque, si tomaron las armas, tuvieron un rol militante, una entrega, como Paco Urondo no pensaría tantos límites en la política.

Hoy en día hay muchas limitaciones para pensar la política. Yo veo a los pibes de La Cámpora o el Evita o cualquier organización de izquierda, y veo mucha mesura, mucha obediencia al superior, mucho miedo, mucha limitación. Y yo lo que quería era frescura, ruptura de esas verticalidades. El libro es una discusión con esos órdenes burocráticos de los pibes para hacer política. Esas mesuras, para mí, hay que romperlas todas. Creo que demuestra la derrota de 2015 esa mesura de los pibes, tenemos que empezar a discutir a los superiores, sin caer en el asambleísmo, me parece importante tomar registros de lo poético para desbordar esas limitaciones que los propios militantes se imponen o que las jerarquías de la militancia imponen.

APU: Entonces Rimbaud en la CGT lo que busca es criticar esas instancias burocráticas. Un breve poema de ese libro dice “La Poesía/ habla /todo el tiempo del Estado”

JA: En los 90 había una idea de que la poesía se retire del Estado o que por lo menos esté lejos. A partir del 2001 la estatalidad aparece con una presencia fuerte en la sociedad, no sólo porque hay políticas públicas que el gobierno kirchnerista decide implementar, sino porque el mercado empieza a tener una regulación fuerte. Creo que la poesía no puede dejar de mirar eso, no digo que la poesía es parte del Estado, digo que el Estado es un problema más. Entonces el poeta también lidia con el Estado, pensar qué es la estatalidad.

El Estado no financia a los poetas, lamentablemente. No edita sus libros, no los ayuda. Aunque esto no sucede, a mí me gustaría que el Estado edite o tenga una política de edición de poetas, como en Cuba, Venezuela, como alguna vez ocurrió en Rusia, como alguna vez existió en la Argentina.

APU: En eso hay dos ejemplos que merecen ser recordados, Jorge Álvarez y Boris Spivacov.

JA: El propio Fogwill alguna vez pensó en alguna edición, Tierra Baldía, y pensó los mecenazgos municipales. Me parece importante pensar que el Estado es una maquinaria innecesaria pero necesaria también. Por lo general los poetas piensan el Estado como una enemistad, yo pienso que hay que pensarlo como problema, el poeta es resistente a todas las estructuras pero hay que torcer esa estructura y las estructuras gremiales y burocráticas.

APU: ¿El kirchnerismo tuvo, de acuerdo a  tu opinión, algún tipo de política con respecto a la poesía?

JA: Nunca se hizo cargo, por ahí un poco al final. pero no para que tengan espacios, presencia, mecenazgo, acompañamiento. Que la poesía vuelva a tener un lugar como registro del habla, de la palabra, en ese sentido el mercado trabaja para la novela best seller. Por ahí para la narrativa argentina, pero lamentablemente entrás a una librería y la poesía tiene un espacio muy pequeño. Y el Estado tiene que tener una política cultural que apoye a la poesía y a los poetas que están perdidos, autoeditándose. Volvemos a los 90 y a la cualquierización poética que implica que cada uno siga usando los formatos de las redes, está bueno leer poesía en Facebook pero también necesitamos los libros de poesía. No digo que la promueva sólo a nivel nacional sino también a nivel provincial.

APU: Yendo más para atrás ¿cómo ves a Paco hoy, su presencia en la poesía actual y en tu poesía en particular?

JA: En mi poesía está todo el tiempo, desde chico. Cuando leí los primeros poemas de Paco lo que me pasó fue haber escuchado hablar de él en H.I.J.O.S., leí los poemas de su última etapa que también eran parte de nuestra militancia en derechos Humanos y que se filtraban. No puedo dejar de recordar que Gelman siempre estuvo cerca de H.I.J.O.S, sobre todo desde ese libro Ni el flaco perdón de dios donde de alguna manera aparece la figura de Urondo. Después accedí a algunos de sus libros editados por entonces, Cuentos de batalla, la obra reunida que publica Adriana Hidalgo, y eso me marca mucho y empiezo a reescribir poemas de Paco, sobre todo en Servarios trabajé con el registro de Paco, quizás menos conversacioneal, más de vanguardia, esa etapa más cercana a Edgar Bayley y Raúl Gustavo Aguirre, un poco más herméticos, me interesaba trabajar ese registro de transformación de la palabra. Hoy en día Paco es un poeta que me está hablando, siento que cumple una función epigonal en mi poesía. 


Respecto a los poetas de mi generación, en los que nacimos a fines de los 70, principios de los 80, no creo que Paco tenga una presencia fuerte, no veo que piensen o sientan que la obra de Urondo sea una presencia cuando escriben, pensando en las influencias, en la forma de las influencias de los poetas. Cuando publicamos una antología que se llamó Si Hamlet duda le daremos muerte con Emiliano Bustos y Nicolás Prividera nos preguntamos cuánto de Urondo había en la poesía de los 90, de los llamados "poetas de los 90" y entendimos que había muy poco porque la revalorización de la poesía de Paco es tardía, obedece a la presencia de Juan Gelman, la revalorización de Horacio Verbitsky, a la presencia de un portal como el suyo y el trabajo que ustedes hacen, a cómo Ángela también encara su propia historia, a Pablo Montanari que también hizo su biografía La palabra en acción. Y también está el juicio donde se descubren un montón de cosas sobre lo que pasó. Hoy en día contamos con una imagen de Urondo mucho más importante que hace diez años gracias a todos esos elementos.

Creo que estamos en condiciones, más que nunca, de pensar la figura de Urondo como vida poética. Yo la definiría así, porque si hay algo que no se puede separar en Paco es la acción política y la acción poética; no hay un poeta y un militante, hay un poeta ejerciendo la militancia. Quizás a diferencia de Gelman o de otros poetas donde era más fácil desdoblar ese rol, en Urondo es inescindible el carácter poético de la política.

En concreto, creo que mi generación no ha reescrito suficientemente a Urondo, no lo ha pensado, no se ha dejado susurrar, creo que hay una deuda generacional con él y estaría bueno que se salde, me parece interesante que APU proponga esa vuelta a su poesía, que se pueda reescribir, porque es un ejercicio de experimentar con su legado.

Escribe Paco Urondo:

Del otro lado de la reja está la realidad, de

este lado de la reja también está

la realidad; la única irreal

es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien

si pertenece al mundo de los vivos, al

mundo de los muertos, al mundo de las

fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción.

Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel

cuerpo, ese vaso de vino, el amor y

las flaquezas del amor, por supuesto, forman

parte de la realidad; un disparo en

la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos

gritos irreales de dolor real de los torturados en

el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía

cualquiera

son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la

realidad. La única aparente

es la reja cuadriculando el cielo, el canto

perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz

fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia

porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como

la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia

estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia

del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro

como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria

o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su

realidad.

Aunque parezca a veces una mentira, la única

mentira no es siquiera la traición, es

simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

 

(Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973).

 

***

Escribe Juliàn Axat:

El “Kitu” profetiza que la reja espera


Del otro lado de la realidad está la jaula
de este lado de la realidad también está la jaula
la única real es la jaula
irreal la realidad

Aunque no se sabe bien
sí se sabe de ciertas pertenencias
aquellos deambulando en eso que suponen "la realidad"
fumadero con lo que queda de rascar el fondo de la olla
inocencia invernal y ellos la infra-realidad

Un tipo de miedo vendido por mercenarios
escuadrones del ébano trafican caucásicos
para que todas las comunidades tengan jaulas al aire
hace retornar pueblo vecino amordazado de vecinos
por el Ente y no por el Ser del aire o del Foro

Clavel que florece y subsiste sin maná
Porque aunque parezca una mísera verdad
la única mentira no es siquiera la verdadera traición
es simplemente la reja que cuadricula el cielo real
la derrota de nuestra realidad
y el puño
con el que no astillamos la jaula

El grito del mundo que viaja y es escuchado
a treinta años vista por otro como por él
en el mismo lugar que divide la reja en dos
en tres y así...

Hasta que llegue de una bvez
quien no creerá en ella

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