Carlos del Frade: "Las construcciones sociales son contrarias a los grupos narcopoliciales porque generan libertad de conciencia y autoestima”

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Carlos del Frade: "Las construcciones sociales son contrarias a los grupos narcopoliciales porque generan libertad de conciencia y autoestima”

02 Febrero 2020

Por Norman Petrich

Carlos del Frade repite que aprendió de Rodolfo Walsh eso de que el periodismo es “escuchar bien para contar bien”. Nos pareció que la palabra de este periodista (hoy diputado provincial por el Frente Social y Popular de la provincia de Santa Fe en segundo mandato) cuya labor está volcada en más de 50 libros como Ciudad Blanca, Crónica Negra; Santa Fue: la provincia robada; Postales del ex cordón industrial Rosario y ¿Quién era Feced?, era necesaria para tratar de desentramar en parte la densa red cultural que envuelve a la sucesión de asesinatos ocurridos en la primera quincena de este año en la ciudad de Rosario.

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AGENCIA PACO URONDO: Pareciera que la historia de los Narcos y los pibes de los barrios en Rosario empieza con “Los Monos”… Has trabajado mucho en tus libros los cambios culturales en los mismos ¿Podríamos empezar esta nota haciendo una repaso de esa parte de la historia?

CARLOS DEL FRADE: Desde hace cincuenta años el corazón del capitalismo se alimenta de cinco arterias: petróleo, armas, medicamentos, narcotráfico y trata de personas. La destrucción del cordón industrial y el nacimiento de agujeros negros laborales en los barrios de la región generó no solamente ciudades de "servicios", sino también una gran cantidad de chicas y chicos que no podían tener sostén material para sus sueños. De consumidores consumidos, pasaron a ser soldaditos inmolados en el altar del dios dinero que está detrás de las mafias narcopoliciales desde principios de los años noventa. Por otro lado, la idea del trabajo, fundamental desde finales de los años noventa del siglo diecinueve, comenzó a ser agrietada con la ilusión del crecimiento personal económico a partir de dos de esos flujos de dinero: el contrabando de armas y el narcotráfico.

La decidida aniquilación de la memoria histórica generó, además, la desvinculación con las generaciones anteriores. La destrucción de la fábrica como universo de relaciones humanas intergeneracionales abrió el espacio para el presente continuo y el desprecio a toda forma de raíz o pasado, particular y colectivo. La noción de la muerte como un accidente más profundizó la conciencia de la finitud de la vida y la necesidad imperiosa de crecer económicamente de forma rápida y despiadada. Eso forma parte de una realidad histórica que no suele encontrarse ni en el discurso periodístico ni tampoco en el político.

APU: ¿Por qué los grandes medios tienen sobre estos hechos una mirada unívoca, casi calcada, como un único ojo que apunta siempre hacia el mismo lado?

CDF: Los grandes medios de comunicación de la Argentina son empresas ubicadas en Buenos Aires, capital de un país profundamente unitario. No tienen interés por la verdad, solamente por el show. La sangre derramada de pibas y pibes es una simple variación de intensidad en una ficción permanente y berreta de baja calidad. No es literatura ni tampoco periodismo. Es llenar minutos para entretener.

APU: ¿Quién te parece que está haciendo un trabajo periodístico correcto sobre el tema?

CDF: Las coberturas de los diarios locales y las notas de Germán De Los Santos son muy buenas.

APU: ¿Qué componente cultural lleva a cierto sector de la población a pedir más fuerzas de seguridad casi como única salida?

CDF: Hay un discurso político que se enanca en el miedo y el hartazgo de las grandes mayorías ante la desolación que genera en la vida cotidiana la complicidad de los nichos de corrupción de La Santafesina SA con las bandas barriales. Eso explota, entonces, en el pedido de robocops de fuerzas federales que, con el tiempo, también se incorporan a las zonas liberadas.

APU: ¿Qué significan los clubes de barrio para Rosario y por qué son blancos del vandalismo que no en pocas ocasiones es asociado con el accionar narco?

CDF: Desde hace tiempos las construcciones sociales, desde la militancia social hasta las iglesias y los clubes son contrarias a los grupos narcopoliciales porque más temprano o más tarde generarán libertad de conciencia y autoestima, algo que va en contra de los esclavos que necesitan, para luego ser usados como vendedores o vendedoras o soldaditos.

APU: Otra vez escuchamos la noticia del desembarco de miles de efectivos de seguridad en nuestra ciudad. Este nuevo arribo: ¿es diferente o repetimos pasado?

CDF: El desembarco de las fuerzas federales es pan para hoy y hambre para mañana. Puede servir para disciplinar, especialmente, a los integrantes corruptos de la policía santafesina pero, con el tiempo, según se verificó con Berni en 2014 y con Bullrich en 2016, terminan formando parte del problema y no de la solución. Algunos creen que hoy puede haber otra política. Habrá que ver.

APU: ¿Qué te parece que no debería faltar para que sea verdaderamente otra política?

CDF: Control político sobre las fuerzas de seguridad provinciales y nacionales que incluyan los ejecutivos, legislativos sumados a instancias de control ciudadano.