Monsanto: Inversiones peligrosas

Monsanto: Inversiones peligrosas

19 Junio 2012

Durante su reunión con empresarios en el Council de las Américas en Nueva York, Cristina Fernández de Kirchner anunció una serie de inversiones muy importantes que recibirá nuestro país. Entre ellas, la de la compañía de productos químicos Monsanto.

“Hace unos instantes –dijo Cristina- estuve con Monsanto, que nos anunciaba una inversión muy importante en materia de maíz. Ustedes saben que nosotros somos sextos productores de maíz a nivel global, pero somos segundos exportadores porque tenemos un excedente muy grande producto de las conductas alimentarias de los argentinos. Y además estaban muy contentos porque Argentina hoy está –digamos – a la vanguardia en materia de eventos biotecnológicos”.

“Una inversión muy importante en la provincia de Córdoba, en materia de maíz con una nueva digamos semilla de carácter transgénico, que se llama Intacta. También dos centros de investigación y desarrollo, que eso para nosotros es tan importante como es esta inversión de 150 millones de dólares: uno, en Tucumán y otra en la misma Córdoba, porque estamos trabajando mucho con científicos. La inversión es importantísima también y va a ayudar a la concreción de nuestro plan, tanto agroalimentario 20-20, como nuestro plan también industrial”.

“Somos apenas 40 millones de habitantes y tenemos un territorio que es el octavo de superficie en el mundo. Esto nos coloca en una pole position en materia de generadores de alimentos, sumado a lo que es la biotecnología en la Argentina y a lo que va a ser en el mundo. Porque está claro que los métodos tradicionales de agricultura así cubriéramos toda la superficie de la Tierra no llegarían a cubrir las demandas, con la cual la necesidad de la intervención de la ciencia y la tecnología se convierten en centrales para los rendimientos”.

“Precisamente me explicaba recién la gente de Monsanto que este maíz que va a ser sembrado va a permitir que si se rota la tierra con este maíz, y luego con soja, el aumento de la productividad de la soja siguiente será de un 17 por ciento más. Y además exige y esto es lo más interesante que va a exigir prácticamente que no haya necesidad de plaguicidas, con lo cual además de aumentar la productividad también va a mejorar el medioambiente, un tema no menor en el mundo contemporáneo”.

El peligro Monsanto

La compañía es la que desarrolló y comercializó al PCB y al Roundup (Glifosato). Ambos están denunciados por ser agentes contaminantes para el medio ambiente. Tanto es así, que aun hoy continúan reemplazándose los equipos eléctricos que contengan PCB, y ha comenzado un juicio en nuestro país contra 2 productores sojeros y el piloto de un avión rociador por contaminación en Córdoba.

Cabe destacar que la empresa niega esas acusaciones, y durante años ocultó información sobre el peligro que implicaban para la vida humana y el medio ambiente sus productos; tal como lo demostró la investigación de MARIE-MONIQUE ROBIN.

Incluso, durante el 2009 la Presidenta instruyó al Ministerio de Salud para que se investiguen los efectos de los agrotóxicos. La conclusión fue que “bajo condiciones de uso responsable (entendiendo por ello la aplicación de dosis recomendadas y de acuerdo con buenas prácticas agrícolas) el glifosato y sus formulados implicarían un bajo riesgo para la salud humana o el ambiente”. Los vecinos de campos sojeros no opinan lo mismo, y esto se verá reflejado sin dudas en el juicio en Córdoba.

Tanto Alemania como Francia han prohibido la siembra de maíz trangénico elaborado por Monsanto por temor a los riesgos que pueda encerrar para el medio ambiente y la salud humana. No existen estudios que permiten conocer cuál es el impacto a largo plazo de esos productos. Y al conocer el accionar de la empresa, no podemos confiar en los datos que brinda. Ya ha mentido antes, con los casos del PCB y el Glifosato. Además, es una de las principales anunciantes del sector agropecuario, con lo que logra evitar que las noticias sobre los problemas que sus productos ocasionan sean conocidas.   

Pero como si esto fuera poco, el caso del maíz es particularmente grave. En México, existen fuertes resistencias a la implementación de una variedad transgénica, por el riesgo de perder el genoma de las especies de maíz originarias de la región. Desde hace siglos esas especies son custodiadas y producidas por nuestros pueblos originarios, campesinos y productores locales. Es parte del acervo cultural de la región. Si la nueva semilla desplaza a la local, puede provocar su desaparición.

Y Monsanto amenaza con controlar la producción mundial, si solamente son sus semillas las que se utilizan para producir. Estas semillas transgénicas no se reproducen, por lo cual los productores no pueden guardar parte de su cosecha para la próxima siembra. Por eso la empresa puede rastrear qué semilla se utiliza, y aplicar su derecho de patentes sobre su uso. Esto aun no esta legislado, y es un peligro latente para la producción mundial de alimentos.       
 
Inversiones en tiempo de crisis

Sin dudas, en el marco de una crisis internacional cada vez más preocupante, el Estado Nacional debe implementar políticas que permitan hacer frente a lo que la Presidenta ha llamado una “batalla comercial”. Los paises levantan barreras proteccionistas, e intentan ubicar su producción excedente apelado a maniobras desleales de comercialización. Estas, entre otras cosas, son las que se están discutiendo en estos días en la reunión del G-20.

La presidenta ha dicho que su “gran temor es que esta verdadera batalla comercial que se ha decretado en el mundo, sea entendida como la solución. Cuando yo en realidad creo que la globalización lo que debería hacer entender a los líderes, es que deberíamos articular cada uno de los países lo que mejor sabemos hacer y en lo que más competitividad tenemos para lograr el beneficio todavía de millones y millones de seres humanos en el mundo (...) que han perdido su casa, que duermen en las calles y para mejorar su calidad de vida”.

Por ello hay que celebrar las iniciativas del gobierno que permiten que a pesar de la crisis y la inestabilidad internacional, nuestro país reciba inversiones que signifiquen más puestos de trabajo y que provoquen un fuerte impacto en nuestro mercado interno.

El problema es que esas inversiones las realicen empresas que no cumplen con los parámetros éticos necesarios para poder confiar en sus planes de desarrollo; ni en el impacto ambiental que sus productos provocan. Eso puede implicar que el dinero que inviertan, sea inferior al que el Estado debe gastar a posteriori, tanto en salud pública como en la recuperación del medio ambiente.  

“El capitalismo es consumo”

Otro de los debates que generó la intervención de la Presidenta, fue su descripción de la crisis actual, y los caminos que permitan superarla. La propuesta es una mayor producción que empuje al consumo. “El capitalismo es consumo y necesitamos aumentar el consumo, no ajustar el consumo. Si no hay consumo, no va a haber crecimiento de la economía, no va a haber desarrollo”, dijo Cristina. Este planteo, que retoma los planteos realizados por Keynes y válido en la salida de la Gran Crisis del ’30; hoy encuentra un fuerte límite en la devastación que ese capitalismo vuelca sobre el mundo.

Las consecuencias de lo que este sistema de producción provoca en el medio ambiente, aun no las hemos terminado de sufrir. Sí podemos presenciar cambios profundos en nuestro clima, sumado a sectores del planeta que sufren valores de contaminación que lindan con las condiciones mínimas que los seres precisan para vivir. Estas también son discusiones que estarán presentes en otro encuentro internacional de estos días, Río+20.

No se trata de caer en simplificadas visiones ecologistas, sino en tener en cuenta que el agotamiento que este sistema transita, también se relaciona con el agotamiento que experimenta nuestro planeta. No es cierto que “los métodos tradicionales de agricultura, así cubriéramos toda la superficie de la Tierra no llegarían a cubrir las demandas, con la cual la necesidad de la intervención de la ciencia y la tecnología se convierten en centrales para los rendimientos”, como afirmó Cristina.

El gran problema del capitalismo es también la distribución que efectúa de la producción que realiza. Al guiarse por la tasa máxima de ganancia, quienes se apropian de esos productos tienen la capacidad de desperdiciarlos, si eso les provoca un mayor rédito. E incluso, los sistemas de producción y distribución producen una cantidad enorme de desperdicios, que están contemplados en el precio de mercado del producto.

Los basurales del conurbano bonaerense son una fiel prueba de ello: miles de familias los recorren para encontrarse con cantidades industriales de productos envasados y vencidos, que han cumplido su vida útil en el mercado capitalista sin llegar a las manos de miles de consumidores que no han podido consumirlos; o por falta de dinero o de capacidad de consumo. Quien no quiera observar tamaño espectáculo, puede quizás presenciar una versión de menor escala en las puertas de los Mc Donald´s de cualquier ciudad argentina a la hora de su cierre. Todo aquello que han producido de más, lo tiran sin demasiado recato ni el más mínimo principio de solidaridad, con aquellos que se acercan a esperar esos productos que han dejado ya de ser mercancías.  

El problema, entonces, es comenzar a desacelerar este tren de consumismo que el capitalismo nos propone, y conseguir conquistar una justa distribución de nuestra producción; sin contraer nuestra economía. Sin dudas, es un enorme desafío. Dijo Chávez en el discurso que brindó al conocerse su candidatura a la presidencia hace unas semanas: "Tenemos que frenar el derroche que provoca el capitalismo y cuidar la Pacha Mama. El capitalismo es el salvajismo del sálvese quien pueda. Las clases medias le deben temer al capitalismo, sino fíjense lo que pasa en Europa".

Estamos presenciando un cambio de paradigmas, de los cuales Cristina Fernández de Kirchner es parte. Ahora mismo se encuentra en el G-20, discutiendo con aquellos que quieren solucionar esta crisis merced a políticas de ajuste y de enfriamiento de la economía. Ella les propone una salida distinta, como la que venimos consolidando hace casi 10 años en nuestra Patria. Pero debemos considerar con quienes vamos a seguir construyendo y profundizando este modelo. Ciertamente, con Monsanto no. Ya lo ha demostrado.   

“La necesidad –eterna Celestina de todas las matanzas y guerras-deberá evaluarse conforme a las condiciones humanas de supervivencia digna y al uso no abusivo respecto de todos los entes naturales, y no a la conveniencia de pura obtención de mayores réditos”.

Eugenio Raúl Zaffaroni
La Pachamama y el humano