César Brie: la leyenda teatral más presente que siempre

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César Brie: la leyenda teatral más presente que siempre

01 Septiembre 2017

Por Agustín Pisani y Boris Katunaric

Agencia Paco Urondo: Estuviste en Italia, en Bolivia, en Dinamarca como actor y director, con una trayectoria importantísima y ahora tenemos la suerte de que estés en Buenos Aires.

César Brie: He vuelto al rancho como se dice, al redil. No sé si me voy a quedar aquí en Buenos Aires, creo que no; creo que me voy a ir al interior a trabajar pero un pie en Capital tengo que tener para hacer las obras.

APU: Si bien a nivel cultural hay una oferta impresionante de obras, también hay que señalar que estamos viviendo un momento de dificultades como para acceder a obras teatrales por una cuestión de bolsillo. En este contexto vos tenés seis obras en cartelera, lo que resulta casi quijotesco.

César Brie: No sé si es quijotesco, yo siempre trabajé así. Ahora las seis obras se van a volver cuatro o cinco porque estoy bajando alguna, como “La mansa”, porque una de las actrices hace otra obra y entonces tiene que cambiar horarios. Nunca hice nada porque había plata, siempre busqué el dinero para hacer lo que quería y cuando no lo encontré, lo hice lo mismo. Para mí la regla es esa: que no sea el dinero el que me haga decir las cosas sino buscar dinero para hacer lo que uno quiere. Muchas veces no lo encontrás, casi nunca lo encuentro. No estoy acostumbrado a ser producido, la primera vez que tuve un agente de prensa fue el año pasado, jamás había tenido uno en mi vida, no sabía lo que era. Pero bueno, así he hecho toda mi vida mi carrera. “La mansa” es con dos alumnos míos, muy buenos actores ambos. Abril está nombrada ahora como actriz revelación del año para los premios ACE, Iván es un actor espléndido, jovencísimos los dos. Con ellos hice esta obra e incluso me vine cinco días de Italia para poder terminar el montaje de luces y hacer los últimos ensayos. No pude estar en el estreno porque el mismo día tenía mi función en Ancona, así que me volví para allá.

APU: Para vos debe ser común porque es parte de tu paradigma teatral, pero para uno que concurre no siempre se encuentra con el propio director cortando la entrada o recibiendo a la gente, por ejemplo.

César Brie: Mirá, el teatro para mí es un lugar donde se aprende a hacer todo. El teatro es un lugar donde se crean artistas y al mismo tiempo que se crean artistas se crean personas responsables, se crean ciudadanos, personas que saben combinar el trabajo intelectual y el trabajo manual, personas que no le hacen asco a lo más humilde.

Una de las tareas importantes para mí es limpiar el escenario y yo debo decirte que aún hoy en día lo limpio. Antes de la función, e incluso a veces antes de la función de mis pibes, les limpio el escenario. No me crea ningún problema, yo no siento que sea más o menos si hago un trabajo más humilde o menos humilde, es más: creo que todos los trabajos de servicio son los más nobles porque son los trabajos que no son productivos. No creás nada limpiando el escenario, pero creas el escenario en condiciones de ser utilizado de nuevo y ese es un gran respeto que hay que tener para sentir al teatro. Y creo que es muy justo formarse de esa manera. Entonces yo soy técnico, electricista, escritor, actor, director, dramaturgo, músico a veces por lo que me dé la oreja, pero pienso que ninguno de los trabajos del teatro deben ser humillantes. Incluso creo que son necesarios para enseñarte esa alquimia que es el teatro en donde lo manual, lo intelectual, lo creativo, lo duro, cargar y descargar, romperte el lomo, esté todo junto. Que puedas gozar de las mieles y disfrutar de las durezas. Creo que hay que aprender a hacer eso.

Creo que el teatro forma seres humanos completos en ese sentido: te enseña a ser solidario, a crear, a cargar, a usar tu cuerpo, te enseña la fatiga y te enseña también la belleza que es el agradecimiento del público, después. Cuando el público se acerca y te dice que le dijiste algo que le tocó el corazón y uno en realidad lo hace por eso, eso es lo maravilloso.

APU: A lo largo de tu trayectoria tuviste momentos adversos (en Buenos Aires exiliado o en Bolivia, donde te la hicieron pasar mal), lo que da la sensación de que terminan expulsándote del territorio donde desarrollas tu arte, quizás porque generás incomodidad.

César Brie: Yo siempre digo que el arte une y la política divide. Yo me autoexilio porque uno de los compañeros de la comunidad teatral con la que yo trabajaba en los 70 fue raptado y torturado (Horacio Czertok). El grupo escapó y yo me quedé. Al mes y medio me llamaron desde Italia pidiéndome que fuera y me mandaron un pasaje de avión y yo me fui. Esto fue un año y medio antes del golpe de Estado. Entonces digamos que comenzaba la Triple A. Si me hubiera quedado haría parte… (en referencia a los desaparecidos). Digamos que porque era muy bocón, muy inocente y yo estaba ahí. Trabajaba, hice activismo político a fines de los años 60 e inicio de los 70. No estaba en una organización guerrillera, absolutamente no. Incluso discutía con el jefe de la célula con la que trabajaba: “sin fusiles y sin bombas” y él quería que yo ponga con fusiles y con bombas, y yo no estaba de acuerdo. Creo que si bien la violencia de arriba genera la violencia de abajo, la acción violenta es equivocada. Creo que hay que saber trabajar para cambiar las conciencias, y ese es un trabajo mucho más largo, mucho más duro y mucho más noble que agarrar un arma, pero eso es mi posición personal. Eso me obligó a irme. Yo digo que tuve la fortuna de ser un exiliado porque pude hablar, pude aprender, pude conocer otras realidades, otras culturas. Claro, te crea un gran desarraigo y ese desarraigo te lo llevás para siempre.

Cuando decidí volver, volví a Bolivia, no volví a Argentina. Yo no quería volver a Buenos Aires y me fui a un país donde valía la pena ser un inmigrante. Bolivia tiene una cultura tradicional enorme; el quechua, el aimara son culturas presentes, activas, vivas, dinámicas, valía la pena conocerlas, intercambiar, volver a aprender. Aprendí en Bolivia lo que no hubiera aprendido en ningún lado, estoy feliz de los veinte años y enseñé también. Hice mi trabajo, mi escuela. A mí me estudian en los libros y después me siento raro cuando entro a un lugar y de repente la gente agranda los ojos y yo sigo siendo el mismo pibe que trataba de hacer teatro hace veinte años y sigo tratando de hacer teatro a los 63, sólo que me pasó una carrera de años encima, nada más. En el resto sigo siendo la misma persona.

En Bolivia hice un documental sobre un ataque racista en Sucre, que se llama Humillados y ofendidos y se encuentra en YouTube. Es el ataque racista que hicieron el 24 de mayo contra los indígenas que habían ido a recibir a Evo Morales en Sucre, incluso los golpearon delante de la Casa de la Libertad. La Casa de la Libertad es la antigua sede de la primera Universidad de América Latina; ahí es donde estudiaron Mariano Moreno, Castelli y Monteagudo. Allí es donde fue el primer grito de libertad el 25 de mayo 1809, un año antes que aquí, porque esa gente luego estuvo aquí pero lo había hecho un año antes en Sucre. Esto es para quien tiene esa especie de desprecio, los bolivianos hicieron todo antes que nosotros. La realidad boliviana es una realidad muy trágica, muy fuerte, muy dinámica y muy activa políticamente. Hice un documental sobre esa golpiza que había sido organizada por la clase dirigente de la ciudad de Sucre, o sea por el rector de la universidad, la alcalde, el jefe de consejo municipal, senadores y diputados de la República. Me volví en 24 horas de ser el artista que todos amaban a ser el argentino de mierda al que había que expulsar. Hubo incitaciones a golpearme en las paredes, en la prensa escrita, en la tele y en la radio. Nadie me entrevistaba, sólo una radio me entrevistó y finalmente me dieron una paliza. Cuando yo declaré lo que había visto a la comisión de la Cámara de Diputados que había ido a sesionar a Sucre tuve que salir con resguardo policial porque había doscientas personas afuera que me querían linchar.

Después, unos meses más tarde, fue la masacre de Pando en la jungla boliviana. Pando es una región al límite de la frontera con Perú y Brasil. Es una zona de trata de blancas, de contrabando de droga y de armas. Una zona peligrosa, una triple frontera muy picante. Ahí hubo una masacre de campesinos que yo fui a investigar y descubrí cosas que no debería haber descubierto, y que fue responsabilidad de los dos bandos. Por un lado, confirmé la responsabilidad de los autodenominados “cívicos” que hicieron la masacre, pero también descubrí la complicidad del gobierno de Evo Morales, que se había aliado con un fascista local contra el fascista que gobernaba la región. Había un grupo paramilitar que acompañaba a una de las dos columnas campesinas. El primer muerto es un muerto de la derecha, los primeros baleados con balas son de la derecha y después ellos obviamente hacen la masacre. Entonces descubrí lo que no había que descubrir. Además, lo que no descubrió la Comisión de la Unasur, que fue con médico forense, legales y estuvo dirigida por Mattarollo —que es un tipo bastante conocido aquí y fue uno de los abogados que fue preso cuándo fue el juicio de la Masacre de Trelew. Pero Mattarollo no investigó nada, no buscó nada— y descubrí que había autopsias falsificadas, que tres de esas autopsias las había hecho falsificar el gobierno para poder tener preso al gobernador fascista que había ordenado la masacre, y que ahora ha sido finalmente condenado, solo ahora. Estuvo muchos años sin ser condenado en prisión, cosa que tampoco debería ser legal y cuando descubrí todo eso hice un documental que se llama Tahuamanu, y también lo pueden encontrar en YouTube.

Me di cuenta de que si me pasaba algo estaban todos contentos de un lado y del otro, porque yo era incómodo, porque siempre digo que no voy a llevar agua al molino de la reacción pero lo mismo tengo que decir la verdad. Me debo a la verdad, no puedo mentir. Y yo le prometí a la viuda del primer muerto de Hoshiro de descubrir la verdad y cuando descubrí que su marido fue asesinado por los campesinos con un escopetazo a quemarropa (a uno le volaron la cabeza con un escopetazo) la única forma de evitar la autocensura fue decir la verdad. Ese es un axioma del Che: la verdad es revolucionaria. La verdad es la verdad. Nosotros nos debemos a dos o tres cosas. Yo creo que los tres conceptos fundamentales son: solidaridad —y por solidaridad entiendo el ejercicio activo de la piedad—, verdad y justicia. Son las tres cosas y si tenemos ese norte, entonces sí. Yo me debo a eso, y me debo a eso en mi teatro. Lo que hago a través de la belleza y es mucho más grato el teatro que investigar una masacre. Pero me debo también a la verdad en el caso este con el que me encontré, ahí en el medio. Entonces dije la verdad y después dije: “señores tengo dos hijas que amo, las quiero ver crecer, me voy de acá, gracias”.

APU: Nosotros tenemos como motor la frase de Rodolfo Walsh que dice: “La verdad no solo se cuenta, la verdad se milita”; desde ahí, el arte puede ser un lugar de militancia de la verdad, por lo menos de la concepción de cada uno. ¿Cómo lo ves?

César Brie: Yo estoy de acuerdo sobre que es mucho más grato hacer arte que hacer un trabajo de información. En el arte yo me doy cuenta de que tengo muchos espectadores que me vienen a ver y después, cuando rasco un poquito, descubro que votan lo opuesto a lo que yo voto, que creen exactamente lo opuesto a lo que yo creo, pero digo: algunos principios, algunos valores paradigmáticos universales se los pasás a través del arte. No con la política, con la política o estás en un bando o estás en el otro. Por lo menos eso es lo que ocurre, por eso es más grato hacer arte.

Yo creo que todo artista debería tener una relación de responsabilidad con el tiempo presente en el que vive, no solo con su mirada artística sino través de sus opiniones. Por ejemplo, yo creo que hoy en día no debería haber artista que no diga al lugar que va: quiero que aparezca con vida Santiago Maldonado, lo deberían decir todos porque es un paradigma de nuestra historia. Nosotros no podemos permitir a nadie, digo nadie en este gobierno y en cualquier otro, que tenga desaparecido de Estado, el Estado no puede hacer eso porque nosotros ya lo hemos vivido y no debemos permitirlo nunca más. La ministra debe renunciar, los gendarmes que participaron deben ser juzgados y si Santiago Maldonado existe todavía debe aparecer con vida y si no que digan qué han hecho con él. Eso es una obligación. Debemos luchar y no debemos permitir jamás bajar de ciertos niveles porque la democracia tiene que ver con eso. Para mí, la democracia tiene que ver con otras cosas más. Nosotros llamamos democracia a democracias imperfectas. Yo puedo decirte que he viajado por el mundo, he vivido en muchos lados y creo que el país más justo en dónde he vivido ha sido Dinamarca, porque en Dinamarca la democracia se basa sobre muchas cosas: el derecho a la salud, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, el derecho a la expresión, todos los derechos básicos. No tenés democracia solo por elegir a un representante, eso es una parte, sí aquí no hay garantizado un nivel de vida a la gente, si aquí hay gente que vive en las calles, si aquí hay miseria, la miseria no pertenece a la democracia. Entonces, no hay democracia mientras haya miseria, señores lo lamento, pero no hay democracia. Hay que construir un país donde no haya miserables, hay que construir un país donde todos tengan una vida digna de construir, un país donde todos tengan la posibilidad de vivir de un modo humano y yo creo que mientras no haya eso nuestras democracias siguen siendo imperfectas. Es inútil que digamos que es democracia solo por elegir representantes, eso es una parte irrenunciable, en eso estoy totalmente de acuerdo, pero las otras lo son también. Si un Estado hambrea a su pueblo, y aquí ya nos pasó, entonces eso no es una democracia. Aunque elijamos a nuestros cancerberos porque somos nosotros los que los elegimos.

APU: ¿Cómo ves la Ciudad de Buenos Aires para hacer teatro?

César Brie: Buenos Aires y Argentina son uno de los milagros que hay en el mundo, aquí se hace un teatro maravilloso, yo he visto pocas obras feas. He visto un montón de teatro y muy poco feo. Hay un modo de hacer teatro, hay un hambre por el teatro; no hablo del teatro comercial porque no lo frecuento, no tengo el dinero para esas entradas tampoco. Pero he visto tanto teatro maravilloso. La última que vi y que me fascinó fue Como si pasara un tren, la acabo de ver ayer o antes de ayer en el Camarín de las musas, una obra maravillosa. He visto obras espléndidas, hay una actividad cultural enorme.

El sentido del teatro es que la gente tome en la mano su propio destino y aquí todos lo toman en la mano, yo creo que podríamos decir que en Argentina cada tipo de Buenos Aires tiene un psicólogo y hace teatro (risas). Son dos cosas muy comunes acá. Es raro. Hay más actividad teatral en Buenos Aires que en toda Italia junta, no lo sé. Exageraría pero te diría que sí. Seguramente hay muchísima más actividad teatral aquí que en muchas capitales europeas. Yo he vivido gran parte de mi vida en Europa, he vivido en Dinamarca, he vivido en Italia y he recorrido el mundo. Te digo que lo que sucede acá es raro, es maravilloso, por lo que significa que en ese sentido estamos yendo muy, muy bien.

APU: ¿Cómo ves la puesta en escena o el marketing que usan los políticos para engañar, que utilicen la herramienta teatral para engañarnos?

César Brie: Bueno, ese es el viejo teatro, lo hace muy mal. Tenía un amigo actor que se candidateó en elecciones en San Pablo y su eslogan era: “Si vas a votar a un payaso, vota a un profesional”. Gente, por favor, déjense de joder con el teatro, nos dan pena. Sino vénganse a hacer un curso de teatro que le vamos a cobrar muy caro (risas). Quién les cree, por favor, de hecho la palabra “teatro” es muy bastardeada. Cuando la usa un político me da mucho fastidio, el teatro de la situación...qué teatro, de qué hablás, hablá de lo que sabés, hablá de cómo robás plata, hablá de cómo te enriqueces, pero no me toques mi cosa sagrada porque el teatro es sagrado, es un lugar donde se ríe, pero se ríe sagradamente.

APU: Retomando lo sagrado ¿podrías contarnos acerca de las obras que tenés en cartelera?

César Brie: Primero decirle al público que no se van a aburrir. Van a llorar y van a reír, porque las obras mías tienen humor, tienen conmoción y tocan temas que no te dejan indiferentes.

Están Orfeo y Eurídice a las 23:00 hs, los viernes en teatro El Extranjero (Valentín Gómez al 3200). Es el mito de Orfeo visto a la luz de la muerte digna. Es una historia de amor y es una historia conmovedora, bella. Pone un problema ético, si se mantiene con vida o no a alguien cuando esa persona no quiere ser mantenida con vida como un vegetal. Es el tema que planteamos, es el mito de Orfeo y Eurídice visto la luz de ese tema.

Después, en Santos 4040, en Chacarita, hay cuatro obras. Todas el domingo. Una se va a volver a reponer: Te duele, pero todavía no sé cuándo. Esa obra es sobre la violencia doméstica.

También hacemos El viejo príncipe que es una adaptación de El Principito dentro de un geriátrico. Es para todo público. Fue nombrada ahora como mejor espectáculo infantil para los premios Ace a pesar de que hemos tenido poco público. En realidad nadie sabe que estamos ahí, pero al parecer vino alguien de los premios ACE y le gustó. Se ocuparon y nos han nominado, estamos muy contentos. Yo cambiaría todo eso por un poco más de público, pero no importa. Siempre dedico los premios a todos los colegas. El premio es casual, en realidad se premia un movimiento cultural del cual uno es casualmente un emergente, en un momento. Entonces, El Principito adaptado a un geriátrico. Los grandes lloran, los chicos se ríen. Después los grandes tienen que explicar a los hijos por qué lloran y se crea un lindo debate en la familia. Les creamos problemas como tiene que ser. Otra es El paraíso perdido, que es una obra sobre el fin de la infancia, con un elenco de jóvenes, y a las 20:30 está Fui, que es un monólogo personal. Son también los paradigmas del amor, o sea que me ocupo de cosas románticas en ese caso y en general de buscar cómo alborotar los corazones de las personas, ese el objetivo que me propongo.

APU: Y siempre abordando temáticas como la violencia, el amor, universales.

César Brie: A todos los temas que vos decías que yo me ocupo, en realidad los indago a través del teatro. Es mi forma de investigar, de buscar. No busco solamente conceptos, busco también conceptos. Busco poesía y creo que el teatro y el arte son una forma de indagar y descubrir la verdad y mostrarla a través de la belleza. Eso es lo que trato de hacer, por eso me ocupo de temas que a veces son aparentemente difíciles, aunque en realidad terminan siendo siempre solo necesarios.