"Según una encuesta entre periodistas, lo más perjudicial es la presión de las propias empresas"
Por Enrique de la Calle y Juan Ciucci
APU: Hablemos del relevamiento que hace FOPEA sobre casos que afecten la libertad de expresión en todo el país. ¿Cuál es la situación en el interior?
Andrés D´Alessandro: Una de las situaciones muy importante que vemos tiene que ver con cómo se distribuye la pauta oficial, sea de Nación, de las provincias o de los municipios. Muchos medios tienen una fuerte dependencia de la pauta, lo que influye sobre su línea editorial. Eso termina perjudicando a la ciudadanía. Eso afecta la calidad de información y la calidad de la democracia. Esta lectura la hacemos a partir de diferentes casos y de diferentes situaciones y esto no distingue de ninguna bandería política, no se da en provincias donde gobierna el Frente Para la Victoria o en provincias y municipios donde gobiernan partidos de la oposición.
Esto es lamentablemente una cuestión estructural que ha costado mucho enfrentar y que inclusive, en la Ciudad de Buenos aires cuando hace dos años se aprobó una ley de publicidad oficial, el propio Jefe de Gobierno de la Ciudad la vetó. Por eso reitero que es un problema estructural de la Argentina y lamentablemente no vemos posible una solución en corto plazo. Esos son diferentes tipos de hechos que afectan la libertad de expresión, el tema de la publicidad oficial, la falta de acceso a la información a nivel nacional terminan perjudicando a nuestro entender, desde el punto de vista estructural, a la libertad de expresión.
APU. Te llevo a un caso que es parecido pero vinculado con las empresas privadas. Me voy a la ley de medios y a los periodistas del grupo Clarín. ¿Cómo se ejerce la práctica periodística en un tema determinado, en el que uno de los principales afectados es la empresa que te contrata? ¿Qué herramientas tiene el periodista para tener autonomía en ese contexto?
AD: Muy pocas. En principio es fundamental el tema de la solidaridad gremial, ahí estamos en un problema si las comisiones internas no funcionan por la falta de coordinación entre los trabajadores para enfrentar determinados tipos de situación. Nosotros respetamos y valoramos mucho la existencia de las comisiones gremiales, la apoyamos y la asociamos a la calidad del periodismo. Cuando las condiciones laborales y salariales afectan a los colegas, siempre se termina transformando en algo perjudicial para la calidad del periodismo. Volviendo a tu pregunta, lo que estamos llevando adelante hace varios años y en particular desde el año pasado, es el tema de la cláusula de conciencia, me parecería que sería parte de la solución. El inicio de un proceso donde los periodistas tengamos la posibilidad de negarnos a determinadas cosas que nos quieran obligar las empresas.
APU: ¿Cómo se aplicaría la cláusula, que el periodista puede decir "no quiero abordar determinado tema"?
AD: Esa es una de las vías que tiene nuestro planteo de la cláusula de conciencia que es, negarse a realizar algún trabajo, algún artículo en particular. Otra posibilidad está en negarse a firmar ese artículo.
APU: ¿Es un proyecto de ley?
AD: Sí, lo llevamos al Congreso como proyecto de ley. Sabemos que hay otros proyectos también que plantean la cláusula de conciencia para modificación del estatuto del periodista, el proyecto de Recalde. Es mejor un proyecto integral porque solamente la reforma del estatuto dejaría abierta la posibilidad para que la reglamentación de la ley de parte del Poder Ejecutivo se virtúe en algún sentido lo que se plantea. Otra de las variantes que tiene la cláusula de conciencia es, que un periodista puede darse por despedido ante un cambio rotundo, abrupto y evidente de la línea editorial de un medio.
APU: Las empresas tienen una línea editorial (que tiene que ver con sus intereses económicos, políticos) que sus periodistas deberían respetar más allá de sus ideas personales. Creo que la sociedad ha discutido mucho sobre el rol de la pauta oficial. ¿La discusión sobre las empresas te parece que está saldada?
AD: Creo que sí, con la discusión de la cláusula de conciencia se puede abrir esa discusión, me parece muy necesaria. El año pasado realizamos una encuesta en todo el país y más de la mitad de los periodistas decían que lo más perjudicial para el desarrollo profesional era la propia presión de las empresas periodísticas en las que trabajaban y eso nos parece un acto muy negativo, que no tengan un margen de libertad para desarrollar sus actividades normalmente.
Por otro lado, también es negativo que las empresas periodísticas que tienen muchos medios no aclaren, a la hora de evaluar el impacto de tal o cual ley, la cantidad de medios que tienen determinadas industrias. Ese tipo de situaciones a esta altura de la democracia deberían ser cuestiones aisladas. Todavía no están saldadas, no están solucionadas y quizás el tema de la cláusula de conciencia permita abrir un poco esos datos, veremos que pasa en el Congreso en las próximas semanas o el año que viene.
APU: Otro proyecto que está circulando en el Congreso Nacional tiene que ver con el derecho a réplica. ¿Cuál es la posición de FOPEA al respecto?
AD: Se ha discutido mucho, particularmente en los 80 y los 90, el tema de la posibilidad específica del derecho a réplica. A nosotros nos parece muy sano que los medios ejerciten ese derecho sin la necesidad de una ley, es decir, que otorguen en sus páginas o en su espacio audiovisual la posibilidad de que haya una respuesta por parte de alguien que se siente perjudicado y que tiene elementos para probarlo. Evidentemente, esto no se da así.
APU: O se da de un modo tramposo que es la típica: tapa de un diario y después, al otro día, página 25, un recuadro que dice: “En la tapa de ayer cometimos un error tremendo y queremos disculparnos con todos los lectores”. Claro, pero no es lo mismo un recuadro en la página 26 que la tapa de un diario.
AD: Exactamente, una rectificación. En ese sentido, no nos parecería mal que esto se exprese de alguna manera a través de una ley. El problema con las leyes en la Argentina –y quizás acá me meto en un terreno un poco pantanoso- tiene que ver un poco con la aplicación.
Quizás el espíritu de una ley así sea muy positivo, muy propositivo pero el tema de la aplicación podría llegar a perjudicar –no hablo sólo del Poder Ejecutivo sino de los tres poderes del Estado- a veces, cuando se aplica, podría generar algún tipo de problema para la libertad de expresión. Sin embargo, creemos que sería una sana práctica ejercitar el derecho a réplica y también el pedido de disculpas, la rectificación o los errores por parte de los medios.
Eso lo proponemos en nuestro código de ética que, por otro lado, también es un tema que, desde hace mucho tiempo, estamos tratando de instalar en la Argentina ya que muy pocos medios locales asumen dichos códigos. Por ejemplo, la adopción de códigos de ética, propios o prestados, permitiría que los medios tengan un mayor diálogo con los lectores, televidentes o radioescuchas y que se abra la posibilidad de que haya algún tipo de rectificación o respuesta por parte de estos.
Son situaciones que constituyen deudas que nos parecería muy sano que se implementen de alguna manera pero sería muy cuidadoso con el tema de la implementación.
APU: ¿Cuál es la posición de FOPEA respecto de esto de que algunos periodistas que funcionan casi como empresas y reciben pauta publicitaria directamente ellos? Hubo un caso muy renombrado hace un tiempo que incluso fue señalado por la Presidenta de la Nación.
AD: Éste es un tema muy polémico adentro y afuera de FOPEA que nos costó mucho, allá por 2006 cuando elaboramos el código, poder sintetizarlo en una serie de puntos. Yendo un poco al foco del tema, proponemos en nuestro código que un periodista no debe negociar directamente las pautas publicitarias, para eso tiene que haber un área comercial, y esto nos lleva a una discusión muy grande sobre todo en el interior donde hay muchos periodistas que son casi como PyMEs o mini PyMEs y necesariamente tienen que dedicarse ellos mismos a la búsqueda de la pauta, ahora, no es lo mismo este tipo de situaciones sumamente comprensibles y por los cuales muchas veces hemos debatido estos temas, que el otro tipo de situaciones como el caso Bonelli, cuando un periodista trabaja en un medio con un área comercial muy grande y aparece recibiendo algún tipo de pago no demasiado claro.
No son situaciones comparables y en ese sentido, a lo que apunta el código de ética es a poner en cuestionamiento al segundo tipo de situación donde los periodistas muchas veces tienen un programa de cable o de radio por su cuenta y reciben una pauta directamente desde las empresas, publicas en algún momento y ahora también empresas privadas y funcionan casi como voceros de esas empresas, no solamente en ese programa de radio o de cable sino en los otros medios donde trabajan.
Eso nos parece sumamente negativo, de hecho lo plasmamos en el código de ética de 2006, y más allá de la discusión que se dio con algunos colegas del interior que me parece muy sana e importante de volver a dar porque en los últimos tiempos se ha reconfigurado aún más este tema y hay muchos periodistas emprendedores que tienen su propia empresa y buscan la pauta, la publicidad, el pequeño o mediano anunciante desde el punto de vista personal, individual, que no es lo mismo que un periodista que tiene relación de dependencia con un medio que, además, tiene su programa de radio y busca la pauta por otro lado.
No estamos de acuerdo y lo reiteramos una vez más como lo hicimos cuando la Presidenta lo dijo en aquel momento, con una ley nacional de ética periodística. Creemos que esto tiene que venir por el lado de la autorregulación aunque es evidente que les ha costado mucho a los medios argentinos adoptar códigos de ética como el que nosotros proponemos.