Política buitre: legalizar la estafa

Política buitre: legalizar la estafa

16 Marzo 2016

Por Juan Ciucci

Pasé la noche ahí, en el Congreso, entrando y saliendo de la sesión. Quería estar, ver, oír. Espiar a los que no hablaban, a los que la pantalla no mostraba, a los que parecen no estar. A los que se acercan, y uno nunca creería. A las largas caras ante el final, irreversible.

Era una noche trascendental, porque se volvía a retomar el endeudamiento como política de Estado, eso que desde 2003 se rompió. Y los argumentos de la claudicación eran insostenibles, tristes, vergonzantes. “Es lo que hay”, “es lo que queda”. Una apología de la derrota, del entreguismo.

Daban vueltas para explicar lo inexplicable. Parecían autoconvencerse en voz alta. Los más ramplones, arremetían con la herencia y todos los males que trajo al mundo el kirchnerismo. Nadie aseguraba nada, nadie estaba muy seguro de nada. Pero hay que votarlo.

Las gradas vacías, porque impidieron que se ocuparan (quizás para evitarse oír lo que muchos querían decirles), contrastaba con la calle donde un tanto desperdigados, muchos se acercaban a resistir. Fue un testimonio, una manera de decir que no. Aunque, hoy, no sirva.

Adentro, las horas se hacían eternas, las palabras se repetían, estaba todo claro. Algunxs jóvenes diputadxs del FpV encendieron la noche con brillantes discursos, recuperando los valores que 12 años de gobierno nos dejaron. De cuando tuvimos Patria, de cuando debemos saber defenderla.

Quienes se alejaron de este espacio para hacerle un bien al país, terminaron en su primera votación en el Congreso aprobando un acuerdo terriblemente peligroso con los fondos buitre. La cara de Bossio se fue transformando hasta la cuasi desfiguración, de tantos sopapos que recibía a cada rato (sanguchito, el menor). Y de los retorcijos que daba en su banca, quizás por culpa de algún diablo interior.

El triunfo final de los buitres, por una arrasadora mayoría, ni siquiera despertó la alegría del oficialismo. Algunos tibios aplausos fueron rápidamente acallados, quizás para no recordar la explosión del default que pronunciara Rodríguez Saá. Su alegría fue de la mano de las tristes chicanas de Mario Negri, tras 20 horas de debate. “No son el Che Guevara”, dijo, como si fuera un chiste. Y los que cambian, rieron jocosos.

En la bancada del Fpv fueron largas las caras, por un duro revés a uno de los pilares del modelo nacional y popular: el desendeudamiento. Colados junto a los asesores (porque sólo dejaban pasar a la prensa acreditada de modo permanente), compartíamos la tristeza de volver a ver cómo rifan nuestro futuro. En sólo 100 días la Alianza Cambiemos le dio a los buitres todo lo que querían. Pero, ya sabemos, todavía quieren más.