Belén Bartoli: “La AFI respondía directamente a Macri, es muy difícil desligarlo de responsabilidades”

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    Belén Bartoli con su libro Espiados
ESPIONAJE MACRISTA

Belén Bartoli: “La AFI respondía directamente a Macri, es muy difícil desligarlo de responsabilidades”

24 Octubre 2022

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube de Gelatina dialogó con Belén Bartoli, periodista y autora del libro "Espiados: un agente, un juez, el poder argentino en jaque", sobre el espionaje durante el gobierno de Mauricio Macri.

Agencia Paco Urondo: Contale un poco a la gente de qué va el libro.

Belén Bartoli: El libro muestra cómo durante la gestión de Mauricio Macri fue una política de Estado espiar casi compulsivamente a todo el mundo, tanto propios  como ajenos. Es un policial formato no ficción, pero con 350 citas. Cada párrafo y acusación que hago, detrás hay un fundamento, fallo, testigo o testimonio que avala lo que digo porque, principalmente, la gran crítica es a nuestro sistema judicial y una segunda gran crítica al periodismo.

Se ve que fue una política de Estado en el macrismo cuando una vuelve e investiga para atrás a través ya de los primeros decretos de quien fuera presidente, que hace que los fondos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) sean reservados y le cede la agencia de escuchas— Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado— a la Corte Suprema. Dio unos primeros lineamientos muy importantes que ya mostraban que Mauricio Macri, lo individualizo, tenía un objetivo fundamental de llevar ese sistema de espionaje, que él implementó tal vez cuando estaba en el ámbito privado, al ámbito público como política de Estado.

APU: ¿Cuándo decidiste que la investigación sea un libro? ¿Por qué elegiste no ficción como género?

B.B: Cuando en 2019 explota la causa voy al juzgado de Alejo Ramos Padilla en Dolores. Un juzgado muy chiquito, todo lo contrario a Comodoro Py, con un solo policía en la entrada. Estaba esperando que me atendiera y, en ese momento, se acercan dos personas muy perseguidas a mesa de entrada. Se presentan y dicen que tienen un pendrive con información para la causa. El abogado da su documento, pero el de su cliente no porque era agente de inteligencia con identidad reservada. 

A los diez minutos me recibe el juez en su despacho y me pide mi celular, para guardarlo en un cajón. Por razones de seguridad me solicitó que la entrevista no sea grabada. Toda esa situación, que viví en menos de una hora, me llevó a decir que tenía que ser algo más que una nota. Lo escribí durante 2020 y el formato no ficción me parecía la forma más atractiva para el lector. Más allá de tener muchísimo fundamento, lo voy llevando como un cuento para que se pueda comprender sin estar netamente politizado. 

APU: En el libro mencionas la vinculación del espionaje con el deporte y con el espectáculo.

B.B: Los dos grandes personajes de esta historia, el malo y el bueno, por cómo se muestran de forma tan antagónica, no por la forma en que los construí, son Marcelo D’Alessio y Alejo Ramos Padilla. D’Alessio, ese agente inorgánico que espiaba a todo el mundo, se movía mucho en el ámbito político y en el periodístico, a través de su gran amigo y periodista de Clarín Daniel Santoro. Ellos se definen así mutuamente y reconocen tener una amistad. Lo conoce a Alejandro Fantino, Romina Manguel, Rolando Graña, ahí hay espionaje en el periodismo.

D’Alessio en su momento fue piloto de turismo carretera y tenía una afinidad compulsiva por espiar dentro del ámbito deportivo. A la AFA le presenta en su momento un formato de cómo hacer la guardia de la selección en una gira que iba a tener un amistoso con Israel. Él quería infiltrarse como seguridad y hacer algún que otro negocio. No se llevó adelante porque hubo varias denuncias de que podía llegar a pasarle algo a Lionel Messi. 

Con respecto al espectáculo, hay causas de inteligencia como el caso de Natacha Jaitt y en esta mezcla de Fantino, entendiéndolo en un ámbito periodístico más televisivo donde también pasan a ser figuras. El espionaje atravesó a todos y a todas, nadie quedó exento y es muy difícil desvincular a Macri. Hasta la fecha, en esta causa que a diferencia de otras es contra el presidente de turno, y no es que se dieron en el gobierno de Alberto Fernández, no hay “carpetazos” contra Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, director y subdirectora de AFI, contra Patricia Bullrich y contra el propio Macri. Si no te espían, y durante tu gobierno hubo al menos veinte operaciones de inteligencia, permitíme dudar e inferir que tuviste relación. Es muy difícil que los dos de la AFI, designados por el presidente, no respondan ante él, lo que tiene lógica. El tema es que se desvirtúa a espionaje ilegal, sin que se desprendan causas por un delito en curso. 

Hay decretos de puño y letra firmados por Macri, y si se quiere por su jefe de Gabinete Marcos Peña Brown, donde hay directivas específicas y concretas que modifican la manera de llevar adelante el espionaje en este país. Después hay vínculos a través de conversaciones telefónicas y de WhatsApp.  D’Alessio siempre hablaba con el mismo sector dentro del periodismo, la justicia y el ámbito Ejecutivo, como con Bullrich pero también con Paula Olivetto, de la Coalición Cívica.

APU: ¿Por qué crees que, por ejemplo, Diego Santilli o Elisa Carrió se niegan a responsabilizar directamente a Macri?

B.B: Es muy difícil en una causa de espionaje asociarla al presidente, pero acá es directo. Tanto Arribas como Majdalani fueron nombrados por él. Arribas era su amigo públicamente, no venía del espionaje o la política, como si lo hacía Majdalani. Esos cargos responden directamente a la autoridad presidencial.  No lo vas a responsabilizar por todas las investigaciones pero sí por las directivas y la forma. Eran fondos públicos y Macri los hizo reservados. Sigue siendo difícil acceder a cómo se hace espionaje en el país, que tiene una lógica, y tenemos una ley que en América Latina es una de las más avanzadas en la materia aunque no parezca. Es imposible que él lo desconociera. Era una forma de crear y de tener poder, por ejemplo con el reciente caso de Facundo Manes. 

APU: ¿Llegaste a entrevistar a D’Alessio?

B.B: Cuando arranco a escribir él ya estaba preso y por la pandemia varias entrevistas fueron por modalidad virtual. Lo contacté y le interesaba que pudiéramos charlar, pero me entrevisté varias veces con Claudio Fogar, su abogado. Cuando el libro sale, Fogar me confiesa que D’Alessio quería explicarme su accionar pero que, como yo estaba tan empapada con la causa y con lo que había hecho, podía generarle problemas legales, confesando cuestiones que todavía no eran públicas. 

La entrevista todavía está pendiente. Sé que al principio impacta ver un libro con tu nombre en la portada y la copia que le mandé no la quiso leer. Está preso hace dos años sin ningún beneficio, para contextualizar su situación. Es probable que, en algún momento, salga en prisión domiciliaria por los plazos legales-judiciales. El encuentro lo quiero hacer, para que tenga su derecho a réplica. No todo Cambiemos estaba de acuerdo con el espionaje, muchos hablaron en off, y yo traté de reflejar esas disputas internas. Lo mismo D’Alessio. 

APU: ¿D’Alessio es el único detenido?

B.B: No, hay más. Uno centra en él por ser el personaje que más mediáticamente explotó y más quedó en el inconsciente colectivo de la causa. Trabajaba con una banda de espionaje, con comisarios y ex comisarios de la Policía Bonaerenses, procesados y detenidos, con ex agentes de inteligencia, con fiscales provinciales, que ya han dejado su cargo. Había un falso abogado que se suicidó. D’Alessio es el principal porque en su causa encuentran las operaciones de inteligencia y se empieza a conocer el entramado que había detrás, pero necesitaba mucho más complicidad en el ámbito policial y político. 

Hay una denuncia idéntica a la que hace Pedro Etchebest— el que destapó el caso— dos años antes con un vecino del barrio cerrado donde D’Alessio vive, acusándolo de extorsión y con grabaciones, correos y mensajes para aportar. El juez federal Luís Rodríguez la dejó durmiendo y recién se acuerda cuando Ramos Padilla avanza. También está el fiscal provincial Juan Ignacio Bidone, que lo protegía y le daba información, y el trabajo sucio de los comisarios bonaerenses. Todo está para seguir investigando o elevarse a juicio, pero a medida que corre el tiempo lo más probable es que la condena que se les dé ya la hayan cumplido y automáticamente queden en libertad.

APU: ¿Cómo sigue tu investigación?

B.B: La causa hoy está en el juzgado de Julián Ercolini, en Comodoro Py. Es un mamarracho porque él tenía una causa espejo, donde victimarios eran víctimas y viceversa. En lugar de declararse incompetente o deslindarse de una de las dos, no avanzó. Ramos Padilla, antes de pasar a La Plata, había dejado casi todo para que tenga fecha de elevación a juicio, pero Comodoro Py cajoneó.

En términos periodísticos, me gustaría hacer un segundo libro que trate sobre la causa del ARA San Juan, con familias que exigen una respuesta y a cambio el gobierno de turno los espió. La idea también es contar otra mucho más política, como “Gestapo” y, si sucede, seguir con esta dependiendo de la respuesta de la justicia. 

La semana que viene lanzamos con FM La Patriada un podcast de seis capítulos en forma de policial negro. Además, incluye audios de lo que pasó y otros que nunca fueron escuchados. Se va a seguir conociendo la metodología de cómo D’Alessio extorsionaba y capaz con esto Ercolini se acuerde de que tiene la causa en su despacho.