Su equipo, que desde el cielo vio golear

Su equipo, que desde el cielo vio golear

27 Octubre 2011

Ayer, como cada domingo en su cancha, la cancha de Él, llovieron incontables papelitos celestes y blancos. Pero los colores no son lo único en común de sus dos pasiones.

La cancha, como de costumbre, está llena, repleta, desborda… muchos han quedado afuera pero no por eso dejan de alentar en las calles, en las plazas, rodeando monumentos y aún desde sus hogares.
Ella, que ahora ocupa el lugar que Él supo ocupar,  es estandarte del equipo, capitana, y siempre se presenta con firmeza entrando a la cancha de frente, mirando a la hinchada, aplaude, y simplemente agradece poder estar ahí continuando lo que Él empezara y por lo que Él dejo su vida: su país y su gente.
Ella juega, con elegancia gambetea adversarios. Cuando le pegan no se queja, sencillamente se levanta permitiendo el merecido abucheo de la gente para con su rival. Al levantarse acomoda la pelota para otra jugada que ella misma ejecutará para que sus compañeros la definan, porque Ella no juega sola, cuenta con un equipo que da gusto ver jugar como el Racing de José que a Néstor emocionaba. Él y su fuerza ya no están pero este equipo toca y toca con el diálogo en su memoria, porque todos juegan y en cada gol la pelota pasa por todos.
Ellos no están solos, también está el apoyo popular que los avala ante cierto periodismo que ya poco importa, que dice hablar por la gente, cuando la gente demuestra saber obrar y hablar por sí sola con los colores celeste y blanco en el pecho. Nunca han estado más de pie para recibir a su equipo este domingo, nunca se han sentido más a gusto con su juego.
La pasión, la euforia, el cariño se ve en los rostros, en los gritos, en los llantos y en los cánticos. Y allí esta Ella y su equipo bien parados aplaudiendo el esfuerzo de cada día reflejado en este domingo. Ahí, donde están todos, propios y ajenos observando. Pero hoy son locales y están todos, la cancha llena y los millones que no pudieron entrar miran desde sus casas, porque Ellos lo hicieron para todos.
La cancha no tiene rejas ni alambrados, la gente se cuelga de la esperanza. La cancha tampoco tiene fosas que alejen a esa hinchada de su equipo.  Se los puede ver, tocar… no son solo ídolos sino también compañeros que los conducen y representan. Ella está ahí, con la gente, la mayoría popular. Una cancha en la que todos entran sentados pero no se quieren sentar, una cancha sin platea, sin palco, solo una única y enorme popular. En los cantos no se abuchea al rival, hoy solo se festeja.
Los analistas solo hablan de ellos y no de sus oponentes, porque este es un equipo que sabe jugar, generando y aportando más, todo el tiempo más, con su juego vistoso y agradable.
Su juego llama la atención en todo el mundo, sobre todo en ese primer mundo al que ellos dejaron de imitar y adherir, ese mundo que creía saber cómo jugar.
Este es un equipo de campeones que hoy festeja pero que mañana como todos sus hinchas y compañeros, vuelve a levantarse temprano para trabajar en lo que falta siguiendo este camino, ese rumbo que Él empezó.
Y la gente disfruta poder estar ahí, en familia como nunca, con los jóvenes como yo volviendo a la calle y a las plazas con una fuerza que Él le devolvió a este pueblo, nosotros esa gente que quiere protagonizar el día histórico para decirles a hijos y nietos no sólo “yo estuve ahí”, si no “yo fui parte”.