"Los tímidos", de Raúl Kersenbaum: relatos sobre la gente común en los años de Dictadura
En Los tímidos (Clara Beter Ediciones, 2024), libro que reúne relatos y una obra de teatro basados en testimonios, Raúl Kersenbaum nos recuerda cómo vivía la gente común en la Dictadura (1976-1983). Lidia Rocha y Gerardo Curiá lo entrevistaron para Moebius en la radio y hoy comparten dicha conversación con los lectores de AGENCIA PACO URONDO.
Agencia Paco Urondo: ¿Quiénes son los tímidos y cuál es la relación de este título con la frase del general Saint Jean, gobernador de la provincia de Buenos Aires, en 1977, donde advierte que los gobernantes van a matar a los subversivos, luego a sus colaboradores, a sus simpatizantes, a los indiferentes y por último a los tímidos?
Raúl Kersenbaum: Bueno, los tímidos son la gente común que, sin haber sido detenida ni torturada, sufrió las consecuencias de los atropellos de la dictadura. Son aquellos que, sin haber militado ni participado en acción alguna, simplemente guardaban silencio, más allá de que tomaran una posición o no en contra del régimen.
APU: A partir de esta idea general acerca de los tímidos, vamos a lo particular. Elegiste el relato de algunos “tímidos” que sufrieron la dictadura 1976-1983 de la Argentina. ¿Cómo fue el proceso de selección?
R.K.: Cuando nació la idea de escribir acerca de los tímidos y fui manifestándosela a amigos y conocidos, empecé a preguntar por experiencias de ese tipo en aquella época. Muchos se interesaron y no sólo relataron lo propio, sino también refirieron experiencias de terceros. Eran relatos coloquiales, charlas de café, te diría.
APU: ¿Por qué creés que estas historias merecen ser contadas?
R.K.: Creo que, en particular, este aspecto de la dictadura nunca fue encarado y me pareció interesante desarrollarlo. Y tanto mejor si estos relatos llevan a la reflexión y sostienen la memoria. Por otra parte, me parece fundamental señalar que la dictadura no sólo dañó a los desaparecidos y a sus familiares. La dictadura le hizo daño a la sociedad toda.

APU: Vayamos al género de tu libro, al cual podríamos llamar “mixto”; breves narraciones seguidas por una obra de teatro. ¿Por qué ambos géneros?
R.K.: La realidad es que mi objetivo era escribir la obra de teatro. Yo había dirigido e interpretado un par de cuadros de Terror y miserias del tercer Reich, de Bertolt Brecht. Esa obra trata sobre escenas de la vida cotidiana en la época anterior a la guerra durante el nazismo. La obra me resultó fascinante y vi en el método del distanciamiento un modo muy valioso de llevar al espectador hacia la reflexión. Pero, para eso, elegí primero dedicarme a los relatos y después adapté los que se adecuaban a la dramatización. Recién entonces construí los cuadros que conforman la obra teatral. Al principio no sabía si todos los relatos iban a ser apropiados para la obra, pero me pareció interesante seguir en esa línea. Por eso hay más cuentos que cuadros.
APU: Cuando leía las historias de Los tímidos, recordé Underground, de Haruki Murakami, donde (con cuidado, respeto y revisión) pone el testimonio crudo. Ambos libros exploran hechos trágicos y me preguntaba por qué elegiste un registro ficcional para tu obra.
R.K.: Al trabajar en una obra teatral, ya de por sí se da un fuerte hecho de ficcionalización. Por otra parte, en los relatos, no hice un trabajo de documentación: no grabé las conversaciones con las personas que me contaron estos hechos, no llevé un registro minucioso con nombres y fechas. Partí más de lo conversacional.
Por una parte, no soy historiador. Por otra, hay que ver qué efecto habría tenido el querer grabar todos esos testimonios. Todavía hoy hay mucho silencio sobre lo que pasó en ese tiempo. De hecho, hay un libro que habla sobre este silencio que se llama Conviviendo con el silencio, de Leonardo Fleischmann y Griselda Fernández.
APU: Como dijimos, la segunda parte del libro es una obra de teatro. ¿Ya se ha estrenado, existe una propuesta en firme para su estreno o una expectativa de que alguna vez pueda ser montada?
Por el momento estoy tratando de mover el libro para ver si se puede llegar a hacer una puesta en escena. Hay dos directoras que trabajaron algunas escenas, pero por ahora no se dio una oportunidad de representarla.
"La dictadura le hizo daño a la sociedad toda".
EN EL PLACARD
Era de noche. Mamá me hizo señas para que no hiciera ruido, me destapó y me levantó de la cama en brazos. Yo estaba medio dormida y confusa. Sin otra explicación, me hizo esperar frente al placard de su dormitorio y abrió las puertas. Corrió un par de valijas para hacer lugar, nos metimos adentro y cerró.
Yo tenía nueve años y recién a los quince supe lo que había pasado esa noche.
Vivíamos en la calle Moctezuma en el Barrio San José en una casa con un jardín al frente.
Cuando iba a la escuela, los días transcurrían demasiado lentos para mi gusto, mientras que los fines de semana volaban. Los momentos que más disfrutaba eran los sábados cuando se reunía mi familia y jugaba con mis primos. Los mayores hacían sobremesa y bajaban la voz cuando hablaban de política. En realidad, era mi tío Manuel el que empezaba la conversación y siempre traía una revista que mi mamá quemaba cuando él se iba.
Esa noche, a eso de las cuatro de la mañana, mi mamá se despertó por un ruido de motores que venía desde la calle. Miró a través de las hendijas de la persiana y vio unos autos que se estacionaban frente a nuestra casa. Entonces decidió no encender las luces y nos metimos dentro del placard entre la ropa y el olor a naftalina. Desde ahí escuchamos algunos gritos y después un silencio que siguió por un par de horas. Cuando salimos, ya estaba clareando. Supimos que unos hombres de civil se habían llevado a los vecinos, una pareja de la edad de mi tío. Tal vez habían venido por él y se equivocaron de casa, dijo mamá.
Nunca supimos nada más de ellos. A mí me sigue asustando la oscuridad y todavía me acuerdo del temblor de mamá y la presión de su mano cuando me tapaba la boca.