Libro de La Cámpora, capítulo 3

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Libro de La Cámpora, capítulo 3

27 Marzo 2012

Capítulo tres: Máximo, el heredero que no fue

"Somos de la gloriosa Juventud Peronista. Somos los herederos de Perón y de Evita. A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos. ¡No nos han vencido!"

Estribillo que cantaban los jóvenes kirchneristas en el búnker oficialista la noche del 23 de octubre de 2011, después del triunfo arrasador de Cristina

"Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa. "

Karl Marx, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte
Noviembre de 2011, Río Gallegos

-No es confiable, te digo que el tipo no es confiable... -se escucha la voz tensa de Máximo, desde el sur, hablando por celular en uno de sus tantos diálogos telefónicos diarios con los muchachos de La Cámpora. La frase, dicha con una contenida carga de furia, es recibida por un miembro de la mesa nacional. Y está destinada a Amado Boudou, apenas dos semanas después del arrasador triunfo de su madre. El que no es confiable, y a quien el hijo presidencial aspira a "freezer" en el entorno de la intimidad del poder es, nada menos, que el vice elegido por su mamá.

Lejos parecen haber quedado los tiempos en que, antes de que se develara la incógnita del compañero de fórmula de su madre, a mediados de 2011, Máximo -una de las tres personas que conocía el secreto--les recomendaba a sus amigos que "cuidaran" a Amado, un poco dándoles a entender, sin decirlo abiertamente, que él sería el elegido. -Che... no lo bardeen a Amado... -reclamaba apenas tres meses antes.

Es que al Cuervo, por ejemplo, nunca le cayó bien ese economista fashion, con sobrenombre francés. Su estilo cool, su formación en el liberalismo, su crianza política en el partido de Álvaro Alsogaray, la guitarra. Todo en Boudou es lo opuesto al Cuervo, que empezó militando en la Villa 20 y que presidió el centro de estudiantes del Nacional Buenos Aires, cuna del progresismo criollo. Ahora, Máximo parece haber cambiado de idea.

A sus manos llegó un informe de inteligencia -aparentemente extraído de la oficina de los patagónicos Francisco Paco Larcher y Héctor Icazuriaga- a cargo de la SIDE que deja muy mal parado a Boudou y a parte de su' equipo. Se filtraron ciertos comentarios inconvenientes con respecto a Cristina, tanto del entorno íntimo del vice como del propio Boudou, en sus charlas privadas con empresarios. Después de la muerte de Kirchner, el hijo de la Presidenta, su principal sostén afectivo, cuenta con un emisario de La Cámpora que se reúne aproximadamente cada dos semanas con Larcher y El Chango Icazuriaga para obtener información secreta con el fin de "cuidar" a su madre. Ése es su nuevo rol, proteger a su mamá, en esta etapa de orfandad que le toca transitar.

Boudou tiene un entorno propio, y un pequeño armado político a nivel nacional, en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad, territorio al que aspira conquistar. Ese territorio siempre esquivo al peronismo y al que ningún candidato oficialista pudo habitar con éxito. Tanto en Capital, espacio político donde tienen incidencia Juan Cabandié y El Cuervo, como en la provincia de Buenos Aires, zona de influencia de Ottavis, La Cámpora viene ayudando a Boudou en sus aspiraciones. Por pedido de Cristina, nunca dejaron de trabajar en conjunto, a lo largo de la campaña electoral de 2011, a pesar de las resistencias que genera.

Incluso en vida de Kirchner, el patagónico le había pedido al correntino Porcaro, padrino político de Ottavis, que trabajara con Boudou, que lo ayudara a construirse como candidato en Capital. El correntino obedeció, y lo llamó varias veces, pero Amado no le respondía los mensajes, hasta que Parca ro se hartó. Un día, se lo recriminó al ex presidente: -Mira Néstor, yo a la gente la puedo llamar hasta tres veces. Pero si el tipo no da pelota, no lo llamo más... -se despachó el correntino. Dos días después-de aquel cruce, Boudou estaba parado, obediente, en la puerta de la oficina de Porcaro para "empezar a trabajar juntos".

También Ottavis, como secretario general de la JP bonaerense, apoyará al economista, primero en la provincia de Buenos Aires y luego en Capital, donde no logró terminar de instalarse como candidato porteño. El ahora vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense también manejó el Foncap, un fondo social que funcionó bajo la órbita de Economía.

***

Replicando el juego de las muñecas rusas, en el que cada una contiene a otra, Boudou tiene diversas mesas chicas, una va envolviendo y superando a la que le sigue, siempre más extensa que la anterior. La mesa hiperchica de Amado, su entorno más íntimo, lo componen Juanchi Zavaleta, su indiscutida mano derecha; Miguel Cuberos, quien fue jefe de Gabinete de Economía en su gestión, y Fernando Grill, un hombre ligado a Diego Bossio. Luego, en el entorno extendido cuenta con el legislador porteño Alejandro Amor; el funcionaría Roberto Feletti; su asesor Oscar Leguizamón; la ex presidenta de la Auditoría Porteña, Sandra Bergenfeld, el sindicalista Víctor Santa María y Martín Olmos, hijo de la histórica dirigente peronista Kelly Olmos.

De alguien de ese entorno se filtraron esas conversaciones complicadas que llegaron a oídos de Máximo y que el vice habría tenido en relación con una supuesta debilidad que Cristina tendría hacía él. Una preferencia que, según se ufanó el entorno, le otorgaría una influencia especial durante el segundo mandato de Cristina. Y no sólo eso, también lo posicionaría como su delfín en 2015. El dato, fuerte por cierto, enfurece a Máximo. De inmediato lo liga con comentarios que le había hecho Florencia durante la campaña: a Flor K nunca le gustó la manera excesivamente afectiva con la que el economista trata a su madre.

La realidad es que Amado es así, en general, con las mujeres. Una funcionaria de su entorno suele contarles a los periodistas cómo el vice aprovecha los saludos con la platea femenina, en la que tiene mucho éxito, para dar abrazos que van más allá de lo protocolar, dejando a sus interlocutoras confundidas. -Te agarra tanto que... no sabés si siempre es así o si se está haciendo el vivo... y encima si decís algo quedás como una boluda -se queja, en broma, la funcionaria, a quien en definitiva le parece una travesura casi adolescente.

Al parecer ésas son las cosas que a la más chica de los Kirchner también le habrían hecho ruido. El hermano mayor decide, entonces, tomar cartas en el asunto. Y la movida de los hijos parece tener un Impacto concreto. Inmediatamente después del descubrimiento de Máximo, y sin que estuviera en los planes, Cristina bajará a Boudou del vuelo oficial con destino a Cannes, donde estaba planeada la participación del economista en la reunión del G-20. La información oficial asegura, a mediados de noviembre, que la Presidenta a último momento consideró que Boudou debía que- darse para monitorear la crisis del dólar, que se disparó inmediatamente después de las elecciones.

También Cristina destratará a Amado por considerar como un gesto de deslealtad reunirse con empresarios, muchos de ellos compradores de dólares. La enfurece, según le dijo al propio ministro, que haya argumentado frente a los hombres de negocios que no compartía las medidas. La irrita que haya deslindado responsabilidad sobre el inadecuado manejo de la crisis cambiaria. -Pero ella no se enojó por todo eso, exactamente. Lo castigó por aquello de lo que se enteró a través de Máximo... -revela un vocero del entorno más cercano a la Presidenta durante la investigación para este libro.

Es posible que la confusión entre lo público y lo privado, o entre el Estado y el gobierno, que domina en el ideario K haya llevado al hijo presidencial y a su grupo de amigos a utilizar este resorte clave de la seguridad nacional, la inteligencia, para fines domésticos. La Cámpora admira al mítico Juan Manuel Abal Medina -el "de verdad"-, como bromean puertas adentro del kirchnerismo sobre el padre del actual funcionario, delegado de Perón y secretario del movimiento justicialista durante los setenta, y quien armó los servicios de inteligencia para el PRI mexicano, donde vive hace varias décadas.

El Abal Medina "de verdad", además, es consultado en más de una oportunidad por los patagónicos sobre el manejo de la información sensible. Jorge Isidro Bounine, ahora secretario privado de Cristina, también asiste a las oficinas de El Chango Icazuriaga en la SIDE.  Bounine es amigo de Máximo e hijo de quien fue baby sitter de Florencia Kirchner en Santa Cruz. Los lazos entre todos ellos vienen desde lejos, en el tiempo y la geografía. En la línea de la persecución de "enemigos" reales o imaginarios, investigaciones periodísticas revelan, a principios de 2011, el uso de otros organismos sensibles del Estado por parte de los jóvenes K, como la Unidad de Información Financiera (UIF), originalmente creada para detectar delitos económicos del crimen organizado.

Una investigación publicada en La Nación el 15 de mayo de 2011 mostró de qué modo se usa el organismo antilavado como una herramienta política para perseguir y vigilar a aquellos empresarios que no integran la constelación del gobierno. O simplemente para perseguir adversarios. Paralelamente, fuentes vinculadas a La Cámpora contaron, en entrevistas para este libro, cómo la Inspección General de Justicia (IGJ) -la entidad que regula la formación de nuevas sociedades, controlada por el camporista Ernesto Kreplak, bajo la órbita de la Secretaría de Justicia- fue utilizada y operó en plena campaña por la reelección con fines políticos: obstaculizando formaciones de nuevas empresas ligadas a grupos económicos enfrentados con el gobierno.

Máximo, con los "enemigos" de la Argentina

Igual que sus padres, Máximo es propenso a creer en teorías conspirativas. Igual que ellos, también, lee todo lo que se publica sobre el gobierno, subraya, se amarga, sabe quién es quién en el mundo del periodismo profesional. Y tal como Néstor Kirchner, es un creyente, practicante y devoto de la lógica política amigo-enemigo. En esa clave lee la realidad política. Tiene una oficina en la Quinta de Olivos, donde colocó una foto que lo delata. La historia de esa fotografía también habla del hijo de la Presidenta y, sobre todo, de su forma de pensar la Argentina. Pertenece al cumpleaños de Augusto Rodríguez Larreta, gerente del grupo IRSA y hermano de Horacio, el principal operador político de Mauricio Macri en la ciudad.

IRSA tiene como principal accionista a Eduardo Elsztain, propietario de los shoppings Alto Palermo, Paseo Alcorta, Patio Bullrich, Abasto, Buenos Aires Design y Dot, y accionista mayoritario del Banco Hipotecario, en sociedad con el Estado. La foto fue tomada el19 de noviembre de 2010, menos de un mes después de la muerte de Kirchner, La imagen corresponde al cumpleaños número cuarenta y tres de Rodríguez Larreta, y en ella aparece un grupo de personas entre las que figura, además del homenajeado, Jorge Rendo, director de Asuntos Públicos de Grupo Clarín; Alejandro Macfarlane, CEO de Edenor, empresa de Marcelo Mindlin; Luis Betnaza, una suerte de "ministro del Interior" del Grupo Techint; Carlos Pagni, columnista político de La Nación, y Miguel Peirano, un ex ejecutivo de Techint que también pasó fugazmente por el Ministerio de Economía cuando tuvo que reemplazar a Felisa Miceli, envuelta en el escándalo por corrupción.

La foto fue publicada en la portada del domingo por uno de los diarios del Grupo Veintitrés, perteneciente al holding periodístico oficialista del empresario K Sergio Szpolski. Tiempo Argentino publica un editorial, en su edición del domingo del 28 de noviembre, cuyo título resulta impactante y prometedor: "Exclusivo: cómo operan Clarín y Techint cuando nadie los ve". La nota está firmada por su director, Roberto Caballero, y anuncia una explicación sobre cómo operan y se entrelazan el poder económico y el político. Una idea de artículo atractivo, picante, provocativo; una cocina de la que, efectivamente, debería saberse mucho más. Caballero escribe, en su copete, esa promesa. Pero defrauda. La realidad es que la nota no ofrece pruebas, ni hechos, ni datos, ni explicaciones, según los parámetros del periodismo profesional, sobre cómo se daría esa supuesta "operación". Más que la propia especulación del autor, no hay nada que indique que, al margen de la foto, que le sirve de disparador, esas personas se hayan reunido para otra cosa que no sea el festejo de un cumpleaños.

Obviamente existen vasos comunicantes entre el poder político, económico y mediático. Pero, en todo caso, no se desprende del artículo, ni de la foto. No importa. A Máximo le resulta verosímil todo el relato. Encaja con su percepción de la realidad, y con la que tenía su padre muerto. Y con eso le basta. -Aquí están... mírenlo s -señala a todo aquel que ingresa a su despacho en Olivos-. Éstos son los enemigos de la Argentina.

Hijos sin padres, memorias humilladas

Algo llama la atención en la composición de La Cámpora: la orfandad de varios de sus jóvenes integrantes, a pesar de que la mayoría de sus miembros son menores de treinta y cinco años. En la conducción ya hay dos: Wado y Juan. Pero también los hay en el segundo anillo camporista, ese que rodea a la cúpula, de unos veinte muchachos y chicas que orbitan y conviven con los jefes de la mesa nacional. Allí hay varios hijos de desaparecidos, como Norberto Carlos Berner, El Gordo, designado director estatal en Telecom. Es Íntimo de Wado, y su militancia de origen proviene de H.l.J.O.S. El padre del Gordo, militante montonero, está desaparecido. La lista sigue, y a ella ahora también se suma el jefe, Máximo. El investigador y director de Poliarquía, Eduardo Fidanza, asegura que "algo sucede" -algo con traducción en las sociedades con los hijos de aquellos que murieron por razones políticas. Algo sucede con esa descendencia cuando hay grandes matanzas, como la que se llevó a cabo durante la última dictadura. Hay un dejo de "revolución inconclusa" en el imaginario camporista, como si una tarea urgente hubiera quedado en pausa, congelada en algún momento de la historia: es el proyecto político de los padres o lo que ellos imaginan que era ese proyecto.

Es claro que ahí hay una recuperación: todos esos padres tuvieron ideales, más allá de sus errores. Pero esos padres murieron, y ahí quedaron pendientes cosas. Quedaron pendientes diálogos que nunca tuvieron lugar. Ideales que se cortaron; vidas que se segaron. Y eso siempre es una interpelación. Cada vez que hay matanzas se genera este fenómeno, se genera el fenómeno de las memorias heridas. Es un fenómeno que ha sido observado e investigado sobre todo en sociedades donde ha habido genocidios. Es la memoria relacionada con aquellos que murieron por razones políticas. Porque esos padres terminan eliminados por lo que eran, por lo que decían. Por sus ideas. Entonces, ¿qué sucede? Hay descendientes; quedan los hijos. Y esos descendientes portan esa humillación.

El interesantísimo el aporte que hace Fidanza sobre las memorias humilladas, y la carga política que queda latente en los hijos podría aplicar también a Máximo, aunque su padre, obviamente, esté lejos de ser un "desaparecido". Pero en su reescritura de la historia, y sobre todo la de los setenta, La Cámpora ha construido una mitología, y es que Kirchner "murió por la causa" nacional y popular, igual que sus ex compañeros de militancia. Eso es lo que Máximo cree, y así se los transmite a sus amigos. En algún sentido, los "enemigos" del modelo contribuyeron a su muerte temprana por lo que él era, por lo que decía, y sobre todo por los "intereses" que tocó con sus políticas "en contra de las corporaciones" que tienen un "proyecto de país para pocos", y sobre cuya peligrosidad alertaba a los herederos en las sobremesas de Olivos. Néstor era un "salmón" que navegaba contra la corriente, describe hoy Cristina.

Y si Kirchner murió por sus ideas, La Cámpora tiene la misión histórica de llevarlas adelante. De plasmarlas en ese proyecto de país que Néstor soñaba. Es una frase que se lee o escucha muchísimo en sus blogs, Facebook y encuentros de la militancia que pueden verse por YouTube. Los jóvenes K parecen retomar, entonces, cierto montonerismo tardío, aunque en otro tiempo y en otro mundo. Como si fuera una actuación fallida o, en palabras de Marx cuando hablaba de las repeticiones que suelen darse en la historia: si la primera escena es en tono de tragedia (los setenta, los desaparecidos, etc.), la segunda se presenta en clave de farsa. No porque sea mentira, sino porque tiene mucho de actuación.

Como decía el camporista Norberto Berner en un testimonio que brinda para Memoria Abierta, en 2002, comparando aquella militancia de su padre y la de su generación: "Al lado de ellos, lo nuestro es una joda... No tiene ningún peligro". El otro problema es que no terminan de revisar quiénes eran, realmente, los montoneros, cuya tradición política incluía el desprecio por la democracia. No terminan de meterse a fondo con ese pasado y, se sabe, todo lo que no se revisa se repite. Uno de los muchachos camporistas advierte esta fuerte contradicción cultural en el interior de su propia agrupación. Su crítica, sin embargo, no parece hacerlo renegar ni un milímetro de su fe en el proyecto kirchnerista.

Pese a ello, dirá para este libro: "Porque hoy vivimos en una democracia... entonces, ¿cómo se concilia aquella cultura de los setenta con esta? ¿Cómo se concilia formarse con los textos del primer Perón, John William Cooke, Jauretche, mejor que decir es hacer, con el 2012? La Cámpora tiene a peronistas de izquierda en su seno, lee libros de hace treinta años, pero la praxis de hoy los lleva por caminos muy distintos. A discutir las utilidades de Siderar, por ejemplo... " A esta reflexión habría que agregarle que, a juzgar por sus pasos para "calibrar" el modelo, en su segundo mandato Cristina no parece querer dar ningún giro radicalizado. Todo lo contrario. El otro punto, derivado de aquel, es la reivindicación de la memoria, que actualiza el kirchnerismo y sus jóvenes soldados.

Muchos intelectuales han señalado la necesidad de que, desde el Estado, que debería representar al conjunto de los argentinos, habría que impulsar una memoria común y más ecuánime sobre lo sucedido en los setenta. Sobre esas heridas que aún no cierran. Pero la actualización de la militancia setentista que lleva adelante La Cámpora va en sentido opuesto. En su discurso hay mucha reivindicación de un lado y mucho silencio del otro. Porque también, en los setenta, hubo militares que murieron entre 1973 y 1976 defendiendo a la democracia de ataques de la guerrilla. Murieron protegiendo al gobierno constitucional peronista. Sin embargo, en el discurso del oficialismo y de sus jóvenes soldados parece que los hijos de esos hombres muertos no merecen ni memoria.

El máximo influyente

Estaba en Río Gallegos la mañana del 27 de octubre de 2010 cuando sonó el teléfono, a través del cual iba a recibir la peor noticia de su vida. Desde allí viajó en auto con el empresario periodístico Rudy Ulloa, una suerte de hermano mayor, con quien se crió. Fueron ellos solos, sin custodia, en silencio, rumbo a El Calafate, donde Kirchner había muerto, al amanecer, en una sala de shock del hospital local. Sus amigos cuentan que postergó su propio duelo para hacerse cargo de contener a la madre. Lo hizo, también, en las cuestiones prácticas que requirieron las exequias. Fue Máximo quien acompañó a Cristina desde un primer momento. Fue él, también, quien organizó el velorio íntimo que se realizó en El Calafate, y el encargado de recibir a los parientes que iban llegando a cuentagotas. En todo momento fue respaldado por los militantes de La Cámpora.

Después de la ceremonia en el sur, se subió, junto con Cristina, en el Tango 01 rumbo a Buenos Aires. A partir de la muerte de Kirchner, todo cambiará para él. Nadie, nunca más, se acercará a la madre -ahora, sola a cargo del poder en la Argentina- sin su consentimiento. Se va transformando en el principal sostén afectivo de la Presidenta, y en el máximo influyente de su pequeñísimo entorno. Fue el gran lobbysta para definir nombramientos e incluir a los jóvenes de La Cámpora en resortes clave del poder. Es él quien impulsó sus nombres en las listas de candidatos durante la campaña por la reelección. "Como un elefante en un bazar, y a último momento, se bajaron nombres de tipos históricos que ya estaban acordados para poner a La Cámpora. Un desastre... ", comenta uno de los operadores menos conocidos de Cristina, que participó en algunos armados y fue testigo de la furia desatada por el viejo PJ.

El que tuvo que dar la cara ante los desplazados a último momento fue Zannini, que se comió todos los cachetazos; pero el verdadero autor intelectual de esos corrimientos fue el hijo presidencial. A su alrededor se repite, habitualmente, el ritual que imponía su padre ante los ministros, gobernadores, funcionarios y dirigentes políticos: ahora lo veneran él, y hasta le temen. "Le encanta que le lleven chismes; que le cuenten puteríos, igual que a Kirchner... Retruca igual que Néstor", describe uno de sus amigos, divertido. Sus dichos y opiniones impactan en Cristina. Pero más que el contenido de sus comentarios es el lazo fuerte que los une lo que influye en ella.

Un día, ya en su viudez, llegó a decir en público que Máximo es su preferido, su “OSO”, y que Florencia, en cambio, era la preferida de Néstor. -Cuidado, que viene Máximo... - alerta Abal Medina a su equipo cada vez que se entera de que el hijo de la Presidenta viajará a Buenos Aires para asistir a un acto. Máximo hizo nombrar, en 2011, a unos cincuenta militantes en la Secretaría de Comunicación Pública, que Abal Medina tiene a su cargo. Entre esos jóvenes, algunos designados directores en esa Secretaría, hay blogueros que saltaron a la fama dentro del oficialismo en la pelea por el campo. La ciberguerrilla fue premiada con cargos públicos.

Entre quienes llevaron adelante esa guerra cibernética había también ex frepasistas sumados al oficialismo. Es el caso de Martín Alessandro, hijo de Darío, quien fue uno de los principales operadores de Chacho Álvarez en los noventa. Martín es autor del blog El Criador de Gorilas, exitoso en la peronósfera. Ese posicionamiento y su vínculo con Abal Medina, que también tuvo su paso por el Frepaso, lo hizo acreedor de un cargo en el área comunicacional. No fue el único. Durante la campaña por la reelección, Abal Medina tiene un nexo informal con el hijo de la Presidenta a través de uno de esos jóvenes que trabajan en su área.

Le teme a Máximo, como el resto de los funcionarios y ministros, por lo que pueda decirle a la madre sobre su desempeño. La Cámpora parece respetar a Abal Medina más que nada por su biografía familiar; pero no digiere a sus principales operadores, los hermanos Lucas y Facundo Nejamkis, ambos ex aliancistas. -Es increíble que estos tipos te vengan a dar consejos sobre cómo hay que gobernar -suele quejarse El Cuervo frente a Máximo. En cada acto en que aparece Máximo, todos se acercan para saludarlo, quedarse un rato charlando con él, o bien compartir un cigarrillo, un vicio que no abandonó a pesar de las quejas de Cristina. Otros, como Alberto Fernández, se ilusionaron con que podría ser una llave para reingresar al gobierno. Poco después de la muerte de Kirchner lo ensalzó al punto de afirmar que Máximo es "un cuadro político brillante".

En los días previos al 10 de diciembre, cuando se anunciará el nuevo gabinete, es él quien bocetea, junto con Cristina y Zannini, tal como antes lo hacía su padre, la fusión de ministerios y el pase de algunos a secretaría de Estado. En Gallegos -así le dicen los santacruceños a la capital provincial- produjo una designación en el oficialista Canal 9, una herramienta fundamental para la campaña política, que dejó mudo a medio mundo. Armó un enroque sorprendente para el que tuvo que correr a un histórico amigo de su padre, Gabriel Aguirre, Gabito. A principios de 2011, Máximo empieza a empujar el reemplazo de Aguirre por el joven camporista Martín Hernández, su amigo. Y lo logra.

"Si Kirchner viviera, jamás hubieran sacado a Gabito. Y esto no fue obra de (Daniel) Peralta. Son los de La Cámpora, que están ocupando lugares clave en el gobierno, porque no le tienen confianza al gobernador", dicen en Santa Cruz. La conducción del Canal 9, en Río Gallegos, es un punto estratégico de difusión propagandística oficial; es una herramienta clave para sostener una campaña política, ya que es el único canal de aire que llega al interior provincial. Consciente de su importancia, siempre estuvo bajo la tutela de Kirchner, que había puesto a un incondicional. Ahora, los actores políticos de Santa Cruz señalan que el ingreso del joven Hernández a Canal 9 forma parte de una estrategia de ocupación por parte del camporismo en el esquema de poder de Santa Cruz, preparando el campo comunicacional para asegurarse de que la línea del kirchnerismo puro no pierda hegemonía.

El gran enigma

Después de la muerte del padre, se puso a estudiar por su cuenta. Tras su fracaso como estudiante universitario de Derecho en la Universidad de La Plata, tratando de cumplir el sueño que tenía Cristina para él, y más tarde, de periodista deportivo, en TEA, ahora quiere ensayar el camino del autodidacta, como hizo Kirchner con la economía. "Se está formando. Empezó a estudiar. Quiere saber realmente de política", cuentan en el gobierno. En las reuniones políticas masivas, donde hay funcionarios de gobierno o dirigentes mayores, no abre la boca. Su bajo perfil es extremo.

-Si tiene talento político, no lo ha demostrado. O yo nunca lo escuché. Estamos en plena campaña y está en Santa Cruz. Hace un mes y medio que no aparece por Buenos Aires, en un momento político vital. -deja ver uno de los operadores de Cristina, que participó en el armado de las listas de 2011 en algunos distritos. -Siempre me llamó la atención lo callado que es. Es un muchacho extremadamente silencioso. Y también, que siempre participa en todos los eventos con Rocío, la novia. La incluye en todo -relata un funcionario del área de Comunicación que participó junto el matrimonio presidencial en varias actividades en Olivos. No se parece en nada al hijo de un gobernador de provincia, aunque en su adolescencia haya tenido varios desbordes. "Pudiendo salir con una supermodelo, tiene a su lado a una chica normal", destacan los camporistas como una virtud de su jefe.

Claramente, el hijo de Cristina no es el hijo de Menem. Pero, ¿quién es realmente? Ésa es quizá la pregunta del millón. El gran enigma a develar a la hora de describir el ADN de La Cámpora. y las respuestas varían según quién la responda, y según sus intereses sobre el entorno K. La oposición política santacruceña y el escaso periodismo independiente que Kirchner dejó en pie -o al menos la prensa que no depende exclusivamente de la financiación oficial-lo describe como un muchacho que "no está terminado de hacer". Es decir que padece de inmadurez emocional; algo así como un adolescente tardío, más preocupado por Racing que por la política. Y definitivamente un "invento" de los medios que La Cámpora usa para capear. El periodista santacruceño Cacho Barabino relata hechos para probar esta versión:

Jamás dio una entrevista; jamás dio un discurso, que podría revelar su carácter de conductor. Ni siquiera en los momentos más peliagudos de este gobierno: nunca salió a hablar. La Cámpora tiene aquí, en Gallegos, un pequeño local, nada más, lo cual es revelador. Ni en el centro de estudiantes de su escuela secundaria tuvo injerencia. Máximo es un buen pibe, pero una fantasía; alguien que usa La Cámpora para tener al lado la "chapa" que da el apellido Kirchner. La necesidad de tener un canal para un tráfico de influencias. Un mascarón de proa.

Tampoco su cuñada, Virginia García, a quien puso como candidata a senadora por la provincia, es conocida entre los actores políticos santacruceños, un pequeño microclima en el que todos conocen vida y obra de los demás. -Aquí nadie le conoce ningún antecedente político. Nunca dio un discurso, ni participó en nada. Yeso, en un pueblo pequeño como Gallegos, es decir mucho. Lo único que dice es que hay que defender el modelo. Y nadie sabe en qué consiste esa defensa, ni ese modelo -comenta Marcelo Cepernic, ex intendente de Río Gallegos, que se postuló como candidato a gobernador en 2011 por el Frente Encuentro Ciudadano. En las últimas elecciones contó con el apoyo de Proyecto Sur, de Pino Solanas, y del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).

-Muchos cuentan aquí que, cuando perdieron el bebé con Rocío, esperaron en el hospital a ser atendidos, como cualquiera. De ser así, te muestra a dos jóvenes que no aplicaron ni el apellido ni el poder para obtener un tratamiento especial-relata, con ecuanimidad, este histórico y respetado opositor al kirchnerismo. Hijo de dos presidentes de la Argentina que concentraron poder como pocos, podría haber tenido cualquier puesto, desde que cumplió veinticinco años. Sin embargo, nunca tuvo ninguno. ¿Por qué? ¿Por qué no se hace cargo de la herencia política? Hacia fines de 2011, Iván Heyn le comenta a un empresario, después de una charla: -Nosotros esperábamos que en 2011 fuera candidato a diputado nacional por Santa Cruz, pero...

Un Griffa de la política

Dicen que los entornos de los políticos, así como las parejas en la vida personal, portan información valiosa acerca del líder de ese entorno, o, según el otro caso, del cónyuge en cuestión. En una palabra: el delegado o representante no es elegido al azar. Refleja aspectos del líder porque delata, en definitiva, a su elector. Parece haber entonces una pista importante sobre la verdadera personalidad de Máximo en la elección de El Cuervo como su representante ante la agrupación. Sobre todo, teniendo en cuenta que él eligió quedarse en el sur y que su delegado enfrenta el día a día de La Cámpora. Entre agosto de 2011 y las elecciones presidenciales, por ejemplo, Máximo estuvo más de un mes sin viajar a Buenos Aires, en un tramo clave de la campaña electoral donde se supone que un Jefe político debe estar presente.

De hecho, es El Cuervo el encargado de ir al programa híper K 6, 7, 8 a defender posiciones del gobierno. o de dar entrevistas, siempre protegidas, a medios ligados al gobierno. El Cuervo Larroque fue designado secretario general de La Cámpora por Máximo, quien venció en una interna a Ottavis, el primero en llegar a La Cámpora. La disputa por ganar posiciones al lado del hijo de la Presidenta desató una interna entre ellos que aún se mantiene. ¿Y quién es El Cuervo? Quizá el más talibán de todos los jóvenes de la mesa nacional: extremado en su interpretación de la realidad política, encerrado en su propia lógica, inclinado a creer en teorías conspirativas armadas por supuestos opositores. Prejuicios o frente a todo lo que venga desde afuera de su pequeño microclima. Imposibilitado de tender puentes de diálogo con otras expresiones ideológicas democráticas que no sean las del oficialismo. Cultor fanático del pensamiento único, tiene la convicción de que el kirchnerismo y sus jóvenes soldados son los dueño~ de la verdad histórica, y que todo lo que contradiga ese relato, o es errado o es "cipayo", palabra anacrónica si las hay, pero que él y sus amigos usan.

Esa cerrazón lo lleva a renegar de una de las cualidades políticas del verdadero progresismo, por lo menos del actual: la diversidad. El que anuda lazos con la diversidad de miradas que existen sobre mundo, las distintas vivencias sobre la familia, la sexualidad, la espiritualidad. Con los relatos únicos en retirada, en un clima cultural donde todos los "ismos" están en crisis -el marxismo, el  liberalismo, el comunismo, el trotskismo-, esas religiones laicas que explicaban desde el nacimiento del mundo hasta la verdadera esencia del hombre, las cuales traían sus propios manuales con normativas sobre la vida privada, ya no tienen demasiado lugar. Quizá la verdadera revolución de hoy pase por respetar cada una de esas miradas, donde la verdad aparece fragmentada entre muchos" cuentapropistas".

Pero a él, no. Al Cuervo, que no le vengan con esas historias. Le resultan demasiado posmodernas. Él es un religioso kirchnerista convencido de la real malignidad, potencial peligrosidad y esencial "mala leche" -una palabra que usa a menudo- de los "enemigos" del proyecto nacional y popular. En esa lista incluye a cierto sector del campo, la "oligarquía terrateniente"; los medios de comunicación "hegemónicos", con el Grupo Clarín a la cabeza; un sector del establihsment (el que no participa de las corporaciones privadas bendecidas por el gobierno) y una parte de la Iglesia Católica.

Quizá tengan razón los políticos de la oposición santa cruceña cuando dicen que a Máximo siempre le interesó mucho más Racing que la política. Lo conocen desde que era chico. --Cristina me contó una vez que cuando Máximo era chiquito la corrió por toda la casa, enfurecido, porque durante un partido entre Racing y Gimnasia y Esgrima de La Plata empezó a hinchar por el equipo platense -cuenta hoy Rafael Flores, compañero de militancia del matrimonio. Es que, a la hora de los ideales, el jefe de La Cámpora no tiene como modelo a un estadista, ni siquiera a un líder político juvenil, sino al "maestro" Jorge Griffa, un descubridor y formador de jugadores juveniles de fútbol. Griffa empezó su labor formativa en la década del setenta, cuando tomó la dirección de las divisiones inferiores en el club que lo vio nacer como jugador profesional, Newell's Old Boys, y al cabo de todos estos años se fue convirtiendo en una de las personalidades más destacadas en la captación, formación y desarrollo de los jugadores del área juvenil.

-Necesitamos cuadros propios, basta de "tercerizar" funcionarios o de afanar liberales por un rato -suele decir Máximo, frase que es replicada en posts por varios líderes de la conducción. Así parece sentirse cómodo él. Captando y descubriendo nuevos jóvenes talentos. Formando un semillero propio del modelo. Siendo como un Griffa, pero de la política.

Heredero de una fortuna

Un artículo del 7 de noviembre de 2010, publicado en La Nación por la periodista Mariela Arias, corresponsal del matutino en Río Gallegos y gran conocedora de los avatares de la familia presidencial -fue la primera reportera en confirmar la noticia de la muerte de Kirchner-, indaga también en pistas para develar la incógnita que plantea Máximo. Allí Arias asegura que el hijo de los Kirchner, que el 16 de febrero de 2012 cumplió treinta y cinco años, administra una fortuna de más de 55 millones de pesos.

Dice el artículo

La actividad comercial de Máximo Kirchner se encaminó, a partir de 2005, cuando integró la S.A. Negocios Inmobiliarios, con Osvaldo Sanfelice, empresario inmobiliario de la ciudad, y María José Fernández Clark, esposa del ex gobernador Carlos Sancho, que renunció en 2007 en medio de una fuerte crisis social. Desde el local de Sanfelice, Sancho y Asociados, se administran las propiedades de los Kirchner.

Según la última declaración jurada del ex presidente, el edificio donde funciona la inmobiliaria de Sanfelice y Sancho es propiedad de los Kirchner. Sanfelice, a quien llaman "Bochi", era uno de los socios de Kirchner en Hotesur S.A., dueña del hotel Alto Calafate. Sigue Arias:

Máximo heredó sus asesores comerciales, a Sanfelice se suman el contador Víctor Alejandro Manzanares y el empresario Lázaro Báez, quien tiene socios en común con las empresas de Kirchner. En 2006 fue nombrado presidente de Los Sauces S.A., para administrar el coqueto hotel boutique de El Calafate. Con la S.A. El Chapel corrieron menos suerte, fue fundada en 2008 y disuelta en 2010, después que la Oficina Anticorrupción sugiriera la disolución de la empresa. Máximo lo hizo.

Neomontoneros

-El Gordo los manda a todos; es un jefe presente en todas las decisiones. Cuando El Cuervo sale en los medios, por ejemplo, es porque lo manda Máximo... -informa uno de los jóvenes del segundo anillo de La Cámpora. Todos los integrantes de la cúpula viajan a Río Gallegos y comparten la intimidad política con él. También participan de festejos en el multimedio de dimensión provincial de Rudy Ulloa. La estructura que comanda El Cuervo tiene, en su formación interna, un aire de familia con la cultura montonera. Por ejemplo, cuenta con un armado celular, tabicado, donde la información valiosa siempre está en manos de unos pocos: la cúpula. El secretismo es una marca cultural de esta juventud.

Ya en el arranque del segundo mandato de Cristina empiezan a pujar para meter a jóvenes en Ceremonial de Presidencia, que "sería como meter al decano de la UBA", grafica una colaboradora, empleada en la Jefatura de Gabinete, que trabaja políticamente con uno de los líderes. Cuenta con una estructura de control de la información, con sus propios "tribunales" internos que evalúan comportamientos políticos de sus integrantes, incluso los privados, como sucedía en La Orga setentista. Las situaciones privadas que abordan son las que pueden, potencialmente, afectar las condiciones anímicas de los integrantes de la mesa nacional. Ejemplo: a fin de año se trató, informalmente, la situación de pareja de Ottavis y Mayra Mendoza, ahora diputada nacional. Ocurre que el vicepresidente de la Cámara baja bonaerense, que tiene un hijo con su primera pareja, decidió pedir la patria potestad. El niño, sorpresivamente, pasó a vivir con su papá y, claro, con su actual pareja.

El punto es que Ottavis, a pesar de haber montado una empresa propia con su mujer durante su etapa en el poder, aún vive con Mayra en un departamento en el centro porteño, sobre la calle San Martín al 1100, en un octavo piso. No es demasiado grande; un dos ambientes que, a fines de 2011, les cuesta unos dos mil pesos mensuales mantener. -No es lo mismo tener al chico un rato, como sucedía antes, que pasar a vivir con él todo el tiempo. Parece que Mayra se quejó y La Cámpora la llamó al orden: hay que convivir en armonía con el chico del" enano" (por su baja estatura, Ottavis se ganó el sobrenombre de "enano" entre sus compañeros de militancia) -comenta un joven muy ligado a la cúpula, divertido con el relato.

Luego de la muerte del padre, Máximo queda resentido con Moyano. Circuló, mucho después de la muerte del ex presidente, que la 'última conversación acalorada de la vida de Kirchner fue con el líder camionero, un cruce que lo dejó nervioso y estresado. Producto de esas facturas pendientes con el padre, o de resquemores entre las juventudes, lo cierto es que después de la muerte del santacruceño el hijo del camionero, Facundo Moyano, líder de la juventud sindical, y el hijo de los Kirchner empiezan a distanciarse. Cuando terminó 2011, estaban peleados.

-La pelea de Facundo y Máximo arriba complica la relación hacia los cuadros de abajo, entre La Cámpora y la Juventud Sindical. -acerca un ex camporista que ahora revista en las filas de la Juventud Sindical. Las tensiones se hacen visibles a mediados de 2011, cuando la juventud que dirige Facundo hace su primer congreso en Chapadmalal. El único que habla allí en representación del gobierno es Abal Medina. Ningún líder de La Cámpora asiste a las deliberaciones juveniles en el complejo turístico.

Internas de los muchachos kirchneristas

-Pero... ¿este chico no es el amigo tuyo que...? -pregunta Cristina al hijo, interrumpiendo en la mitad de la frase para subrayar lo que está leyendo. Algún joven del área de Comunicación del gobierno, producto de una interna de La Cámpora, hace llegar el "pecaminoso" texto hasta el propio despacho de la jefa de Estado. La Presidenta, entonces, también debe hacerse tiempo para leer los post de los jóvenes, donde desnudan sus peleas internas. Como hijos adolescentes, y no como jóvenes adultos treintañeros que son, ellos se las llevan. Esta vez se trata de una nota publicada en Miradas al Sur, que dirige Eduardo Anguita. Cristina está irritada y, en algún punto, su voz suena incrédula.

-¿Qué chico? ¿Cuál? -se alarma Máximo. Está firmada por el bloguero Martín Rodríguez, periodista, y uno de los laderos del gerente de noticias de Canal 7, el camporista Santiago Álvarez, a quien en La Cámpora llaman Patucho. Es decir, proviene de un joven funcionario del corazón de La Cámpora; de un militante convencido y leal, según cuentan sus compañeros de la Facultad de Ciencias Sociales, donde estudió periodismo. Pero parece haber cometido un pecado capital dentro de la militancia radicalizada de los jóvenes K: osó ensayar una autocrítica. Y encima plasmarla por escrito. Esa muestra de autonomía resulta letal "del lado de adentro". Como una bomba neutrónica. La Presidenta se horroriza. Máximo se espanta. Wado simplemente "no puede creer" que su amigo, su "cumpa", "haya escrito semejante cosa". Parece provenir de un "periodista opositor", dice en algún momento.

Rodríguez se sorprende. -Pero, ¿qué pasa? ¿Estamos en un soviet? ¿No se puede hablar? -lo escuchan decir en una reunión interna donde están Wado y otros militantes de H.I.J.O.S. Martín conoce a Wado desde la infancia. Lo respeta, lo idolatra; jamás de los jamases le haría daño. Su madre fue compañera de militancia de Enrique de Pedro, el padre del jefe camporista. En su particular lógica, al Cuervo, el más talibán, le resulta insostenible el escrito. El título de la nota-bomba es: "Para que 'nunca menos', hay que ir siempre por más". Está publicada en la edición del 3 de julio de 2011, en el diario de Anguita. Allí se describe a los militantes de La Cámpora como representantes concretos de "una cultura de la juventud kirchnerista" que "acompaña rígidamente, copia modos orgánicos duros, jura lealtades, teje internas en su interior y permanece incólume en el espíritu paradójico de un proyecto cuyos gestos visibles hacen creer una verdad que muchas veces es verdad: democratiza hacia afuera y disciplina hacia adentro".  En su interesantísima nota, Martín desnuda el entramado camporista, donde conviven múltiples miradas. Revela sus claroscuros.

El kirchnerismo ofrece W1aagenda mucho más liberal que la microcultura política de sus nuevos cuadros ordenaditos que acompañan marchas de fumones o del orgullo gay con disciplina militante. ¿Qué tiene en el bolsillo W1militante? Muchas cosas; pero no W1ahoja de ruta que diseñe conquistas sobre las deudas pendientes. Es difícil encontrarles un libro en el morral cuya primera edición tenga menos de cuarenta años. Cristina se asegura intérpretes sólidos del devenir ideológico de su gobierno. Tan capaces de defender los saltos hacia adelante como de justificar, en otros momentos, la dieta del sapo que hay que tragar cuando las posiciones se necesitan conservadoras.

y remata:

¿Qué demostró La Cámpora hasta ahora? Una enorme convocatoria alrededor de cuadros con vocación y consumo de poder. Ahora precisa demostrar su capacidad de producción de poder. Y eso se hace con algo más que obediencia: con saltos sin red, con riesgo, con capacidad para poner en crisis las posibilidades del proyecto. Para que “nunca menos", hay que ir siempre por más.

Quién es Máximo Kirchner

-Máximo fue un chico abandonado emocionalmente por ambos padres, que entonces estaban obsesionados con la política, el poder y el dinero. Se crió en compañía de la abuela paterna (María Ostoic) y de Rudy Ulloa, que es como su hermano mayor. Cuando nace Florencia, en cambio, a Cristina la agarra con más poder. Y más infraestructura. La toma en otra etapa de su vida. Entonces, sí, a Florencia se ha dedicado más. La iba buscar al colegio, y esas cosas. Pero esa obsesión con la política de los padres lo dejó solo a Máximo, y yo creo que para él no debe haber sido gratis -describe Rafael Flores, un testigo privilegiado de aquellos años en los que frecuentaba a los Kirchner, hasta que se pasó a la oposición santacruceña y luego a la Alianza.

Su testimonio coincide con el del resto de las fuentes santacruceñas que conocen de cerca la historia. Nació en La Plata el 16 de febrero de 1977. Debería haberse llamado Néstor por una tradición familiar, pero Cristina lo impidió y sólo negoció el segundo nombre: Carlos. Máximo debió ser Néstor, pero no lo fue. Heredó, sí, de su padre el colegio "El nacional", como llaman al colegio República de Guatemala, donde también hizo la secundaria. Allí fue compañero de Santiago De Vida, hijo de Julio y de Aixa Flores, hija de Rafael.

No tuvo actividad política en la secundaria y no se destacó demasiado, ni para bien ni para mal. Su gran amigo de aquel momento era Daniel Raquel, hijo del intendente radical de Río Gallegos, Héctor Raquel. Pero años más tarde se pelearon por política. Sus compañeros de secundaria lo recuerdan como un "buen pibe", a quien siempre pareció gustarle más pasar desapercibido que cualquier otra cosa. Tampoco brilló en los deportes -y esto sí lo heredó a Néstor-, tuvo que resignarse con ser arquero de handball, un juego popular en Santa Cruz. Quiso estudiar periodismo deportivo, y vino a Buenos Aires para cursar en TEA, pero quedó libre por inasistencias. Intentó, más tarde, en la Facultad de Derecho, en La Plata, donde habían estudiado sus padres, pero no logró continuar.

Sin poder encontrar su lugar en el mundo, volvió entonces a su sitio de origen y se puso a trabajar en la inmobiliaria regenteada por el ex gobernador santa cruceño Carlos Sancho y Osvaldo Sanfelice. A partir de entonces, parece encontrar un rumbo gerenciando los negocios de sus padres. Sanfelice, al que también le dicen Bochi, como a Granero, es oriundo de Puerto Deseado, un pequeño pueblo santacruceño. Trabajó siempre en el Poder Judicial, y llegó a oficial de Justicia. Obsecuente, le llevaba chismes a Kirchner, y de ese modo se ganó su confianza. Vivía pegado al santacruceño hasta que obtuvo un cargo en la Dirección General de Rentas de Santa Cruz. Luego hizo muchísimo dinero adquiriendo propiedades. Investigaciones periodísticas lo han señalado más de una vez como uno de los testaferros de Kirchner.

Otra pista sobre Máximo hay que buscarla por el lado de la personalidad del padre. Con su muerte temprana y su afección cardíaca mucho se dijo sobre la personalidad de tipo A del ex presidente. Pero hay otra característica, de la que casi no se habló públicamente, pero siempre observan los amigos de su entorno, y que parece venir de larga data. Un trastorno, en verdad, que también es señalado por quienes fueron compañeros de Néstor y Cristina en los setenta, en La Plata, donde se crió la Presidenta y en la que Néstor vivió siete años mientras estudiaba y militaba. Los setentistas comentan que el ex presidente tenía la personalidad típica de un adicto al juego y Luis Majul, en El y Ella, parece confirmar esa estructura de personalidad con el testimonio de un médico, especialista en administración, que conoció la historia clínica del ex presidente. Según Majul, el médico lo describió así:

Néstor era un ludópata no diagnosticado. Tenía la típica personalidad del adicto al juego. Porque un jugador social puede ganar o perder, pero él tenía la base de su adicción en la adrenalina de jugar siempre a todo o nada. No tenía grises. Ni en la política, ni en la vida. Ponía en juego su capital político y su salud, en una sola ficha.

Siguiendo la hipótesis de la adicción paterna, ¿cómo impacta esa enfermedad en sus hijos? ¿Qué características tiene el hijo o los hijos de un adicto al juego (de azar o político)? Los especialistas en el campo de las adicciones, que han estudiado la dinámica de las familias disfuncionales -aseguran que allí donde hay adicciones hay una familia disfuncional-, describen varios roles probables para sus hijos. En La familia, el prestigioso experto norteamericano en adicciones John Bradshaw distingue seis roles posibles. Un hijo puede encarnar más de un rol, o ir cambiando de uno a otro, con el tiempo, la edad o las circunstancias. Pero cuando asume uno, queda fijado allí.

Como en una obra de teatro, uno de esos papeles es el del "realizador" o "héroe", ese que se destaca por sus logros, el perfecto, el que no se permite fallar. Otro papel es el "chico-problema", que es el chivo expiatorio, a quien se culpa de todas las dificultades familiares. También está el rol del "rebelde", que desafía la autoridad de los padres. Además, el rol de la "mascota" o "bufón", el "regalón" de los padres, que hace monerías para aliviar tensiones y finalmente, el rol que Bradshaw llama "niño perdido", ese hijo que prefiere quedar diluido, desdibujado, desentendido de las tensiones circundantes. Es discreto, callado, de bajo perfil, encerrado en su mundo. Sus necesidades suelen ser ignoradas o estar escondidas.

Con ese paradigma de guía, con la muerte de Kirchner Máximo parece haber pasado de "niño perdido" a "guardián", el sexto rol: es el hijo que asume la custodia emocional o el cuidado afectivo de la familia. Máximo tenía veintiséis años cuando su padre fue elegido presidente. Recién entonces empezó a interesarse más en la política. Tenía una novia, Tamara Mari César, con quien Cristina trabó una buena relación. Sólo años más tarde, y por esos cruces del destino, conocerá a la odontóloga Rocío García, hija de un político santacruceño, con quien actualmente convive.

La familia de la novia

Héctor Marcelino Chicho García, el padre de Rocío y Virginia, y ahora consuegro de Cristina, fue diputado provincial entre 1987 y 1991 y, por esas vueltas de la vida y la política, predecesor de Kirchner en la gobernación de Santa Cruz, que ocupó brevemente a raíz de una crisis institucional en la provincia. El gobernador en ese entonces, Ricardo Jaime Del Val, había sido destituido por un juicio político motorizado por Cristina, por entonces diputada provincial. Recuerda hoy Cepernic, cuyo padre, Jorge, fue gobernador de Santa Cruz, algunas escenas de ese momento:

-De los seis o siete puntos de aquel juicio -rememora el dirigente opositor, asombrado, en el momento de la entrevista para este libro, que es cuando parece descubrir la contradicción- uno de los cargos fue haber utilizado una máquina de Vialidad para efectuar un arreglo de caminos en su campo, una pequeña estancia a orillas del Lago San Martín. Qué increíble, ¿no? Justo ellos que han usado descaradamente los medios y recursos del Estado para su propio beneficio... José Granero, al que llaman El Bochi en Santa Cruz, que más tarde, ya con Kirchner en la Casa Rosada, será designado secretario de Lucha contra la Drogadicción, asciende a gobernador. Y el padre de Rocío, a vice. Pero Granero renuncia y García queda a cargo de la provincia hasta el lo de diciembre de 1991, cuando asume Kirchner. Chicho detestaba a Kirchner por muchas razones, pero en aquel momento lo tenía entre ceja y ceja porque tanto Néstor como Cristina "se cansaron de decir barbaridades sobre Chicho y su esposa Marta Arana", según relatan tres actores políticos clave de la provincia...

"Decían que Marta se había llevado unas ollas de la residencia de la Gobernación. Un bochorno, pero son esas cosas de pueblo", recuerdan los actores políticos santacruceños pues es una historia muy conocida en aquel pueblo grande. Los padres de Rocío habían quedado profundamente ofendidos por lo que consideraban difamaciones de los Kirchner, y no ahorraban quejas sobre el matrimonio gobernante en cuanto evento social hubiera en Río Gallegos. Máximo y Rocío no se frecuentaban entonces, aunque se conocían, como todos los jóvenes de cualquier pueblo que comparten generación.

Néstor venía pisando fuerte para incrementar su poder y, fiel a su estilo era inclemente en sus críticas a quienes no eran del palo. Y claramente Chicho García no era del palo. Era un peronista, tirando a la derecha. Las fuentes lo describen como un hombre malhumorado, abogado, que además de odiar a Kirchner por su estilo, lo envidiaba: a él mismo le hubiera gustado ser más de lo que fue. A él le hubiera gustado ser, quizá, como el santacruceño. Por entonces, en los noventa, tenía una unidad básica en Gallegos, llamada Primero de Mayo. Allí él era amo y señor. Pero sus dominios eran escasos comparados con el huracán K, que ya se perfilaba como el indiscutido hombre fuerte de Santa Cruz.

En ese contexto, a mediados de los noventa, cuando Kirchner ya había sido reelecto, Rocío García se recibe de odontóloga y vuelve a Río Gallegos para trabajar allí, donde reside su familia, porque como muchos jóvenes del sur había cursado la carrera en otra provincia. Cuatro fuentes santacruceñas -dos periodistas, un ex diputado y un dirigente de fuste- relatan para la investigación de este libro el contenido de una escena que retrata a los Kirchner y a la familia de la novia. El hecho de que sus nombres no figuren es un pedido especial de ellos: temen posibles represalias en una provincia pequeña que sigue manejada por los Kirchner. Así reconstruyeron las fuentes santacruceñas esta jugosa escena.

Río Gallegos, fines de los noventa

Imposibilitada de poner un consultorio por su cuenta, Rocío le pide a su papá que le consiga una audiencia con el gobernador, porque deseaba trabajar en el sistema público de salud. "El primer dato interesante del asunto es esta percepción, real, de que es necesaria la orden de Néstor para ser nombrado", acota una de las fuentes. Como era previsible, Chicho se niega rotundamente. -¡Nooooo! ¡A ese hijo de puta yo no le voy a pedir nada! Olvidate. La hija insiste: -Dale, papá, tanto sacrificio hiciste para que me recibiera. Éste es el último esfuerzo que te pido...

En la encerrona, y queriendo ayudar a su hija, Chicho finalmente accede. En definitiva, él sólo tiene que conseguirle la entrevista a Rocío. No estará físicamente presente y no tendrá que pedir nada. Con ese pensamiento se consuela, llama a la Gobernación y solicita la audiencia privada. De inmediato obtiene respuesta. La secretaria de Néstor le confirma la entrevista, pero con una condición: -Tiene que venir usted, señor García... Chicho maldice su suerte. "Eso era típico de Néstor --comentan, en este punto, dos periodistas políticos de Río Gallegos-. Humillar al adversario y hacerle sentir que tiene que ir al pie."

Acuden finalmente padre e hija a la Gobernación. Hablan de bueyes perdidos. Chicho transpira. Espera que el gobernador pregunte algo que le facilite el momento. Pero en ningún momento Kirchner alivia a su adversario con un comentario del estilo "bueno, ¿qué los trae por aquí?" o, "¿en qué puedo ayudarlos?". No. Es obvio que, por algo, han ido a verlo juntos. Es en ese punto cuando Rocío, impaciente, casi obliga al padre a pedirle el favor a Kirchner, -Bueno, papá, decile por favor al gobernador por qué vinimos a verlo. Derrotado en su orgullo, García le hace explícito el pedido. Humillado el adversario, Néstor es, recién entonces, condescendiente con la hija. De inmediato levanta el teléfono y llama a su hermana, Alicia, entonces a cargo del área de Salud Pública provincial y también de los hospitales. -Alicia, aquí te mando a la hija de un gran, gran amigo, el Chicho García. La chica anda necesitando un trabajo, ¿sabés? Pero dale algo bueno, ¿eh? Ni se te ocurra arreglarla con cualquier cosa. Ya trabajando con los Kirchner, Rocío empieza a frecuentar a Máximo y se ponen de novios.

Sexo, poder y blackberries

El juego del poder también parece haber incentivado las hormonas sexuales del camporismo, hecho que se comprueba en las fiestas, asados y campamentos de militancia. Se sabe: el poder y la libido se potencian mutuamente, un mix sobre el que el psicoanalista Sergio Rodríguez, famoso por tratar a políticos en su consultorio, ha reflexionado y escrito. Hay conexión entre poder y sexo, y esto no es un invento del kirchnerismo, ni de La Cámpora, sino que es tan viejo como el poder y el sexo. Dice Rodríguez: "Hay políticos que, en la cúspide de su gloria, además de la responsabilidad de los cargos pueden tener cuatro, cinco, seis amantes. Son los mismos que sin esa gran droga que es el poder se deprimen severamente".

En un asado de mediados de 2011, después de las primarias del 14 de agosto y antes de los comicios presidenciales de octubre, una militante de la agrupación juvenil, de novia con un líder camporista de Rosario, quedó shockeada porque, a pesar de estar visiblemente acompañada por su novio, uno de los jefes de La Cámpora se le acercó en plan romántico. El episodio no pasó a mayores porque la chica eligió no informarle del episodio al novio, que en el momento del avance no estaba en el lugar de los hechos. Al día siguiente la chica le contó la escena a un amigo, un joven legislador porteño de la Coalición Cívica. De pura casualidad, había ingresado a la política, más precisamente al sector de Patricia Bullrich, a través de Santiago Laurent, un camporista de Pilar que compitió como candidato a jefe comunal en nombre de La Cámpora.

-Yo no lo podía creer. Estábamos en el asado y me ofreció llevarme a casa en auto, aun sabiendo que estaba con mi novio. Del otro lado de la línea, el amigo legislador estalló en carcajadas: -A mí me causa gracia cuando veo a los empresarios asustados creyendo que los pibes de La Cámpora vienen por todo, cuando es claro que sólo quieren dos cosas: blackberries y coger.

El gran paraguas

Como si fuera un gran paraguas, capaz de cobijar historias de vida muy diversas, La Cámpora contiene a gerentes públicos o estatales, del estilo de Mariano Recalde, a militantes "basistas", como El Cuervo. A militantes de H.I.J.O.S., como Wado. A burócratas estatales, como los funcionarios de la ANSES. A víctimas del terrorismo de Estado, Juan Cabandié, transformados en políticos. A cuadros técnicos universitarios, según describe Cristina, como el economista Iván Heyn o Axel Kicillof. A hijos de desaparecidos como Juan Cabandié y Wado.

En la última etapa, además de los blogueros K -chicos sin otra militancia conocida que la de hacer" ciberguerrilla"-, se suman los hijos de los líderes montoneros de los setenta. Los "de verdad". Camilo y Sabino Vaca Narvaja y Facundo Firmenich. Vaca Narvaja padre fue "capturado" por el estilo K apenas asumió Néstor Kirchner, aunque eligió no hacerlo público. Con semejante diversidad, ¿qué puede mantenerlos unidos, todos juntos bajo un mismo proyecto? ¿Cuál es el principio de unidad que aglutina la divergencia? Fidanza elabora un análisis que apunta a la dinámica del peronismo. La diversidad de La Cámpora entraría dentro de la cultura del movimiento fundado por Perón, donde lo más exótico fue Menem, en un extremo, y los Montoneros, en otro. Pero también contiene en su seno una serie de ingredientes que se repiten en el tiempo con diversos líderes:

Esto que se llama La Cámpora es una organización que hoy está fomentada y avalada desde el Estado, en la que se entrelaza una trama de intereses materiales e ideales. Uno se pregunta: ¿Cómo puede ser que en estos jóvenes que evocan los años setenta, que son hijos de muertos, de golpe haya uno que es un gerente y otro que es un militante de base? Hay algo que los unifica y creo que hay que buscarlo por la naturaleza de las organizaciones ligadas al peronismo, que siempre se estructuran desde el Estado. Con liderazgos estatales. El peronismo siempre se organiza desde el poder estatal. Eso permite mucha divergencia en el interior, porque el Estado, como es tan grande, siempre encuentra espacio para cobijar esas divergencias. Es un poco lo que ocurre en la Iglesia, hay espacio para los curas del Tercer Mundo y para sacerdotes más conservadores.

Bajo esa organización, entonces, puede haber militantes de base, militantes en el Estado, empleados públicos progresistas, técnicos estatales (funcionarios de la ANSES, por ejemplo), gerentes, asesores de la administración pública. Pero, además, hay militantes de base que, seguramente, también reciben subsidios, dinero del Estado, para conformar una organización social territorial. Todos ellos reciben estipendios públicos. Todos remiten, además, a una estructura político-estatal que tiene un liderazgo. Cuando se habla del Estado peronista, hay que rescatar algunas constantes, y aunque cambien los líderes, siempre están los mismos componentes. Se organizan en torno a esos liderazgos yesos liderazgos residen en el Estado. Quiere decir que manejan un presupuesto, un organigrama y todos los negocios económicos concomitantes con el poder, las empresas públicas. y cuando digo negocio no hablo necesariamente de corrupción. Describo el funcionamiento de algo.

En esos componentes que se repiten, el más irreducible, en un extremo, fueron los Montoneros, y en el otro extremo, Menem. Pero todos hablan del pueblo, todos hablaban de líder. Todos hablaban de lo mismo. Y siempre se manejan en torno al dinero estatal. Antes fueron Perón y Evita; en otro momento, el menemismo; luego, el duhaldismo. Hoy es el turno del kirchnerismo y La Cámpora. Pero todos hablan del pueblo, todos hablan del líder. Todos se mueven y se han movido en torno al dinero estatal. Todos hablan de lo mismo.