La Masacre de Napalpí

  • Imagen

La Masacre de Napalpí

20 Julio 2013

 

APU: ¿Cómo surge la investigación de esta historia?

Pedro Jorge Solans: La investigación periodística surgió después de varios años, tiempos de reconciliación que tuve como chaqueño con la historia de mi infancia. Yo nací en Quitilipi, Chaco, a pocos kilómetros de donde ocurrió la masacre de Napalpí en la Colonia Aborigen Chaco, que en ese tiempo 1924 se llamaba Reducción de Indios.

Mi abuelo materno, Carlos Ferro fue uno de los primeros pobladores de Quitilipi, era un joven gerente administrador de una desmotadora de algodón y, como tal, partícipe directo de la explotación de ese monocultivo. La masacre de Napalpí (19 de julio 1924) se produce en el marco de la fiebre del "oro blanco" o sea del algodón, generado desde afuera por los intereses ingleses que se habían quedado sin materia prima para su principal industria que era la textil.

A ellos los proveían India y EE.UU., pero a raíz de la Guerra de la Secesión y de las infestaciones del picudo algodonero debieron salir a buscar nuevos horizontes. Encontraron en Argentina, Paraguay y sur del Brasil campos propicios y un beneficio más, "mano de obra barata", con la utilización del aborigen como carne de cañón. Esta situación fue impulsada por el gobierno nacional del radical Carlos Alvear que abrió las puertas a las políticas de expansión inglesa sobre las tierras fiscales desde el consulado instalado en Rosario.   

APU: ¿En qué consistió la Masacre de Napalpí?

PJS: La Masacre de Napalpí ocurrió en la Reducción de Aborígenes de Napalpí creada por el socialista Enrique Arribalzaga que presidía la Comisión Protectora del Indio. Todavía se pensaba que el aborigen no tenía condición humana. Las Reducciones tenían como objetivo domesticar al aborigen y hacerlo productivo, incluirlo al sistema capitalista como mano de obra barata. Sacarlo del monte y transformarlo en sedentario donde se le instruyeran normas cristianas.

En esa situación se logró que las cosechas de algodón sean a precio más ventajoso para Inglaterra, y el gobierno nacional pregonaba que el país sería una potencia mundial atractiva como agroexportadora de algodón.

Cuando los aborígenes y criollos no soportaron más las condiciones inhumanas de trabajo, maltrato, y promesas incumplidas, como no cobrar, no comer, trabajar a destajo, los aborígenes quisieron volver al monte, o dejar de trabajar o irse a la zafra. Entonces, empezaron las presiones de los colonos -hoy Sociedad Rural- al gobierno del Territorio Nacional, Chaco todavía no era provincia. A eso se sumó el aporte desestabilizador de la prensa que anunciaba todos los días malones y saqueos contra los pueblos. Eso determinó que el interventor nacional Fernando Centeno ordenara una represión ejemplar que escarmiente y reprima cualquier impulso rebelde.

APU: ¿Cómo pensar la participación del Ejercito en esta Masacre, durante un gobierno constitucional?

PJS: El Ejército no participó directamente con tropas, sino que armó a civiles, con carabinas Mauser 1909, para que los propios vecinos colaboren con la policía del territorio nacional y la gendarmería volante que eran comerciantes voluntarios para llevar adelante una carnicería donde se avasalló a la condición humana. Se descuartizaron cuerpos, se implementó el terror, y no se tuvo piedad con niños, mujeres, ancianos, porque se exacerbó el odio, el miedo y el desprecio a los indios.

APU: ¿Por qué cree que estas masacres de pueblos originarios en el norte argentino permanecen tan ocultas?

PJS:
Permanecen ocultas, porque aún los pueblos originarios no están incluidos en la organización liberal del país. Esta masacre permaneció en la historia oficial 75 años como sofocación de una sublevación de aborígenes. A nadie le interesan pueblos con culturas que evidencien contradicciones estructurales. Ellos tienen derechos y fueron saqueados. ¿Cómo se hace para respetar las propiedades comunitarias? ¿Cómo se los repara o se les devuelve el monte o sus tierras? Es más fácil reparar hechos históricos enmarcados en culturas occidentales que tratar conflictos plurinacionales, pluriculturales que tengan otras cosmogonías.

APU: ¿Cuál es la actualidad de estos pueblos?

PJS:
Hoy se ha avanzado muchísimo, pero aún estamos lejos de ser un país seriamente plurinacional como lo somos. Tenemos muchísimos pueblos en nuestro conjunto, y no todos los argentinos somos iguales, pero decimos que están representados pero en realidad lo que se hace es desnaturalizarlo. ¿Se vio algún mapuche, toba, mocoví, aymara en el Congreso? Cómo se resuelve la problemática de las tierras sin una reforma agraria, pero, pregunto, ¿la mayoría de los argentinos apoyarían una reforma agraria para resolver los problemas de los pueblos originarios?