"Tenemos que recuperar nuestro margen de acción y plantear los reclamos comunes"

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Por Nahuel Placanica

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es el balance de aquel encuentro en Mar del Plata hace pocas semanas?

Juan Carlos Schmid: Lo de Mar del Plata lo he caracterizado como un paso en busca de la unidad. Es bien sabido que un proceso de unidad no se da con un plenario o sentándose a tomar café, sino que hay que gastar mucha saliva y tener mucha paciencia.

Muchos actores, entre ellos Caló (Antonio) pero también Moyano (Hugo), manifestaron alejarse del cargo para posibilitar todo esto, creo que es un dato interesante. Si esto se empieza a despejar, indudablemente lo que importa es: para qué queremos la unidad. No creo que estando en las cercanías del gobierno sea una forma de resolver los conflictos. Es el gobierno el que ha promovido estas grietas dentro del sindicalismo y, por lo tanto, nosotros tenemos que recuperar nuestro margen de acción y plantear los reclamos que son comunes, todos tenemos los mismos reclamos.

La diferencia de enfoque es que nosotros creemos que el gobierno no va a dar respuesta porque no tiene voluntad de cambio. Los compañeros que están alrededor de Caló apuestan a que estando cerca del Ejecutivo van a encontrar alguna respuesta.

APU: Parecen diferencias más de forma, de cómo alcanzar esos objetivos…

JCS: Sí, pero también de solución para lo que representamos. Si ya hace casi dos años que se ha quebrado la CGT y que me recosté sobre el costado gubernamental porque creía que de ahí me iban a dar respuestas y las devoluciones que he tenido son a cuenta gotas, me parece que tengo que revisar cuál ha sido el beneficio de estar cerca del gobierno. Y, particularmente en este momento, cuál va a ser la actitud en defensa de la caída del salario, en la hipótesis de que entremos en un período más complicado en la actividad económica y haya suspensiones y despidos, en el hecho de los conflictos que se van a desatar en el sector estatal producto de los problemas que hay con el costado fiscal.

APU: Usted ha hecho mención a la necesidad de un programa para lograr la unidad...

JCS: Ojalá ésta sea una oportunidad donde además de discutir eso, discutamos un programa, creo que es importantísimo. La CGT hace rato que no tiene un programa, me parece que eso facilitaría las cosas. Si todos nos encontramos y decidimos qué es lo que queremos y después elegimos la gente que queremos que encarne eso, es mucho más fácil. Eso lo deberíamos hacer sin importar el gobierno que esté.

APU: Se hablaba que en febrero quizás se produzca una convocatoria más amplia que la de Mar del Plata para avanzar en ese sentido, ¿eso está en discusión, se está tratando?

JCS: Está pendiente. Previo a eso, nosotros estamos haciendo una ronda de conversaciones con los partidos políticos y con los sectores empresarios, justamente en la dirección que acabo de mencionar. Ahora, mí impresión es que no se va a cerrar todo en febrero.

APU: Parece que el hecho que se superpongan el plano sindical y el político dificulta la unidad. En ese sentido, la figura de Hugo Moyano jugando políticamente o partidariamente, dificultaría la posibilidad de unidad en lo sindical.

JCS: Sí, pero también, siguiendo la orientación de la pregunta, el hecho que Moyano haya tomado distancia -ya hace casi tres años- del gobierno nacional y hoy estamos parados frente a estas instancias, quiere decir que tan equivocado de la evolución de los acontecimientos no estaba. Es cierto que pueden generarse dudas alrededor de su construcción política pero indudablemente la forma que él encara esta cuestión tiene que ver también con reconocer que la pelea sindical, propiamente dicha, no alcanza para resolver los problemas que tiene la Argentina. Aún con un gobierno que ha tenido un sesgo de nacional y popular, que ha tenido importantes avances en la transformación, hemos vuelto a las andadas en esta última etapa con viejos males que azotan al país. Hay cuestiones en el gobierno nacional que tienen que ver más con los intereses que dice confrontar que con los intereses nacionales y populares. Esto está a la orden del día con giros conservadores que ha tenido en esta última etapa.

¿Cómo se condice esto con la política? Se condice porque indudablemente necesitamos que haya un programa que nos contenga a todos, que no nos permita salirnos y que el que quiera hacer una experiencia política por fuera de todo eso, que lo haga. No nos olvidemos que la Presidenta dijo que si no le gustaba este programa económico, que hagan un partido y se presenten a elecciones. Creo que también hubo una imposición o se crearon las condiciones para decirles: “váyanse, a ustedes no los necesito, hagan su experiencia política por afuera”.

APU: ¿Qué balance hace de esta experiencia política? La última elección fue bastante magra…

JCS: El espacio que tiene Moyano tiene un senador, que si bien es cierto viene por el Movimiento Popular Neuquino, es el adjunto de la CGT. Tiene dos diputados, porque tanto Facundo Moyano como Omar Plaini siguen reportando a la CGT. Me parece que no es lo que esperábamos pero que indudablemente es un aporte y un espacio de poder que responde a la CGT Moyano.

APU: Uno ve al proyecto político moyanista encarando alianzas con Francisco De Narváez o Sergio Massa. Es decir, cambió una alianza con el gobierno nacional por otras que uno consideraría más conservadoras (por usar un término)…

JCS: Me parece que en la misma pregunta se encierran algunos matices del propio kirchnerismo. El kirchnerismo tiene alianzas y armado con ciertos personajes de la política del interior: gobernadores que no se los puede tildar de progresistas. Dentro del Ejecutivo tiene algunas figuras que realmente no concitan ninguna adhesión popular, caso el Vicepresidente. Lo que quiero decir con esto es que es la práctica de la política.

En el documento de Mar del Plata, nosotros hacemos hincapié sobre la representación política. A la hora de intervenir, manifesté muy seriamente que para mí la recreación de la política en el 25 de mayo del 2003 fue apenas un espejismo. Duró dos años pero después volvimos a las andadas. Los partidos políticos no han ganado en densidad, no hay un debate político profundo y serio en el país.

No hay una agenda estratégica para discutir las cuestiones, por eso es que muchos calculan muchas veces si se sacan las fotos con fulano o mengano, si es una buena oportunidad o no lo es, porque quedan prisioneros de su imagen y de los números. De repente, hoy no conviene discutir el sistema tributario porque ahuyenta votos, ¿a quién le gusta pagar impuestos en el mundo? A nadie, pero claro, lo que tenemos después es que la presión tributaria es desigual, termina perjudicando a la clase trabajadora y ha provocado chisporroteos con el gobierno.

¿Hay contradicciones en el medio de todo eso? Sí, hay. Unamuno decía: "el que no se contradice nunca es porque nunca hace nada".

APU: ¿En qué contradicciones se encontrarían ustedes?

JCS: Hay un montón de contradicciones en el armazón de la política y tiene que ver con la práctica política de todos los tiempos.

APU: Ustedes disputaron dentro de la estructura del PJ y después se alejaron considerando que se trataba de una “cáscara vacía”. Hoy se está dando un proceso de re-ordenamiento en el PJ bonaerense ¿Cómo ve la posibilidad de volver al partido?

JCS: Pero el Congreso del PJ lo único que hizo fue reunirse para hacer un maquillaje y darle a libro cerrado todo el apoyo a la gestión del gobierno sin discutir parte de todo esto que te estoy señalando. Lo hizo en el medio de uno de los cortes de energía más grandes que ha tenido el país en los últimos años y ni siquiera eso figuró como tema de debate. No para señalar a alguien en este gobierno, sino para afrontar la discusión para lo que viene; porque si volvemos a crecer o tenemos estos problemas estivales, van a volver a aparecer los inconvenientes. Ahí vale lo mismo que para la CGT, hay que discutir un programa. Se tienen que reunir los gobernadores y los candidatos para decir hacia dónde va el peronismo, qué peronismo necesitamos para esta etapa del siglo XXI.

Lo único que se hizo en el Congreso del PJ es levantarle la mano a Cristina Fernández de Kirchner y reordenar un poco los cargos que quedaron vacantes. Eso es, no pobre, es miserable.

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