Bombardeo en Siria: los poderosos ponen las bombas; los pueblos, los muertos y refugiados

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Bombardeo en Siria: los poderosos ponen las bombas; los pueblos, los muertos y refugiados

08 Abril 2017

Por Carlos Iaquinandi Castro (*)

“A veces me pregunto si el mundo está siendo gobernado
por personas inteligentes que nos están fastidiando
o por imbéciles que hablan en serio”. Mark Twain  

Siria es el territorio donde varios países dirimen desde hace siete años sus apetencias geoestratégicas por vía militar. Un conflicto interno, que derivó en la intervención abierta de Estados Unidos, apoyado por sus aliados y varios países árabes. Su argumento: frenar el avance del Daesh, el islamismo extremista que aprovechando el caos originado por la intervención en Irak ocupa parte del territorio de ese país y también se extiende en Siria.

Pero EEUU también armó a varios de los grupos rebeldes sirios y les dio apoyo logístico. Por su parte, Rusia intervino con el doble propósito de combatir al Daesh pero también a los rebeldes sirios. De una manera directa también lo hace Turquía, a quien le interesa frenar el avance de los kurdos en la región y de paso, facilitar la caída del gobierno sirio de Al Assad. Y de otras formas, abiertas o encubiertas, también se implican Irán a favor de Siria y Arabia Saudita en contra.
 
Intereses cruzados

El territorio en conflicto tiene una especial situación geoestratégica, por la que necesariamente tiene que pasar el petróleo y el gas que se produce en la región. En 2009 Bashar al Assad anunció la implementación de la “estrategia de los cuatro mares”, cuyo objetivo era convertir Siria en un nodo de transporte de petróleo y gas entre el Golfo Pérsico, el mar Negro, el Mediterráneo y el Caspio. Ya cruza el país el Gasoducto Panárabe que conecta Egipto con Libia. Y también el tramo del gasoducto entre Kirkuk (en Irak) y el puerto sirio de Baniyas, aunque paralizado desde la intervención militar extranjera en el 2003. Pero a esta circunstancia de los hidrocarburos se suman también otras conflictivas diferencias, en este caso religiosas, entre los musulmanes sunníes -mayoritarios-  y  la minoría chiita. También la presencia de los pueblos kurdos que luchan por su autonomía tiene incidencia en Irak, Turquía, Irán, Armenia y Siria. Sus orígenes se remontan a 2.500 años A.C., y constituyen una de las minorías más importantes en el mundo que no tiene Estado propio. En ese espacio se producen cambiantes alianzas o confrontaciones.
 
El ataque contra Jan Sheijun

En ese complejísimo y  delicado escenario, se produjo el martes pasado el bombardeo de Jan Sheijun, una ciudad siria de 50 mil habitantes ocupada por los rebeldes. El saldo, casi un centenar de muertos o heridos por sustancias químicas. Unos afirman que el responsable es el gobierno sirio, y éstos afirman que bombardearon depósitos de los rebeldes que al parecer almacenaban armas químicas.
 
Trump cambia Twitter por los Tomahawk

El inestable e imprevisible presidente Trump se ve tentado a intervenir, y ordena por su cuenta una acción de guerra contra la base aérea de Shayrat, una de las más importantes de Siria, lanzando 59 misiles Tomahawk de alcance intermedio. (Un millón y medio de dólares cada unidad, hasta 2.500 kilómetros de alcance y gran capacidad destructiva). Para ello utiliza dos buques de guerra que navegan por el Mediterráneo pero que tienen base en Rota, en Andalucía.
 
El gobierno español “aliado” en el ataque

Horas más tarde, Méndez de Vigo, portavoz del gobierno, anuncia el respaldo español al ataque, calificándolo de “respuesta” adecuada. O sea que, como ocurrió con Irak, España actúa como “aliado” en una acción bélica que se salta el derecho internacional, y que agrava la ya difícil situación en la convulsionada región. Por su parte, la Unión Europea, la misma que rechaza y pone fronteras a los refugiados de esta continua escabechina, afirma que el ataque “es comprensible”, aunque “sigue estando en contra de una solución militar”.
 
Obras maestras del cinismo y  la hipocresía

Qué indefensos están los pueblos ante la incapacidad de sus gobiernos y de los organismos internacionales para asumir sus responsabilidades en defensa de la integridad de los territorios y el bienestar de sus ciudadanos. Entre los primeros en elogiar el bombardeo dispuesto por Donald Trump, Israel, infinitamente sancionado por las Naciones Unidas por violar los derechos del pueblo palestino, y Turquía, gobernada por un autócrata que con la complicidad europea fortifica su poder.
 
La razón de un bombero

Parece una cuestión compleja, y sin embargo si se aplican criterios humanitarios, principios y sentido común, se comprende fácilmente. Así lo hizo el bombero de Bilbao, que días pasados argumentó razones de conciencia para no custodiar el embarque de 4000 toneladas de bombas para Arabia Saudí. Este país encabeza una coalición que desde hace dos años interviene unilateralmente en el conflicto interno en Yemen provocando miles de muertos y de refugiados. Su argumento, tan simple como contundente: “Sé lo que está pasando en Yemen. Allí se están lanzando bombas que se fabrican en España sobre la población civil. No puedo participar en algo así”. Ustedes pensarán que le premiaron. No, las autoridades le abrieron expediente sancionador. Lo siento, estas historias no suelen tener final feliz.
 
Lo que vendrá

En definitiva, el panorama internacional es bastante inquietante. Gobiernos incapaces que carecen de proyectos coherentes, burocracias incompetentes, incidencia devastadora de los grupos de poder económico y financiero y las grandes transnacionales, todos velando exclusivamente por sus propios intereses. Y en la Casa Blanca un personaje que parece salido de una película de ciencia ficción o de terror. Un millonario que un día decidió apostar por la presidencia de los Estados Unidos, y ganó. Para llegar apeló a la demagogia y a la mentira. Si el Congreso o el propio pueblo movilizado no lo detienen, su gestión puede ser catastrófica, no sólo para quienes le votaron sino para la humanidad. Será decisivo que las organizaciones sociales, los movimientos o corrientes populares, todas las fuerzas progresistas del planeta tomen posición activa en defensa de la vida, de la justicia, de los derechos humanos y de la libertad. No es una opción. Es la ruta imprescindible para la humanidad.
 
(*) Por la redacción del Servicio de Prensa Alternativo (Serpal).