"La escuela debe educar sobre el respeto a la integridad pero también promover una sexualidad libre y responsable"

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"La escuela debe educar sobre el respeto a la integridad pero también promover una sexualidad libre y responsable"

10 Diciembre 2020

Por Josefina Figueroa

Celeste Adamoli es socióloga y actualmente se encuentra al frente de la Dirección de Educación en Derechos Humanos, Género y ESI del ministerio de Educación nacional. En diálogo con Agencia Paco Urondo se refirió al trabajo que están llevando adelante y la importancia que tiene la Educación Sexual Integral en la prevención y erradicación de las violencias por motivos de género.  

APU: ¿En qué consiste la Dirección de DDHH, Género y ESI del Ministerio de Educación? ¿Cuándo se creó y qué Programas o áreas la integran?  

Celeste Adamoli: La Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y ESI, del Ministerio de Educación de la Nación se creó en diciembre de 2019 como una marca de gestión que puso en el centro los Derechos Humanos como un piso ético para la democracia y la perspectiva de género y la ESI como centrales para el trabajo por una sociedad cada vez más igualitaria. La Dirección depende de la Subsecretaría de Educación Social y Cultural, de la Secretaría de Educación, y tiene el objetivo de promover una educación integral y jerarquizar a cada una de las áreas y Programas que la integran. Los propósitos centrales tienen que ver con la posibilidad de ampliar la mirada sobre los derechos tanto de los y las estudiantes como de los y las docentes. Nos proponemos pensar a la par temas que venimos viendo que tienen una fuerte relación entre sí. Siempre teniendo como eje la ampliación de derechos y poder (re)construir la idea de justicia social, en este sentido la mirada de los y las docentes sobre los Derechos Humanos, el género y la convivencia en la escuela, es fundamental. La escuela no escapa a lo que sucede a nivel social, sino que se involucra y es parte. Allí creo que hay un trabajo enorme y un desafío importante para esta Dirección. La Ley de Educación Nacional 26.206, en sus artículos 3, 8 y 92, concibe la promoción y protección de los Derechos Humanos en tanto una política pública de educación integral en Derechos Humanos que atraviesa el desarrollo de todas las políticas educativas llevadas adelante por el Ministerio. De esta manera, su abordaje se vuelve curricular y transversal, con presencia a lo largo de todo el sistema educativo e involucrando a diversas áreas que trascienden esta Dirección, pero que articulan y trabajan para la plena vigencia de los Derechos Humanos.

La centralidad de la ESI en esta Dirección, propone un enfoque integral en el marco del paradigma de Derechos Humanos y Género que invita a niñas, niños y jóvenes vivir la sexualidad en libertad incluyendo en su formación aspectos biológicos, psicológicos, sociales, culturales, afectivos, éticos y jurídicos. El Programa Nacional de Educación Integral articula con todas las áreas sustantivas que integran a la Dirección, conformada también por el Programa “Educación y Memoria”, el Área de “Convivencia Escolar” y el Programa de “Prevención y Cuidados en el Ámbito educativo”.

Particularmente el Programa Nacional de Educación Sexual Integral se creó en el año 2006 con la sanción de la Ley N° 26.150. Los objetivos principales del Programa son: incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas; asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral; promover actitudes responsables ante la sexualidad; prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular y procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué es la ESI?

Celeste Adamoli: Formalmente la ESI es una política pública que surge en el año 2006 a partir de la sanción de la Ley N° 26.150. Pero diría que la ESI es mucho más que esta primera definición: se trata de un proyecto educativo y social que muchas veces trasciende las fronteras de la escuela, es un modo de mirar el mundo, sus relaciones, vínculos, saberes, de transversalizar contenidos, de proponerlos, de brindar enfoques, miradas y perspectivas para enseñar y aprender sobre cuestiones que involucran, pero trascienden la sexualidad.

Es importante detenerse sobre la ley, que en 2021 cumple 15 años, porque como primera instancia remarca que su aplicación no es una cuestión de voluntad docente, elección, militancia u opinión. La ley de Educación Sexual Integral es como cualquier otra ley, que debe cumplirse. De acuerdo con lo que se establece en esta Ley, la ESI propone una serie de lineamientos que deben ser transmitidos en las escuelas de todas las jurisdicciones del país, de gestión estatal y privada, en todos los niveles educativos. La ley ofrece oportunidades de ampliar el horizonte cultural desde el cual cada niño, niña o adolescente desarrolla plenamente su subjetividad reconociendo sus derechos y responsabilidades, respetando y reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas. Como así también el poder expresar, reflexionar y valorar las emociones y los sentimientos presentes en las relaciones humanas en relación con la sexualidad, reconociendo, respetando y haciendo respetar los Derechos Humanos.

Estos son algunos de los propósitos que se proponen trabajar desde la ESI. Pero lo que entendemos desde el Ministerio de Educación e incluso compartimos con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad es que es una oportunidad para construir vínculos igualitarios que no reproduzcan estereotipos de género, desigualdades y que puedan prevenir la violencia. Creemos que no hay recetas para esto, pero que sin dudas es parte del desafío que atravesamos en el presente, en el que se están construyendo nuevos modos de pensar y hacer que tienen una mirada puesta en las nuevas generaciones. Hay un desafío que estamos transitando en el que nos queda mucho camino por recorrer, por deconstruir y por construir en ese sentido. Las herramientas normativas son el respaldo para poder trabajar en distintos ámbitos e instituciones educativas.

APU: El 25/11 fue el “Día Internacional de Eliminación de las Violencias contra las Mujeres". ¿Qué rol cumple la ESI en este sentido?

Celeste Adamoli: La Ley de Educación Sexual Integral establece la igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones (art. 3). En este sentido creemos que la violencia contra las mujeres y disidencias es un tema urgente. La igualdad de trato no es solamente algo que se proclama y se cumple, sino que la educación tiene un rol fundamental para lograr que esto suceda. Hay que trabajarlo en las escuelas y en la sociedad en su conjunto. El horizonte es alcanzar la igualdad como un modo de construir futuros más justos e igualitarios. Si cada docente puede hacer propios estos principios, la escuela puede ser la garante de esa igualdad. Por ello, creo fundamental que la escuela tenga un rol activo, propositivo y constante. 

Me parece interesante detenernos sobre las preguntas ¿qué recordamos el 25/11? ¿por qué este día es relevante en la agenda del feminismo y de los DDHH? y ¿por qué cada vez llega a más sectores e incluso a las escuelas y a los Institutos de Formación Docente? Las marcas en los calendarios siempre son oportunidades pedagógicas, que nos permiten construir “citas entre generaciones” (no secretas, como las que imaginaba el filósofo alemán, Walter Bemjamin porque tienen una fecha precisa) para imaginar y construir futuros más igualitarios y más justos. La efeméride del 25 de noviembre es una de las puertas de entrada para que la escuela ayude y contribuya a prevenir y erradicar la violencia de género. Yo creo que las instituciones son espacios de construcción de subjetividades, que educan en valores y en actitudes de respeto a la intimidad e integridad de las personas, donde debe promoverse una sexualidad libre y responsable. Pero no alcanza con esto. La prevención de las violencias de género se expresa en múltiples contenidos curriculares obligatorios y transversales de la ESI. Ahora bien, la pregunta creo que aquí es cómo transformar estos contenidos en acciones diarias y concretas, donde los y las docentes se las apropien, las comprendan y las transmitan. Ahí sí creo que podríamos llegar a empezar a andar en la construcción de caminos más justos e igualitarios que dejen de lado las violencias tan recurrentes en nuestra sociedad.

La Ley de “Educar en Igualdad” establece la obligatoriedad de realizar al menos una jornada anual en las escuelas de todos los niveles y modalidades, con el objetivo de contribuir a que alumnos, alumnas y docentes desarrollen y afiancen actitudes, saberes, valores y prácticas que promuevan la prevención y la erradicación de la violencia de género. En este sentido, la idea es generar climas de confianza como condición imprescindible para habilitar la posibilidad de poner palabras a las experiencias vividas en estos tiempos de pandemia. Este desafío nos exige un esfuerzo mayor en la articulación e integración desde nuestro rol profesional, que resignifique nuestra tarea de acompañar a las instituciones, a las y los estudiantes y a sus familias. Aquí creo que es central que pensemos que esta no es solo una tarea de la escuela, sino de la sociedad en su conjunto, pero también sabemos que la escuela es un lugar único para poder empezar a cambiar algunas de estas injusticias que se cometen a diario.

APU: ¿El Programa de ESI llega a todo el país? ¿Cómo?

Celeste Adamoli: El Programa llega a todo el país a través de la asistencia a los equipos técnicos, docentes y directivos/as de todas las jurisdicciones, mediante actividades de formación a equipos técnicos; a través de la formación docente y de dispositivos virtuales que acercan a los equipos docentes y directivos recursos y propuestas pedagógicas concretas: la producción de materiales virtuales, gráficos y audiovisuales; y a través de distintos espacios y actividades de participación y reflexión.

Sabemos que todavía hay lugares en donde tenemos que profundizar la tarea, donde hay resistencias importantes. Este año el Ministerio creó el Observatorio de la ESI justamente para poder tener una mirada atenta sobre qué ocurre con la ESI en todo el territorio nacional. El observatorio nos permitirá tener una foto de lo que ocurre, para trabajar fuerte sobre los pendientes. 

APU: ¿Se logró aggiornar en los planes educativos en este contexto de pandemia?

Celeste Adamoli: Dada la interrupción de las clases presenciales en las instituciones educativas a partir del 16 de marzo de 2020 por la pandemia mundial, el Ministerio de Educación desarrolló diferentes estrategias para dar continuidad a las políticas educativas, garantizando así el derecho a la educación a lo largo de todo el territorio nacional y atendiendo a las diferencias jurisdiccionales.

Sabemos que no es posible reemplazar la presencialidad en las escuelas ni tampoco la conexión diaria entre estudiantes, docentes y todo el personal de sus instituciones. En este sentido, el escenario nos obligó a reconocer algunos límites de las estrategias pedagógicas más tradicionales, y hacer frente a la situación de pandemia con nuevas iniciativas.

El Ministerio de Educación creó el programa Seguimos Educando, con el objetivo de garantizar la continuidad pedagógica en las escuelas de todo el país y acompañar el sostenimiento de los vínculos entre escuelas y familias, destacando el rol del Estado como garante del derecho a la educación de todos los niños, niñas y adolescentes. Allí el Programa Nacional ESI realizó una serie de acciones que acompañaron y acompañan la continuidad pedagógica y política de la ESI a nivel nacional. Se desarrollaron contenidos específicos para los programas de radio y TV, más de 100 clases y actividades de ESI en cada uno de los cuadernillos para estudiantes de todos los niveles, además de colecciones específicas para reforzar el trabajo (“Más ESI, más derechos”, cuadernillos de Recreo). También se produjeron y difundieron materiales virtuales destinados a estudiantes, docentes y a la comunidad. Por otro lado, continuaron las actividades de formación y asistencia a los equipos jurisdiccionales de todo el país, así como las acciones de monitoreo.

En el mes de octubre celebramos los 14 años de la ESI con una serie de actividades virtuales que incluyeron conversatorios, charlas, capacitaciones, elaboración y presentación de materiales, con el objetivo de continuar visibilizando, fortaleciendo y profundizando el camino para una educación cada día más igualitaria. El contexto de virtualidad nos permitió llegar con una enorme cantidad de propuestas a estudiantes y docentes de todo el país. En este sentido celebramos la posibilidad de poder encontrarnos, aunque sea a través de las pantallas, porque es una forma de reunirnos y seguir pensando juntos/as/es sobre temas y problemáticas sociales que claramente requieren de construcciones colectivas. Pero a su vez, lamentamos este tiempo tan complejo, excepcional, inédito y transitorio, que estamos atravesando: tiempos que nos exigen, entre otras cosas (re)pensar nuestras acciones, nuestras políticas educativas, políticas para la formación docente y las políticas de DDHH y de género. Porque sabemos que es un contexto que acentúa desigualdades existentes y que en términos de violencias también la realidad nos exhibe datos preocupantes. 


APU: Teniendo en cuenta que estamos a fin de año, ¿Qué balance hace del trabajo que vienen realizando en la Dirección y en particular, del programa ESI? ¿Se podría hablar a esta altura de los resultados o repercusiones de su aplicación o eso lleva más tiempo?

Celeste Adamoli: En primer lugar me parece importante mencionar que el balance de las acciones de continuidad pedagógica de la ESI es positivo. Como señalaba anteriormente se han logrado adecuar y desplegar un conjunto de estrategias por parte del Ministerio de Educación Nacional, de las jurisdicciones, y de las escuelas.

Es importante mencionar que la Dirección es un área completamente nueva y si bien los programas que la componen cuentan con una trayectoria previa, con la creación de la Dirección nos planteamos nuevos desafíos, buscando jerarquizar cada una de las áreas y mejorar su inserción en el sistema educativo, su llegada con propuestas a cada una de las escuelas del territorio, sobre todo poder aportar un enfoque de derechos desde la tarea de educar. Este año hemos avanzado en construir ese sentido con nuevas propuestas que recuperen y renueven la agenda de derechos como por ejemplo, la colección del “Género de la Patria” y una convocatoria sobre “juventudes y derechos” – realizada en conjunto con INJUVE y Secretaría de DDHH-Cerramos el año plantificando nuevas estrategias de formación docente para la ESI  y Educación y Memoria, con los equipos desarrollando nuevas publicaciones como por ejemplo, una para trabajar consumos problemáticos en las aulas desde el Programa de Prevención y Cuidados y algunas propuestas desde el área de convivencia escolar que apuntan a (re) pensar los vínculos en la virtualidad y cómo pensar la convivencia con el regreso a las aulas. 

Sin dudas, este fue un año de enseñanza y aprendizaje, de nuevos desafíos en la construcción de políticas públicas educativas para todos y todas, que quedará en nuestras memorias personales y sociales.