Afrodescendientes chaqueños: taller y mural por la memoria colectiva

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DOSSIER 8N

Afrodescendientes chaqueños: taller y mural por la memoria colectiva

06 Noviembre 2022

El 3 de octubre sobre las 9.30 de la mañana una pregunta muy particular pero reveladora se dio cita en el Instituto Privado América 179 de la ciudad de Resistencia, Chaco, en la voz de una estudiante, con ojos asombrados al ver llegar a alguien que, desde luego no conocían pero que habían construido idea de lo “distinto”, fue el puente que permitió abordar una propuesta interdisciplinaria, afro centrada con afrodescendientes.

El profesor William Aguirre, oriundo de la localidad de Mburucuyá Corrientes, fue el actor esencial para que también se sumara a esta apuesta la profesora Sandra Franco, directora de I.P.A (Instituto Privado América) U.E.P número 179 y que luego de varias reuniones e intercambios de mails y mensajes se lograra concretar dicha actividad.

La propuesta consistía en brindar información sobre la historia de los afrodescendientes y acercar por otros medios la historia negada, con el propósito de inspeccionar esas distancias creadas por el colonialismo para luego reconocer y valorar los aportes dentro de la historia nacional, que al ser ocultadas se dificulta identificar nombre y hechos referidos a esos grandes aportes. “Sentir, ver y compartir interculturalidad” fue el lema del encuentro, que desde el minuto cero de la interacción con los estudiantes puso en tensión construcciones y concepciones sobre lo afrodescendiente. El proyecto fue dividido en dos etapas: en la primera, brindar información, contenidos y generar instancias de preguntas para llegar a reflexionar sobre dichos temas; en la segunda, se planteó la realización de un mural con símbolos, rostros y concepciones sobre lo afrodescendiente en la vía pública, en inmediaciones de la institución ubicada en la calle Raúl B. Díaz y Marcelo T. de Alvear de la ciudad de Resistencia.

Participaron más de 80 estudiantes en dos talleres a partir de la dinámica desplegada para el momento de presentación, desarrollo y cierre. La dinámica consistía en leer palabras que se entregaban de forma aleatoria y la apertura en diferentes retazos de papeles donde figuraban varias expresiones, estas palabras conectarían para cruzar con lo que se transmite en la escuela y con lo que se oculta en ella. Esas frases como quilombo, ama de leche, falucho, negra, negro, mulata, zambo, candombe, trianguló sentidos y despertó la curiosidades, entre otras cosas. Fue propicio para que se activaran las preguntas y se movilizaran elementos internos de cada uno que conectaron desde el inicio.

"Sentir, ver y compartir interculturalidad” fue el lema del encuentro que desde el minuto cero de la interacción con los estudiantes, puso en tensión construcciones y concepciones sobre lo afrodescendiente.

Los rostros de los estudiantes enfocados, atentos y activos posibilitaba sin reparos aportar datos, generar preguntas, despertar el interés genuino y cogestionar el desmantelamiento de todo lo construido por el colonialismo. Cabe destacar que esta institución es privada pero quienes acompañaron a los estudiantes de 1º a 5º año del nivel secundario no desestimaron la posibilidad y atendieron también sobre lo compartido. El primer grupo fue más atento en su escucha y más reflexivo introspectivamente, mientras que los alumnos de los cursos más altos fueron curiosos y se animaron a manifestar desde su nombre a preguntas que interpelan no sólo a quien está en el centro de las miradas sino también a sus docentes y a ellos mismos, dejando en evidencia la imperiosa necesidad de incorporar contenidos afrodescendientes no como un relleno dentro de la currícula sino como contenidos transversales.

En esta pequeña crónica haremos foco en las preguntas, porque desde luego ellas son la evidencia de cómo y qué tan urgente es incorporar el contenido, abordajes, conceptos, métodos y técnicas desde una perspectiva afro centrada. Cabe destacar también que son necesarias condiciones previas como la escucha, el respeto y la motivación para movilizar la palabra y generar ese aprendizaje significativo, que luego se canalizarán a diferentes disciplinas y aplicaciones en la vida real.

¿A usted le discriminaron de algún trabajo? ¿Se puede acercar, lo puedo tocar? ¿Usted de dónde viene, de qué comunidad? ¿No le parece algo agresivo que solo para estas fechas le inviten a una institución educativa? ¿Cómo aprendió a tocar el tambor?, entre otras preguntas más que permitieron ahondar en campos más profundos de reflexión y práctica.

Al comenzar la actividad, invitamos a que cerraran los ojos y que se regalen este momento para ellos mismos. Luego, como lo hacemos siempre, empieza a hablar y activar la memoria colectiva. Ante la pregunta de cómo se sienten luego de esa acción sobrevienen expresiones que nos hacen pensar varias cuestiones al respecto. Las respuestas se dirigían al mismo punto: siento paz, tranquilidad, relajamiento, calma, memoria…pero también miedo, tristeza y dolor, en las últimas justificaban el de haber visto alguna película donde los esclavizados tocaban el tambor y los remitía a esas escenas.

Resumir más de 530 años de esclavitud y opresión no es fácil, más cuando los tiempos escolares son escasos o se debe priorizar qué información o contenidos son los más adecuados para determinados grupos de adolescentes y estudiantes. Como corolario de esta intervención quedaron vibrando con el toque de uno de los candombes argentinos, el Afroporteño. En el cierre quedan las preguntas entre compañeros, las miradas más cercanas y los abrazos más sentidos, las palabras susurradas, aquellas que manifiestan empatía, las que indican el autorreconocimiento, la valorización, el intercambio respetuoso, las anécdotas: mi abuelo/a era negro, con rulos motas, o tengo una prima con muchos rulos. Y la más presente de todas: ¿cómo saber si soy afrodescendiente? 

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Afrodescendientes chaqueños

Y el aprendizaje sigue, en las paredes de los vecinos que también son protagonistas, los que pasan, los que llegan, los que dialogan, los que interpelan, los que están en desacuerdo. Pero ahí en la vida real, en la vía pública, la fibra muscular del conocimiento tiene otra tónica y desafía tomar la palabra y describir de qué se trata el mural, para qué lo hacemos, quién lo gestiona y qué tiempo lleva concretarlo. A todo esto siempre es poco agradecer en persona, se hace obligatorio dejarlo por escrito, una vez más al profesor Will que se enteró de lo afro en la facultad donde estaba terminado su formación y desde entonces siempre vincula con los espacios y estudiantes, y a la directora Sandra Franco del I.P.A por propiciar este momento con el acompañamiento desde el minuto cero.

Y el lienzo público (mural/pared) requirió de un tratamiento previo, donde se involucraron los/as estudiantes para tal tarea y también en la realización propiamente dicha del mural; donde el diálogo y las decisiones en relación a la paleta de colores nos dejó otros aprendizajes, donde advertimos que ahí también se esconden prácticas discriminatorias y racistas: ¿el rostro y las manos de la mujer africana de qué color deberían ser? Como lo repetitivo y naturalizado la respuesta fue: color piel. ¿Y de qué color sería el color piel?...en esta insistente pregunta es donde se manifestó que ahí es donde radica el racismo y ¡sorpresa!, descubrir que estuvimos repitiendo frases que decían mucho más que definir de qué color pintar una región en una obra de arte.

Los símbolos y los diálogos posteriores sobre la inauguración dieron las condiciones para que los vecinos acompañaran y tomaran la palabra.

“Ante tanto odio y desidia ustedes, con este acto, llevan amor y comprensión a nuestro presente. Nos sentimos orgullosos de que sean capaces de acortar distancias, acercar las historias negadas y silenciadas, embellecer desde la verdad histórica y construir diálogos respetuosos”, fue una de las declamaciones de una vecina que compartió esa mañana del 13 de octubre, primer día de resistencia o del quilombo.

Esta experiencia es una de las tantas que se desarrolla desde el afro activismo en Chaco, resolviendo cada una de las instancias y sorteando cada uno de los obstáculos que presenta el sistema colonizador y racista. Esta nota escrita en primera persona y conjugando en tiempos verbales poco convencionales, sin lugar a dudas un testimonio fiel de cómo los/as afrodescendientes afianzan una etapa de emancipación epistémica e histórica.

Con todo el Ashé, Jao Flor Olivera, afrodescendiente chaqueño. Ngiyabonga.