De la Unión Democrática a la Torre de Babel

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De la Unión Democrática a la Torre de Babel

22 Junio 2013

La UCR, el partido Socialista, el partido Demócrata progresista y los propios comunistas formaban la Unión Democrática que sin embargo no presentaba candidatos comunes salvo la fórmula presidencial. Esta se integraba con dos radicales unionistas, José P. Tamborini, el ex ministro del Interior de Alvear, y Enrique Mosca, veterano dirigente santafecino. Tenían además el apoyo de los conservadores, pese a que no integraban formalmente la coalición, y los integrantes de las llamadas fuerzas vivas, como la Sociedad Rural y la Unión Industrial. Esta última entregó un cheque de $ 300.000, que fueron ingresados en una cuenta bancaria de la UCR. El diario El Laborista denunció el hecho publicando la fotografía del cheque en su primera plana, bajo un enorme titular que decía “¡VENDIDOS!”.

El discurso de la U D se basaba en el lema democracia contra nazifascismo. Pero fuera de la traspolación de argumentos de la 2da. Guerra Mundial, los candidatos antiperonistas se encontraban con la gran dificultad de tener que atacar medidas francamente populares, como la sanción del aguinaldo, propugnada por el Coronel, y puesta en práctica por el gobierno en diciembre. Los comunistas lo denunciaron como una maniobra fascista y elaboraron argumentos para que los trabajadores lo rechazaran. Con el resultado previsible.

En 2013, frente a la inminencia de las PASO, los diarios nos abruman cotidianamente con los encuentros y desencuentros de los partidos (?) opositores. Así hemos visto, del brazo y por la playa, a Victoria Donda, cuya tragedia familiar es conocida, con el ex JP, Alfonso Pratt Gay (JP Morgan, se entiende). Al hijo del presidente Alfonsín junto con la ex radical y promotora del séptimo mandamiento (no robarás, por si el lector no lo recuerda), Margarita Stolbizer, después de haber compartido boleta con el economista de izquierda Javier González Fraga y antes haber apoyado al peronista Roberto Lavagna, quien hoy rechaza entenderse con el partido del intendente porteño Mauricio Macri.

Este último tampoco ha podido concretar pareja con su ex aliado, el diputado De Narváez, y se ha visto obligado a hacerlo con la deambulante Patricia Bullrich, propietaria de una llamada Unión por todos, que no aclara sin embargo el contenido del todos. También en la UCR –y la alianza que, Dios mediante, integrará- se ha presentado el destacado periodista y menos destacado ministro de De la Rúa Rodolfo Terragno, unido al creador del la 125, que estuvo a punto de producir la guerra civil entre la Argentina y los dueños de la tierra y más adelante, llevado por su sex appeal, nos puso al borde de una guerra con Chile por tomarse alguna pausa amistosa en un auto.

Y, como siguen diciendo los vendedores ambulantes, como si esto fuera poco, el ex cineasta que alguna vez compartió cartel con Octavio Getino, hoy lo hace con la falsa Pitonisa de origen chaqueño, para enojo de sus ideológizados ex partidarios jóvenes. Eso sí, con fecha de vencimiento al día siguiente de la elección. Sin duda, parafraseando a Borges (como se suele hacer), sólo los une el espanto. Y el costoso apoyo de los grupos corporativos y los medios hegemónicos, que suelen retarlos como a niños por sus errores.

En el llamado peronismo opositor, después de la espantosa interna vivida hace unos años por los frustrados candidatos Duhalde y Rodríguez Saa, no ha disminuido la creatividad. Alrededor de la Gran Esperanza Blanca que gobierna el municipio de Tigre, se han unido munícipes varios del conurbano, como el de un partido del noroeste que se convirtió en galán televisivo cuando acusaba a una madre de ser responsable de la salud de su hija, deficientemente atendida en el complejo sanitario que lo enorgullece, o quien rige los destinos de un distrito del sur, que se define como peronista de izquierda, ex integrante de la agrupación Intransigencia y Movilización que en los ’80 juntó a ex montoneros con el veterano Vicente Leónidas Saadi, y que afirma estar de acuerdo con la mayor parte de lo hecho por los gobiernos K, pero que aspira a superarlos, en tan extrañas compañías.

¿Cuál será el resultado de las PASO? ¿Y cuál el de las elecciones legislativas? No lo sabemos. ¿Lo conocerá la oposición, aún después de los comicios? ¿Lo sabrán quienes incrementan su odio a CFK mientras ejercen el turismo de fin de semana por ella promovido?

Seguramente se necesitará de un traductor que puedan interpretar los innumerables lenguajes que hoy se entremezclan. Lo que queda a la vista es que a 72 años de la Unión Democrática ésta parece reemplazada por la Torre de Babel.