Movimiento Campesino (parte II): Su visión sobre el kirchnerismo
Por Soledad Guarnaccia y Enrique de la Calle I El surgimiento efectivo del Movimiento Nacional Campesino Indígena en el año 2003 coincide con la emergencia del kirchnerismo en la vida política nacional y ambos procesos se inscriben en la grieta abierta por la crisis del 2001. En este fragmento de la conversación que mantuvimos con Ángel Strapazzón, Diego Montón y Adolfo Farías, integrantes de la Secretaría Operativa del MNCI, dialogamos sobre el modo en que las organizaciones campesinas comprenden el kirchnerismo como también sobre las oportunidades y los conflictos que se abren a partir de 2003.
APU: Traigo el tema de la coincidencia, en el 2003, del surgimiento del Movimiento Nacional Campesino Indígena con el kirchnerismo para pensar la llegada de un proceso político que de alguna manera da cuenta de sus demandas pero también para pensar la emergencia de un proceso económico que, en algunas provincias, con el boom sojero, trae aparejadas problemáticas muy fuertes para el movimiento campesino. ¿Cómo piensan esas contradicciones? ¿Son contradicciones?
Diego Montón: Creo que podemos verlo en dos planos. Uno es la autocrítica que nosotros fuimos haciendo, autocrítica en términos de que todo nuestro proceso tenía un eje muy fuerte en la autonomía y casi en el descreimiento total del rol del Estado y quizás hasta una subestimación del poder del Estado. En el sentido que nosotros decíamos construir poder, no hemos perdido eso, pero decíamos también que el Estado no hacía falta. Entonces el kirchnerismo, desde un primer momento, trae cosas como la intervención a la provincia de Santiago del Estero pero nosotros seguíamos siendo muy críticos: porque era el peronismo, era el PJ, y porque para nosotros la matriz del modelo agropecuario sigue acumulando contradicciones. Hoy mismo creemos que ahí hay un punto de debilidad de la propuesta.
Lo que marca una inflexión muy grande es en el 2005 la cuestión del ALCA. Ahí fue cuando decidimos que había que volver a mirar las cosas porque que Néstor haya puesto el país y el estadio para que Chávez diga “Al carajo” demostró que se estaban jugando otras cosas. Además, los cubanos nos decían: “¿Qué están haciendo ustedes?” y nosotros: “No, es que Kirchner es más de lo mismo” y ellos decían “Muchachos…miren…presten atención, no sean tan…” y decíamos “qué se piensan estos cubanos que nos vienen a decir a nosotros…”
Ángel Strapazzón: Lo que pasa es que Cuba tiene una organización anarco que es de la Vía Campesina. Y además son las cubanas las más getonas y bravas de la Vía Campesina…
Diego Montón: Así nos fueron entrando fichas y, en Mar del Plata, nos repensamos. Marchamos con D’Elía, Maradona, con la izquierda… Y ahí dijimos: “¡Qué pelotudos!”
Ángel Strapazzón: Metimos como mil compañeros, llevamos el camión con arado, nos jugamos todo ahí.
Diego Montón: Hasta ese momento, salvo en el tema de DD.HH. no teníamos dialogo con el gobierno.
Ángel Strapazzón: Fuimos financiados por el Gobierno Venezolano. Lo más lindo de todo fue que nos felicitaron después por la transparencia, porque fuimos los que mejor rendimos la guita. Parece una anécdota pero eso hizo que los gobiernos empezaran a mirarnos a nosotros y a darse cuenta que cuando decimos autonomía tampoco es que somos perejiles o giles, aunque algunas giladas hemos cometido. Y tenemos una relación muy fuerte con las embajadas Venezolana y Cubana.
Adolfo Farías: Además, en el contexto histórico de lo que venimos realizando también el 2001 nos empujó muy fuerte. Porque nos encontramos en una de las herramientas de lucha que ahora seguimos realizando, y al mismo tiempo de formación e intercambio, que derivó en la realización del primer campamento latinoamericano de jóvenes. Desde un lugar de lucha y resistencia y ahí, con los que hoy integramos el Movimiento Nacional, estuvimos trabajando el horizonte. En el sentido de que los compañeros planteában de que nosotros creíamos firmemente en el sujeto campesino-indígena, de las grandes barriadas del conurbano bonaerense y de otras provincias. Veníamos articulando con organizaciones de Buenos Aires, como SERCUPO (Servicio a la Cultura Popular), y queríamos llegar con nuestro productos a los almacenes populares. Eran cosas que se entrelazaban con lo que a nosotros nos pasaba allá porque muchos de nuestros compañeros, por diferentes motivos, en algunos casos forzados, desalojados o también por elección, porque hay una gran migración del campesinado hacia las grandes ciudades y eso hace que nos vayamos encontrando en otros territorios con nuestros familiares, con nuestros compañeros que por distintas razones de supervivencia se han alejado de los diferentes pueblos.
Ahí es donde nos parece que la inteligencia de “los viejos”, en todo este proceso, es el vínculo para empezar a entender que la única forma de que haya un cambio es que los pueblos empiecen a encontrarse. Los pueblos en el sentido más amplio de la palabra: el campesinado, las comunidades, los barrios urbanos, la academia, la universidad con el campesinado y el campesinado con la universidad, los estudiantes… Entonces esto pone en debate político, no una mirada, dado que no creemos en la elaboración de la tesis sino de la antítesis y me parece que así pudimos discutir desde la frescura, desde abajo del rancho, con los compañeros que nos iban a conocer y empezar también nosotros a conocer lo desconocido. El intercambio que se viene dando desde entonces, hace que haya una fortaleza. El horizonte político, la bandera de lucha que teníamos era la soberanía alimentaria porque, justamente, ésa era una de las cosas que acordábamos todos, teníamos que producir alimentos sanos para los pueblos, todavía no hablábamos de agroecología pero ya estaba en marcha nuestra estrategia, no sólo de resistencia sino de cómo podíamos dar saltos en la producción vinculándola, y no separándola, de nuestra estrategia de lucha. No podemos pensar que resistir y defender nuestros territorios no va de la mano de la producción, la formación, la educación, la salud, la comunicación y otras cuestiones sociales. Entonces ahí empezamos a discutir al interior de nuestro Movimiento cuál iba a ser nuestra estrategia política en este sentido, en todos estos frentes.
El centro era eso, el empoderamiento del campesinado y la formación política, y justamente teníamos un abanico de raíces del mar o del río que fluían de estas necesidades. Fuimos armando, sin financiamiento o con algunos financiamientos de Europa, de compañeros que nos conocían, nuestras estrategias de producción y comunicación. Así llegamos al 2003, llegamos en un momento de intervención, en que se empezó a recuperar la discusión política más amplia pero también con una dura golpiza de lo que fue el menemismo, que implicó en ese momento pasar de pelear por el algodón, que era lo que estaba en discusión, a la introducción de la soja.
APU: Y entonces el kirchnerismo de alguna manera aparece como un proyecto político de avanzada pero con todas las contradicciones de un modelo económico sojero…
Ángel Strapazzón: No, la Argentina tiene una historia de doscientos años de modelo agroexportador y proveedor de materia prima a los países centrales, no es un problema del kirchnerismo. O mejor, sí es un problema del kirchnerismo porque ellos heredan un país que se desindustrializó. Si hubiéramos tenido una industria nacional como al que se diseñó en los cuarenta creo que la búsqueda de divisas para que no haya pobres, dentro de lo que es este capitalismo que a nosotros no nos gusta nada pero, para ser sinceros, si este fuese un capitalismo de industria nacional, si estuviera mucho más diversificada la pequeña y mediana industria, si esa industria nacional se hubiera potenciado es probable que la soja, la matriz productiva agroalimentaria sería un 25% del ingreso por exportación de la Argentina. Lamentablemente eso se destruyó. Hay un aparato productivo que se destruyó en las sucesivas dictaduras militares. Esto no es para justificar, uno tiene que comprender la complejidad de por qué hemos caído en una matriz productiva de monocultivo. Ahora bien, hay una complejidad más. En el mundo todavía no hemos podido romper la física mecanicista y el progreso y la modernidad es lo que todavía estamos aplaudiendo como lo más progresista. El mecanicismo nos va a llevar a la destrucción de la humanidad y el planeta. Todo esto es un hecho real. Entonces, la humanidad no ha dado el giro físico para inventar otra tecnología. Acá en la Argentina el INTI intentó, con Enrique Mártinez (Presidente del INTI durante el período 2002-2011) hacer otra industria, no contaminante. Hubo ingenieros argentinos, apoyados por el peronismo en 1947 y 1948, hubo un famoso ingeniero que hacía mover un tren en Tucumán a través de lo que se llama energía magnética, y el INTI volvió a indagar en esas investigaciones. Es decir, todo eso puede hacer un giro no contaminante, en los países latinoamericanos y del mundo, pero es un problema serio que no lo vamos a resolver pegando cuatro gritos por la matriz productiva que tenemos o porque nos paremos como muy rebeldes contra el kirchnerismo o contra los gobiernos de UNASUR o Lula Da Silva o Evo Morales o incluso Hugo Chavez. Ellos también siguen manteniendo esta matriz productiva porque si no: ¿el avión cómo vuela? el avión en el que se suben los más ecologistas de todos, nosotros mismos venimos en un ómnibus que gasta combustible. Es decir, es un problema que la humanidad deberá resolver o se acabará la humanidad, no es el kirchnerismo el problema.
Diego Montón: Nosotros estamos convencidos que, antes hablábamos de Patria o Muerte, hoy es Planeta o Muerte. En este momento de crisis de este capitalismo financiero la necesidad de que la velocidad de acumulación del capital sea otra pone en juego justamente la naturaleza. Entonces lo podemos analizar nacionalmente o globalmente, es un problema global de alimentos, calentamiento climático, energía… en fin, es complejo. Lo que sí decimos es que hay que resolverlo. Obviamente, hay una tarea enorme. Quizás lo que nosotros más asumimos es la construcción de fuerza para eso, acumular fuerza para transformar esa matriz. Habrá que ver cuánto es cómo Argentina que se puede cambiar y cuánto exige de una lucha global. Por eso nosotros creemos que los movimientos sociales tenemos que tener nuestro proyecto nacional, debemos tener una mirada de proyecto popular a nivel nacional, pero eso tiene que estar vinculado a un proyecto latinoamericano y a un proyecto mundial. No hay forma de romper con el dominio de las trasnacionales si no estamos logrando tejer lazos a nivel global. Nosotros situamos a las trasnacionales como nuestros principales enemigos porque son los que hoy están diseñando y llevando a cabo la ofensiva sobre la tierra y los bienes naturales.
APU: Para volver al tema del vínculo con el kirchnerismo. Vos decías que en el 2005 hacen una relectura del proceso político…
Diego Montón: Sí, nosotros vimos que el kirchnerismo, o Kirchner, estaba apostando a fortalecer la integración latinoamericana y a Chávez. De eso no había ninguna duda y si teníamos que decir por qué lo hacía, obviamente está siempre la lectura de la conspiración que dice “esto lo hizo porque…”, y tratamos de hacer esa lectura pero no encontramos qué se podía ganar con eso para un proyecto de la derecha. Estaba claro que era un golpe certero al ALCA. Empezamos a reconocer que en torno al kirchnerismo hay un proyecto latinoamericano. De ahí hasta la resolución 125 seguimos con este debate. Con la 125 tenemos una posición clara a favor de la resolución. Nosotros siempre dijimos que era una medida necesaria para nosotros porque desalentaba un poco el auge de la soja. Aunque no era “la medida” estructural la apoyamos y seguimos, ahí, viendo que había que empezar a pensar de otra manera al kirchnerismo. Y después viene todo un paquete de medidas por todos conocidas que también reconocemos y ahí ya dijimos “bueno, evidentemente desde este grupo político hay una intencionalidad”.
Adolfo Farías: Yo quería agregar lo que fue la 125. Agregar, a lo que muestra el escenario nacional que los medios trasmiten, que las luchas en los territorios fueron muy fuertes contra las Entidades. Digo muy fuerte porque mientras acontecía el debate y la discusión seguían desalojando al campesinado, justamente con esas banderas de la Sociedad Rural y las demás Entidades. Y también las luchas nuestras sacando a las Entidades de las rutas. Eso no se muestra ni se conoce. Está bueno mencionarlo porque mientras la discusión estaba acá, en los tres Congresos, en las carpas, nosotros estábamos sacándolos de la calle.
APU: ¿Y qué pasó con la Federación Agraria en los territorios?
Diego Montón: Nosotros rompimos en 1990 con la Federeación Agraria.
Ángel Strapazzón: Nosotros teníamos un vínculo con Pedro Peretti. Creo que él es un tipo mucho más sano que ya se abrió.
Diego Montón: Buzzi no nos puede ni ver. Cuando fue la 125 ellos pretendían sumar toda la construcción que habían hecho con Cerviño, que es otro actor clave porque ellos arman el Foro de Agricultura Familiar con una resolución de lo que era la SAGPyA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación), como un apéndice de Federación Agraria para mostrar su pie campesino. Juntaron Asociaciones, decían que eran no sé cuántas miles de organizaciones, y cuando viene el conflicto de la 125 Cerviño intenta pegarlo a la Mesa de Enlace y muchas de esas organizaciones se niegan y la Federación Agraria tuvo que desprenderse del Foro y ése fue su costo porque con el Foro venían lavando su imagen. Lamentablemente, el Foro siguió siendo utilizado por algún actor. Quizás ese es un problema que podemos criticarle al kirchnerismo, la relación con las organizaciones, los actores e interlocutores que elige, sobretodo lo que no es de Buenos Aires, porque acá puede ser más fácil mapear o conocer. Desde el gobierno se apostó siempre a distintos grupos en el tema campesino y ha habido muchos farsantes y vendedores de humo.
APU: ¿Y cómo es el vínculo de ustedes con el kirchnerismo cuando en muchos casos, en las provincias, muchos gobernadores aliados del kirchnerismo son en el territorio aliados de los actores que los desalojan y con los cuales ustedes se enfrentan. ¿Cómo hacen esa lectura? ¿Separan a los actores locales del gobierno nacional? ¿Qué discusión genera eso al interior del Movimiento?
Diego Montón: Para nosotros está claro que, en el caso del kirchnerismo, la lógica del poder en el Estado trae aparejada esas contradicciones. Sabemos que en varias provincias están esos porque no hay otra opción y tampoco nosotros, hoy, vamos a poner toda nuestra fuerza en construir una opción electoral en el corto plazo. Por lo tanto, eso decanta en que con alguien hay que aliarse en las provincias. Quizás nuestra crítica no tiene tanto que ver con eso sino con cómo podemos ir resolviendo esas contradicciones, sobretodo en el modelo agrario. Ahí quizás es cuando nuestra lectura es más crítica. Es decir, qué hacemos hoy, no para combatir a los sojeros, sino para fortalecer la agricultura campesina. Ahí creemos que el kirchnerismo está flojo. Se piensa desde el Ministerio de Desarrollo Social, que no está mal, pero no desde el Ministerio de Agricultura, porque no hay un convencimiento de que el campesinado puede ser un sujeto que revierta las condiciones de la producción. Nosotros sí creemos, tenemos experiencia y datos. Hemos desarrollado experiencias tecnológicas, muchas veces también se estigmatiza, se dice “no creen en la tecnología”. Creemos en la tecnología pero una tecnología acorde a la política que uno plantea. Hoy la tecnología que desarrolla lamentablemente el INTA, por ejemplo, en un 70% está pensada en función de un paradigma que es el que nos está llevando a la dependencia y a la destrucción del ambiente. El INTA está conducido por la Mesa de Enlace, en cada distrito hay un consejo del INTA y quienes aportan los consejeros son la Sociedad Rural, la CRA (Confederación Rural Argentina), CONINAGRO (Federación Intercooperativa Agropecuaria). Ellos definen los proyectos de investigación y por lo tanto la tecnología está pensada, no en función de la producción de alimentos para un proyecto nacional, sino en función del lucro. El modelo agropecuario tiene la lógica de solamente maximizar la ganancia. Nosotros creemos que hay otras lógicas que se podrían potenciar.
Ángel Strapazzón: Nosotros entendemos, por ejemplo en Santiago del Estero, que no es Zamora el problema. Zamora es un problema nuestro, es problema de los santiagueños resolver si Zamora sigue siendo un candidato o no, con lo mediocre que es, incluso intelectualmente. Ni tampoco es un problema que le cuestionamos al kirchnerismo. Nosotros cuestionamos a Kolina, al Evita y a los compañeros y compañeras kirchneristas de Santiago del Estero cómo pueden permitir el discurso que hay en la radio y en la televisión, manejado por Néstor Ick en Santiago. El Liberal, los periódicos, elogian la gestión de Zamora pero a Cristina le dan peor que los de la Mesa de Enlace. Es asqueroso. Si vos te querés motivar para pensar política prendé radio Panorama y comprá El Liberal todos los días y te aseguro que te volvés un experto en pensamiento político de la coyuntura santiagueña. El tema es cómo los compañeros no tienen capacidad de neutralizar eso. Nosotros, en nuestras FM, salimos a disputar el verso del neoliberalismo de Ick en Santiago del Estero y salimos a defender a la Presidenta. Porque los que conducen los programas son de CRA, el peor enemigo, peor que la Sociedad Rural son esos. Para ellos, el kirchnerismo es el cuco más horrendo. ¿Cuáles son los expertos que trae El Liberal? Y Zamora es socio del El Liberal, tiene el 20% de las acciones. Melconian es el asesor de todos los sábados de los programas centrales, agrarios, de Santiago del Estero. Pagado por la plata que el gobierno kirchnerista le manda a Zamora. Y él trae al más anti-kirchnerista de los economistas que hay en la Argentina. Yo siempre llamo y paso mensajes y no me pasan los mensajes, vivo escuchando los programas de radio, me matan esos programas, me van a provocar una úlcera de la bronca, no solamente porque atacan a la Presidenta. Ahora, ¿Por qué no saltan los diputados kirchneristas como Raúl Lorenzo o Pérsico?
Así que para nosotros lo que está pasando en las provincias no es un problema que nos condiciona a construir lo que vamos a seguir construyendo como acumulación. Que el modelo o la matriz productiva sea un Santiago del Estero agroexportador no es un problema. Julián Domínguez, cuando fue ministro de producción, fue a Quimilí a nuestra sede del Movimiento Nacional Campesino Indígena y le dijimos en aquella oportunidad: “¿Cuántas toneladas decís que tiene que proveer Argentina al mundo de alimentos? Y él nos dijo que eran doscientos millones de toneladas. Bueno, las tenemos, ni siquiera hay que sembrar nada, está todo sembrado de hace miles de años, la algarroba. El algarrobo produce doscientos millones de toneladas. Los algarrobos que todavía hemos dejado en pie con el modelo sojero producen más de doscientos millones de toneladas del mejor alimento del mundo. Hace diez años atrás, la población mundial tenía un 10% de celiacos, hoy día tiene un 20%. El INTA tiene un programa para hacer harina de algarroba, pan de algarroba, alfajores de algarroba, porque el celíaco no puede comer harina de trigo, no puede comer soja porque le provoca una alergia. Hay muchos prejuicios acerca de cuánto podemos producir. El Noroeste argentino, hoy, con la sequía que hay, está siendo alimentado con alfalfa y el 75% de la alfalfa que se produce son de los campesinos santiagueños. Es más, Santiago es uno de los orígenes mundiales de esa planta que se llama alfa. Entonces, nosotros no somos críticos porque se apoya la matriz productiva para tener recursos para distribuir y que haya menos pobres. Lo que nosotros decimos es que tienen cuadros políticos que no entienden que mientras estás alimentando y durmiendo con el enemigo por qué no alimentan a los que no son para nada enemigos, es decir, el campesinado. O sea, no dejes de relacionarte con la soja pero poné mucha guita en el campesinado, en agricultura familiar, poné guita ahí. Mirá que sino va a pasar lo de México, con el NAFTA. Haití, en el tercer año del gobierno de Jean Bertrand Aristide, había logrado soberanía alimentaria, al cuarto año Monsanto diseñó el golpe. No es la primera vez que la Monsanto diseña un golpe de Estado en Latinoamerica y lo financia. ¿Sabés lo que gasta hoy día México en comprar alimentos? ¿Cómo puede ser que México, que hizo la reforma agraria, que no tiene grandes ni medianos productores, son todos campesinos e indígenas, hoy tiene que comprar veinte mil millones de dólares al año de comida? ¡México inventó el maíz! Cuidado que dentro de cinco años estemos exportando soja pero tengamos que comprar afuera la comida para los argentinos y no vaya a ser que nos salga más caro eso. Creo que México es el modelo que los tipos inteligentes, los cuadros del kirchenerismo, tendrían que empezar a leer, lo que le pasó a México nos puede pasar.
APU: ¿Y qué piensan del PEA 2020 (Plan Estratégico Agroalimentario 2020)?
Diego Montón: Para nosotros ese Plan empieza bien, con una idea de que el Estado tiene que regular ante un capital financiero que te empieza a usar la tierra para la bolsa. Un Estado tiene que decir que la tierra se va a usar en función de un proyecto nacional, de soberanía alimentaria, exportar alimento para la balanza de pagos, etc. Empieza bien pero tiene después un quiebre ideológico interno. El PEA, cómo queda, es el Plan de la CRA, la Sociedad Rural y de las trasnacionales. Para nosotros ahí hay un problema de colonización de las universidades. La Mesa de Enlace, como tal, se retira de la discusión porque dicen que es un plan marxista pero quedan todos los alfiles de las universidades, que son los científicos de la Mesa de Enlace en las universidades. Ellos diseñan un plan que es básicamente duplicar la producción de granos. Eso es lo que ya pasó sin PEA. En los últimos diez años se duplicó la producción de granos por lo tanto decir que vamos a duplicar la producción de granos en los próximos diez años no es planificar, es dejar que siga la tendencia del capital y justamente es seguir destruyendo todas las variabilidades de producción de alimentos de las economías regionales. Pero más allá del PEA, que puede o no ser el verdadero programa, la política hoy, concretamente, es de des-regularización con algunos instrumentos que son muy tibios para la voracidad del modelo. Los cupos de exportación, las retenciones, etc., son instrumentos de regulación pero son muy tibios.
Los conflictos por la tierra vienen de mucho antes pero hoy tienen otra velocidad. Con la tecnología en función de las trasnacionales te pueden desmontar cinco mil hectáreas en dos días cuando antes llevaba más tiempo. Además, tienen una inyección de recursos para corromper jueces, policías, etc. Hoy la velocidad de acumulación es muy grande y la destrucción también. Y ahí yo quiero agregar un tema que es vertebrador. Esto hace que se siga expulsando gente del campo o del interior a Buenos Aires. ¿Y cómo damos la batalla cultural cuando ya tenemos la mitad del pueblo joven concentrado en villas en los que se pierden y deshumanizan? Por lo tanto, ¿Cómo construir política así? Para nosotros no hay muchas posibilidades si no revertimos ese proceso o incluso si no logramos que muchos jóvenes vuelvan al interior. Y con todo el asunto de las drogas y demás, lamentablemente, muchos de nuestros jóvenes no están viendo ni Canal Encuentro ni Paka Paka sino que están viendo, en el mejor de los casos, Tinelli.
APU: ¿Y con el boom sojero cómo es el tema de la presión sobre la tierra y los desalojos?
Ángel Strapazzón: Salta está terrible ahora, como no hay casi organización…
Hay tres grandes focos generadores de esta matriz productiva. Uno es Jesús María en Córdoba, paradójico porque ahí hay abuelos que eran campesinos, que construyeron pequeñas fincas y tuvieron que pelearla contra los grandes latifundios de los tres grandes apellidos que manejaban Córdoba en ese tiempo. Lucharon por una reforma y Jesús María fue una reforma agraria de dónde surgió después el salame, el queso y el vino de Colonia Caroya y ahora sus nietos son generadores de bancos de dinero negro. En Jesús María hay prestamistas sojeros que prestan para que vayan a hacer soja, antes a Santiago, ahora a Salta. Según el presidente de la Sociedad Rural de Jesús María la única traba para que el modelo crezca es el MoCaSe y la Vía Campesina. La otra es Pergamino y la otra es donde está Grobo (Grobocopatel). Pero si solamente vamos contra la soja no estamos entendiendo. El tema es favorecer el proceso del sujeto productor de alimentos en la Argentina. Si nosotros, dentro de diez años, queremos ser potencia productora de alimentos tenemos que lograr que vuelvan muchos jóvenes al campo. Eso lo entendió Julián Dominguez porque la velocidad que él cuenta que acumula el capital financiero agrario va a hacer que un Ministerio de Desarrollo Social no pueda llegar a todos los jóvenes hechos mierda que hay en las ciudades, no hay capacidad, me parece, para responder.
Diego Montón: Una cosa importante ahí es, justamente, que tenemos que discutir el sujeto del desarrollo rural. Y hoy el problema es que el sujeto son las trasnacionales. Un paquete está vinculado a la soja, Monsanto, Syngenta; a su vez hay todo un circuito financiero porque ya toda la soja cotiza en bolsa, tiene capacidad, por los fondos de pensiones y otras cuestiones, para que hacer que el precio de la soja siga aumentando. Pero no es solamente el tema de la soja. Por ejemplo, el tema del olivo, hay trasnacionales españolas que están a full con el olivo y entonces los conflictos en otros lugares, como en Mendoza, se arman para poner olivo. Otra es la vitivinicultura, todas son trasnacionales, muchas relacionadas con Estados Unidas y la Unión Europea. Y toda la política agropecuaria lo toma como inversiones positivas pero lo que genera son mega-emprendimientos con muy pocos trabajadores porque todo es con tecnología que está pensada no para generar empleo sino para disminuir costos y entonces todos los modelos productivos están en función de trasnacionales. También está el tema del desplazamiento de la ganadería, ese es otro conflicto. La ganadería que se va desplazando por la soja y se empieza a ir a otras provincias. Entonces en Mendoza, en San Juan, en Neuquén hay mucho conflicto de empresas ganaderas que pusieron soja en sus campos y quieren poner sus vacas en otro lugar. Ahí hay un gran vacío. Lo discutimos en Carta Abierta de una manera muy interesante porque había algunos defensores del PEA que decían que estaba bien que si en la Patagonia hay dos familias campesinas que utilizan dos mil hectáreas venga un capital con tecnología israelí que pone riego y genera riqueza. Es como un gran mito. Nosotros vimos, por ejemplo, una empresa española con tecnología israelí que desplazó a diez familias campesinas y puso olivo en un lugar donde no crecía nada y todos estaban maravillados. El tema fue que el agua que utilizaba no surge de las piedras sino de las napas y pasó que doscientas familias se quedaron sin agua en otro lugar porque se secaron sus pozos. Y a su vez, las aceitunas las envasan y las exportan a España y la ganancia no queda acá. Entonces es un modelo que vende humo pero que no genera nada.
Ángel Strapazzón: A largo plazo vamos a tener serios problemas de agua y nutrientes del suelo. Una ingeniera de Casilda, que sostiene y acompaña este modelo, escribió que Argentina sólo recupera el 37% de los nutrientes del suelo, la nota está dando vuelta por los medios alternativos.
Diego Montón: ¿Por qué los chinos no hacen soja en China cuando tienen muchas condiciones? Tienen suelo y tienen agua pero no lo quieren gastar, ellos ven que es mucho más económico para China llevarse la soja, ya que se están llevando también nitrógeno y agua de nuestro suelo sin pagarlo. Entonces, eso se da en distintos esquemas. Y vuelvo al tema de las ciudades porque todos esos campesinos desalojados, si no hay un movimiento que los contiene, van a las ciudades. Y el proceso de industrialización y generador de empleo tampoco va a poder captar a toda la población rural concentrada en las ciudades.
Ángel Strapazzón: La complejidad es muy grande… Deberíamos empezar a escribir lo propositivo más que criticar tanto al modelo. Tenemos que decir qué otras alternativas hay hasta para exportar. Creemos que hay otras cosas para exportar que darían tanto o más guita que la soja o la vaca.
APU: ¿Cuántas familias reúne el campesinado?
Ángel Strapazzón: Creo que el censo dio un millón y medio de personas índigenas. Y después hay campesinos que no tienen ese origen indígena, porque hay muchos campesinos que son más bien indígenas y que en el proceso de formación política comprenden ese origen. En el Movimiento debemos ser unas veinte mil familias. Hay nucleos también, unos son miembros por fuerza y mística y hay otros que van haciendo ese proceso y hay algunos que se siente miembros pero van y vienen, participan de cosas pero todavía no han profundizado en otras instancias.
APU: ¿Y con relación a los temas de desalojos presentaron una Ley para frenarlos…?
Ángel Strapazzón: Tenemos varias tácticas que forman una estrategia grande. Tenemos el tema internacional en Ginebra, de Derechos Humanos. La tirada de orejas de Naciones Unidas al gobierno de Néstor y ahora al de la Presidenta sirvió porque ella trasladó esa tirada de orejas a las provincias. Sabemos porque llegan cartas y el gobernador nos manda a hechar en cara esas cartas, nos dicen: “Otra vez las cartas de Naciones Unidas, nos cagó a pedos la Presidenta”, tiene su vocero que es el Jefe de Gabinete. Lo mejor que hay en Santiago del Estero en este momento, políticamente, es el Jefe de Gabinete, Elías Suarez, que es un tipo que viene del MAS, del Movimiento al Socialismo, y es un estratega el tipo, además su hija es pro-filo-MoCaSe…