¿Qué es un militante?

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¿Qué es un militante?

18 Noviembre 2012

Por Juan Ciucci l El relato de la película de Néstor comienza con imágenes de la represión del 2001. Parece inobjetable tomar como punto de partida ese cumulo de reclamos que el Pueblo expresó en las calles, aunque resulte aun incierto comprender qué era lo que eso expresaba. El kirchnerismo es hijo de esas jornadas, y en su interior aun pugnan todos aquellos planteos que allí estallaron.

Distante es sin embargo la violencia que el Estado desplegó sobre esas masas manifestantes y que el archivo nos devuelve. Tanto es así que al tiempo que nos recuerda las costumbres de aquella práctica represiva, nos devuelve la imagen del respeto a los derechos sociales y humanos que en al actualidad son predominio.

Los muertos se suceden en la pantalla, en esas jornadas del 2001 – 2002. Hasta llegar a Maxi y Darío, y lo que significó el final de una etapa que enlutó una democracia que permanecía ligada a complicidades con los intereses neoliberales.

Paula de Luque utiliza mucho material de aquel 25 de Mayo de 2003, en que asumió Néstor. La cámara parecía sorprenderse con aquel hombre que escapaba a los parámetros del protocolo, que se acercaba al Pueblo congregado en la plaza, que sufría un corte en su frente y caminaba entre la muchedumbre feliz y agotado. Ese nacimiento podemos verlo ya con un tono mitológico; esas imágenes nos devuelven una Argentina incierta, que en esas calles recibía a un presidente que era pura potencia.

Los márgenes del archivo conocido, nos permiten reconfigurar nuestra construcción de la memoria que de estos años estamos realizando. Todo ese material que aquí vemos acompañando las imágenes que ya conocíamos de Néstor, es desde donde podemos encontrar la multiplicidad de futuros que es el kirchnerismo. Nos sorprende ver la escena completa del día en que obligo a que bajaran el cuadro de Videla. La caminata previa, su mirada a los militares que iba saludando, la tensión que se percibe en quienes allí trabajan. Luego aparece la imagen conocida, el punto exacto del suceso, y el cuadro que es bajado por el Jefe del Ejército. Esos momentos previos y posteriores, clarifican la consolidación de la memoria, y problematizan el modo en que necesariamente construimos los relatos de nuestra contemporaneidad. Cuando el archivo aparece, nos reconfigura, brinda otros matices a esa historia que ya comienza a solidificarse.  

 Al cumplirse dos años de su muerte, Néstor comenzó a ser repensado por sectores que lo combatieron ferozmente, o por aquellos que intentan interpretarlo para ajustarlo a sus propios intereses. La película brinda la imagen de la potencia militante, que encarna Néstor, como espíritu transformador. Cristina eligió la escena del auto varado en la nieve, al cual Kirchner empuja junto con otros en medio de una desoladora tormenta de nieve patagónica. Esa tenacidad, es la que su compañera de toda la vida rescata. Y es la que De Luque grafica, con los testimonios de aquellos que lo conocieron. O la imagen y las luchas de quienes lo continúan, o reciben en sus practicas militantes su legado.  
Es que la pregunta que nos deja la película es la que hemos elegido como titulo de esta breve reseña. ¿Qué es un militante, qué es la militancia? ¿Qué cúmulo de fuerzas y esperanzas lo compone? ¿Cómo no ver esa furiosa fe militante en las palabras de Néstor de 2003, cuando nos proponía un sueño? En esa Argentina devastada, los sueños parecían perdidos, asesinados por 30 años de complicidades. Sólo la perspectiva transformadora podía impulsar todas las pequeñas esperanzas en un camino de transformación política.

Quizás el tiempo para poder dimensionar las horas que hemos vivido, no ha llegado. Estamos aun inmersos en esa actualidad, y las imágenes nos recuerdan lo cerca que aun sentimos todo lo que nos pasó. Esta película es un síntoma de esta época, cruzada por las batallas que Néstor inició y condujo, pero que aun no hemos resuelto. Este 2012 late en la pantalla, por los conflictos que enfrentamos, tanto con las patronales como con las disputas de sectores del campo popular. La sala se convierte así en un campo de disputa, de batalla. Se suceden aplausos y silbidos, insultos y lágrimas. No puede ser de otra manera, estamos en medio de la refriega. Quizás esta película nos sirva para recordar nuestro camino, tomar aire, y prepararse para lo más difícil, que siempre nos  espera.