Una trompada de la realidad
El gobierno de Milei se sostiene en dos pilares principales, la gestión económica y las expectativas grandilocuentes. Inflación y romper con todo el pasado. Estabilización y narrativa refundacional. Un pilar se mira en hechos concretos, el otro se sostiene en símbolos, en gestualidad, en virales, política de redes. Ambos se narran, incluso el pilar de la gestión económica. La baja de la inflación es elocuente, pero ¿estamos mejor? ¿La baja de la inflación alcanza?
Las elecciones vuelven a la realidad offline. Se suspenden por un momento los discursos para cada tribuna, los nichos, los clústers y los hechos se vuelven elocuentes. Las narrativas se ponen a prueba. Así como en 2023 se volvió evidente que el 55% de la población estaba dispuesto a votar cualquier cosa contra el peronismo, hoy la elección pone la realidad delante de la narrativa. Todo no marcha acorde al plan. Es un hecho indeleble.
La elección en la provincia de Buenos Aires fue tan contundente que reconfigura el escenario político. La provincia que representa casi el 40% del electorado está enojada con el gobierno nacional. Si había dudas sobre el sentir popular respecto al proyecto mileísta, las elecciones vienen a mostrar factualidad, hechos concretos.
El sueño revolucionario está seriamente dañado. El choque de la narrativa con la realidad fue frontal. La crisis económica y la crisis política obligan al gobierno a adelantar los planes que tenía para el día después de las elecciones nacionales.
De regreso a octubre
El gobierno, tal como lo vimos, está terminado. No es el mejor gobierno de la historia, no tiene el mejor ministro de economía de la historia. El topo que entraba a destruir al Estado va a tener que volver a la madriguera. El gobierno tendrá que renovar todo el gabinete y su rumbo antes de octubre. La pregunta es si tiene algún margen, un plan B hacia donde direccionar la gestión.
Es de esperarse que el centro de su nuevo discurso se direccionará hacia enfrentar al comunismo ruso-iraní-mapuche-kirchnerista. Generar terror, asustar al electorado no peronista. El recuerdo de las PASO 2019 en donde Macri fue vapuleado por Alberto Fernández se hace vivo. Recuperar diez puntos y apostar a una derrota moderada parece ser la mayor esperanza para las elecciones de octubre. Recuerdo dos: Massa gana las elecciones generales de 2023. Milei baja el tono del discurso y convoca a todo Juntos por el Cambio. Elecciones irrepetibles, pero con un patrón: la campaña es el miedo al otro, yo soy el mal menor.
En el discurso de la derrota Milei propone una distinción. Fue una derrota, dijo, del armado político. La renovación del gabinete debería adelantarse. El mapa del poder interno parecería reposicionar a Santiago Caputo y relegar a los Menem. Karina, en silencio. Y del lado económico todo seguirá igual, o se profundizará. Está dispuesto a terminar de chocarla. A seguir alimentando un relato que acaba de rebelarse ficticio: la economía se está destruyendo. Se corrió el velo. Se acabo la magia. Fue tan desastroso su gobierno que mucha gente volvió a votar al peronismo con tal de mostrar su descontento.
La victoria peronista es tan contundente que lo vuelve a poner en el centro de la escena. Dos años después de su peor fracaso, y sin una autocrítica clara, vuelve a ponerse en el centro de la política. Y dentro del peronismo, Axel Kicillof se acaba de convertir en un nuevo líder. Los focos, las fotos, los micrófonos se centrarán en él, su personalidad, su gestión, su trayectoria, sus propuestas.
El peronismo, que venía desplegando una guerra fraticida, tiene una nueva oportunidad gracias a un pésimo gobierno libertario. La oportunidad y el nuevo liderazgo son un desafío para la principal fuerza opositora. Los tiempos se aceleran.
El gobierno atraviesa una crisis que puede ser terminal. Ya cumplió con todas las tareas autodestructivas. Su épica, su última esperanza, se encuentra en el terror al peronismo. Más que despertar leones, tendrán que despertar al oxidado gorila. Su efectividad tendrá que ver con lo que se presente en frente.
Hoy el peronismo volvió al centro de ring y las miradas se posarán en la principal fuerza opositora. Kicillof parece tener la principal tarea en este nuevo escenario. Contener, ampliar y renovar al peronismo. Si hasta el momento parecía tejer su liderazgo en silencio, desde el domingo le toca hacerlo frente a los flashes. Le tocará hacer la revisión del pasado y mostrar que no es lo mismo a lo que fue. La pelota está en ese “otro camino” que explicitó el gran ganador de las elecciones bonaerenses.
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