La carta de la líder socialista francesa a CFK (traducida)

La carta de la líder socialista francesa a CFK (traducida)

11 Noviembre 2011

Ségolène Royal: Aquello a destacar de la hermosa victoria de mi amiga Cristina Kirchner

Quiero saludar calurosamente la brillante victoria de Cristina Kirchner en la elección presidencial argentina. Este gran éxito – cerca del 54 % de los votos en la primera vuelta – muestra el fuerte apoyo popular a una dirigente enérgica y, más ampliamente, a una política proactiva que supo recuperar un país en quiebra liberándolo de los dogmas destructores del neoliberalismo y de las recetas improductivas del FMI.

Estuve en Buenos Aires, en octubre de 2007, para la primera campaña de la presidenta argentina. Luego de una larga entrevista que tuvimos en la Casa Rosada, ella me expuso los ejes de la política que  preparaba para consolidar y profundizar la obra de la cual Néstor Kirchner, en ese momento presidente saliente, había sido el artesano talentoso y decidido. Invitada a la reunión en la que se festejaba, algunos días más tarde, su victoria, pude dimensionar la esperanza reencontrada por un pueblo, que cinco años antes, llegaba al fondo de la desesperanza.

En este momento en que los remedios que agravan sus males, han puesto a Grecia de rodillas y al que Europa llega tarde para diseñar una reestructuración parcial de su deuda, es interesante acordarse cómo Argentina, hundida en un inmenso caos hace justo diez años, eligió otra vía para arreglar sus finanzas y restablecer su economía sin olvidar la justicia social.

1º Acto: el neoliberalismo, es la ruina.

Fue la dictadura militar, en el poder a partir de 1976, la que comenzó una liberalización y una  financiarización brutal de la economía argentina, como lo hizo en  Chile desde 1973 Pinochet y sus “Chicago boys”.  El restablecimiento de la democracia en 1983 no dio vuelta esa tendencia. La ideología del “consensus de Washington”, de la cual el presidente Lula a menudo me describió sus males, dictaba sus leyes en toda América Latina: privatizaciones sin límite,  deslegitimación del rol del Estado, reducción drástica de los presupuestos sociales, destrucción de los servicios públicos, la ley existía sólo para el mercado, supuestamente para responder a todo y para enriquecer a los más ricos, y presumiblemente para beneficiar a todos algún día. Más y más ajustes estructurales recomendados por el FMI: el resultado fue un desastre.

En los años 90, la Argentina se desangra, los planes del FMI chocan unos contra otros y al cabo de 4 años de recesión, llega la debacle económica, financiera y social.  La obsesión de la reducción del déficit presupuestario asfixió totalmente la economía y engrosó la deuda en tales proporciones que el país entra en cesación de pagos y debe devaluar en medio de un desastre.

En esa época todo se derrumba: más de la mitad de los argentinos se encuentran en la más extrema pobreza, la clase media sufre una masiva degradación, el desempleo llega al 25 %, las empresas quiebran, se vuelve al trueque, los supermercados son asaltados por multitudes encolerizadas, violentas manifestaciones producen cerca de 40 muertos. En 2002, el PBI baja al 20%. A los dirigentes políticos irresponsables e impotentes que los condujeron a la ruina, los argentinos les gritan: “¡Que se vayan todos!”. ¡En pocos días, el país cambia cinco veces de Presidente!

2º Acto: “De el infierno al purgatorio” con Néstor Kirchner

Néstor Kirchner, en ese momento poco conocido, es elegido ajustadamente en 2003 como Presidente de la República. Promete sacar al país del infierno para llevarlo al purgatorio. Será mejor enfrentar la crisis, ubicando ala Argentina en el buen camino y devolviéndole la esperanza. Su política es exactamente opuesta a aquella que ha hundido su país. Refirma el papel de la voluntad en política y del Estado en la Economía. Muy sólidamente ensambla el saneamiento financiero y el desarrollo de protecciones sociales, la reconstrucción de la oferta industrial y el apoyo de la demanda popular. Negocia con firmeza y tenacidad una reestructuración radical de la deuda argentina, con una condonación del 75%, finalmente aceptada en 2005 y en 2010 por casi el 93% de su monto total.

Los mercados lo desprecian y, aún hoy, Argentina no tiene todavía acceso a ellos porque le quedan dos litigios para resolver: su deuda con el Club de Paris (6.700.000 millones de dólares sin los intereses), y el desinterés de un pequeño grupo de acreedores que han rechazado la reestructuración (empezando por los fondos americanos Elliot Asociate, un fondo buitre que compró a bajo precio los reclamos pendientes  y gasta millones de dólares para que sus abogados multipliquen los procedimientos jurídicos). Pero el crecimiento  del 8% promedio, vuelve ala Argentina y se financia gracias al boom de sus exportaciones agro-alimentarias que llenan las cajas del Estado. Sus políticas de apoyo al empleo y el consumo demuestran los gastos productivos y fiscalmente rentables.

En 2006, el país se da el lujo de saldar de un golpe la deuda contraída con el FMI (9.500.000 millones de dólares). El gobierno argentino declara que no es no es cuestión de que los responsables de la catástrofe de 2001 – 2002 metan nuevamente su nariz en la conducción de los negocios públicos. Un ejemplo entre otros: para detener el empobrecimiento masivo de la población argentina y el crecimiento del número de los “sin – techo”, el gobierno decide prorrogar las hipotecas de única vivienda de los pequeños y medianos propietarios ahogados por los créditos inmobiliarios a los que no pudieron hacer frente durante la crisis. El FMI se enoja, protesta por la violación de los contratos y de los sacrosantos principios del mercado. Néstor Kirchner no cede. Lo mismo pasa con el gasto público, concebido como una herramienta de salida de la crisis y recuperación del crecimiento, al revés de las preconizaciones del FMI.

Roberto Lavagna, ex Ministro quien fue, al lado de Néstor Kirchner, uno de los mayores actores de la puesta en marcha del “modelo argentino”,  se sorprende hoy en día de que Europa y el FMI empujen a Grecia con planes de un rigor devastador y que no hayan aprendido las lecciones de lo que funcionó en Argentina: “sin consumo, decía él, una economía no crece. Esos programas de ajuste son totalmente inútiles: reducen la demanda mientras que en la recesión el problema es justamente que la demanda es insuficiente. Este fue un error fundamental cometido por el FMI en Argentina y que sigue cometiéndolo”.  Comenta con buen tino.

Electo en 2003, con solamente el 22% de los votos, Néstor Kirchner deja el poder en 2007 con una tasa de popularidad superior al 70% y el reconocimiento del pueblo argentino por la eficiencia de un dirigente político que supo asumir sus responsabilidades para salvar al país.

3º Acto: La determinación de un Estado voluntarista.

Cristina Kirchner combatió con vigor, en los años 90, la orientación liberal y las privatizaciones mafiosas del gobierno menemista. Durante su primer mandato ella prosiguió el camino abierto por Néstor Kirchner. La intervención del Estado se mantuvo en el precio de los transportes, de la energía y de los productos alimenticios de primera necesidad. Cristina Kirchner revió la privatización de las jubilaciones, realizada en 1994, y extendió a 3 millones más de argentinos el beneficio de las pensiones nacionalizadas en 2008. Creó un subsidio universal dedicado a las familias pobres con la condición de la escolarización de los niños. Esta “prima” de las “bolsas familia” puesta en marcha en Brasil por Lula permitió a millones de familias de salir de la indigencia invirtiendo en la educación básica en zonas populares.

Profundizó el apoyo del Estado a la reindustrialización del país sin temor a enfrentarse al reproche del “proteccionismo” extendiendo la lista de los sectores en los que las importaciones deben ser rigurosamente equilibradas por las exportaciones o por inversiones en el país.  Al presentar, en el pasado mes de febrero, su Plan Estratégico Industrial 2020, Cristina Kirchner no tuvo pelos en la lengua; “el libre comercio no existe en ningún lado” (salvo en Europa donde la ingenuidad es necesaria, habría podido decir….) Está justificado, estima, que la Argentina proteja su industria y sus empleos. Objetivo para su segundo mandato; reducir las importaciones en un 45 % y crear 1,5 millones de empleos. Después de todo, recuerda, los Estados Unidos practican desde el New Deal de los años 30 un eficiente Buy American (compre americano). La Organización Mundial del Comercio y la Unión Europea fruncen la nariz. Brasil –que también se protege- hace pucheros. Pero Electrolux y numerosos fabricantes de automóviles instalados en otros lugares, se establecen en Argentina porque la condición de acceso a ese mercado se vuelve solvente.

Cristina Kirchner: un coraje político que no retrocede ante los brazos de hierro con poderosos intereses.

Cristina Kirchner tiene una cualidad eminente: el coraje político. Algunos le reprochan ir duramente a los conflictos pero los argentinos pagaron muy caro la impotencia de gobernantes que no gobernaban más que para ser doblemente rigurosos. Esto es la lección que saco del severo enfrentamiento que la opuso en 2008, al poderoso sector agro-alimentario que iba viento en contra de su proyecto de aumentar el 10% los impuestos a la exportación se soja.

La soja (lamentablemente en su mayoría transgénica) es la locomotora de las exportaciones argentinas. El país es el 3er. productor mundial y el 1er. exportador en lo que concierne a productos derivados (aceites, harinas), a tal punto que se habla de “sojización” de la economía argentina, lo que significa olvidar que la Argentina es, entre otros rankings, 2º mundialmente en maíz y 5º para el trigo. La demanda china impulsa el crecimiento y el aumento de precio de las materias primas provista de abundantes ingresos fiscales que permiten saldar la deuda, equilibrar las cuentas públicas y financiar los programas sociales.

Pero los grandes propietarios, unidos por los más pequeños, se pusieron de pie contra el proyecto de aumento de impuestos en las exportaciones. Organizaron la crisis. Sus camiones bloquearon la entrada de envíos de alimentos en las villas, empujando a la clase media exasperada a manifestar golpeando sus cacerolas. Después de haber tenido durante largo tiempo la cabeza de los reyes del agro-business, Cristina Kirchner, finalmente tiró  la esponja frente a los riesgos de parálisis del país.  No ganó esta prueba de fuerzas pero mostró que tenía carácter y no tuvo miedo de enfrentar una impopularidad momentánea.

Ella, sin embargo, ganó luego otro enfrentamiento: con el Banco Central de la República Argentina  del que echó al jefe ya que se resistía a aplicar un decreto presidencial que ponía a disposición la ejecución de 6.500.000 millones de dólares, tomados de las abundantes reservas de la Banca(45 mil millones de dólares) para contribuir con el pago de la deuda 2010   El debate se focalizó en la independencia del Banco central, garantizado por la Constitución, y dio lugar a una victoria jurídica y política de la presidenta que tuvo el buen sentido de no dejarse impresionar por el establishment financiero.

Entre los proyectos de su nuevo mandato, otro brazo de hierro se perfila: contra el manejo de los monopolios que controlan la casi totalidad de la prensa escrita y audiovisual, bajo una ley que venía de la dictadura. Yo me quedé helada, en 2007, por el tono agresivamente conservador de los principales medios argentinos. Una nueva ley que favorece el pluralismo será, para la democracia una buena cosa.

La alianza de las fuerzas vivas de la nación.

En 2008, luego de la “crisis del campo”, dijeron que Cristina se había debilitado. En 2009, ella perdió la mayoría en el Parlamento. La muerte de Néstor Kirchner, en octubre de 2010, suscitó una inmensa emoción en Argentina. Cristina viuda valiente, ha sido su beneficiaria, pero ella ha dado prueba de que a pesar de su dolor, ella es una mujer con puño capaz de  sostener firmemente las riendas de su país. Su éxito en las primarias de agosto último (50,07% de los votos de la primera vuelta), luego en la elección presidencial, que le dio la ocasión de tener la mayoría de la Cámara de diputados y el Senado, muestra una fuerte aprobación de sus acciones en los medios populares y también en las clases medias que son en Argentina las más desarrolladas de América del Sur. Ella fue capaz de reunir a los intelectuales inicialmente desafiantes.

Los empresarios le agradecen defender ardientemente los intereses de la industria argentina. La juventud se ha movilizado mucho en su campaña, notablemente con el movimiento La Cámpora. Cristina Kirchner, a pesar de la resistencia de loa notables de más edad, ha impuesto en las elecciones locales y legislativas también en los puestos clave de las empresas públicas una nueva generación motivada.

Luces y sombras del kirchnerismo

Seguramente, no se trata de hacer de lo que a partir de hoy llamamos “kirchnerismo” un ejemplo en todos los dominios. La corrupción y el clientelismo continúan marcando la moral de las políticas argentinas (pero en Francia, nuestros líderes actuales tienen, por desgracia, pocas lecciones  a dar en éste área…) La inflación, subvaluada por el gobierno, roe las mejoras del poder de compra  que da el aumento de salarios regular y de las jubilaciones, atenuando los efectos de una fuerte redistribución social.

El desempleo, bajo el mandato de Néstor y Cristina Kirchner, ha retrocedido fuertemente (7% según las cifras oficiales) pero la pobreza reina todavía en las “villas miserias”, los barrios marginales argentinos, aún si las políticas sociales han mejorado, la vida de muchos pobres y el trabajo informal, sin derechos ni protección, se mantienen. Pero el país puede estar orgulloso de sus resultados y allí existe el sentimiento ampliamente compartido de que el gobierno se ocupa del bienestar del pueblo argentino en todos sus componentes.

La Argentina ha sufrido poco la crisis financiera de 2008 pero una recesión mundial será para su economía un riego mayor. El paraíso de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y de una agricultura intensiva insensible a los problemas ambientales. La Argentina tiene un camino a seguir para enfrentar el desafío del medio ambiente. Así mismo, si las medidas de protección de los empleos industriales y del equilibrio del balance comercial son legítimas, ellas no eximen de un esfuerzo de competitividad que garantice una prosperidad durable si los frutos son equitativamente compartidos.

Al final, el carácter tan presidencialista del régimen argentino y la tradición bonapartista del peronismo, incluso la izquierda, quienes hicieron de la democracia argentina un sistema evidentemente perfectible. El pluralismo sindical sigue luchando para ser completamente reconocido, como me lo habían explicado ya en 2007 los dirigentes de la CTA, la central de Trabajadores argentinos, que se esforzaba en construir un sindicalismo independiente, al costado de la poderosa y corporativa CGT peronista.

Yo quiero subrayar que, durante sus mandatos, Néstor y después Cristina Kirchner han hecho su prueba de audacia democrática. En particular anulando la ley que amnistiaba a los torturadores de la dictadura y que permitió la apertura de cientos de procesos, aún contra la jerarquía más alta de la dictadura militar. Han hecho de Argentina el primer país de América latina que legalizó el matrimonio homosexual. La prueba de que otra forma es posible: cambiar las reglas del juego.

Pero su aporte mayor, de una actualidad candente a la luz de lo que sucede en Grecia, es haber administrado la prueba de que otra forma es posible, que no es el círculo vicioso de la austeridad y la recesión. A condición de que sus dirigentes clarividentes y enérgicos decidan emanciparse de los conformismos del pensamiento económico dominante y tomen los medios para cambiar las reglas del juego. A condición de que el Estado juegue plenamente su rol de estratega y de conductor de las políticas públicas. A condición de que no se oponga al saneamiento financiero y la inversión social. A condición de hacer un refuerzo de las seguridades humanas una de las palancas para la salida de la crisis. A condición de apoyarse también, para construir un nuevo futuro, en  las enseñanzas y las investigaciones que, en la Argentina,  han sido descuidadas durante decenios.

La reestructuración de la deuda argentina (¡una herencia de 132 mil millones de dólares de deuda pública exterior!), la más importante de la historia económica moderna, ha sido un acto valiente, radical y necesario. Paul Krugman, Premio Nóbel de economía, recomendó este verano en el New York Times inspirarse para organizar un default en Grecia. Roberto Lavagna, ex Ministro de economía de Argentina, no ha cesado de afirmar, de acuerdo a la experiencia de su país, que es necesario reestructurar la deuda griega del país mientras permanezca en la zona del euro y liberar recursos para mejorar su competitividad y así extraer a su pueblo de la pauperización programada por las curas de austeridad que le son infligidas.

Pero el éxito financiero, económico y social de la reestructuración de la deuda argentina sostenido por las políticas públicas conducidas por Néstor y Cristina Kirchner, han sido una herramienta de reconquista de la soberanía nacional, del relanzamiento del crecimiento industrial y del consumo popular, el mejoramiento de las protecciones colectivas. En forma opuesta al crecimiento de las privatizaciones de rigor que pusieron bajo su tutela a Europa y que el FMI impone actualmente a Grecia. Seguramente, Grecia no es la Argentina, que se ha podido beneficiar de la suba de las materias primas para impulsar su crecimiento y llenar las cajas del Estado. Pero esto hace aun más necesario la voluntad política y económica con que Europa debería apoyar, en lugar de exigir más docilidad a sus mandatos salidos de un modelo que siempre ha fallado y dictados por un sistema financiero con una arrogancia sin límites.

El “retorno de las carabelas”

Europa estaría bien inspirada si mirara aquellos que han tenido éxito como la Argentina y Brasil en una América latina que se tornó hacia la izquierda como lo han demostrado estos últimos años, la creciente mayoría en las elecciones presidenciales: no solamente Argentina y Brasil sino también Ecuador, El Salvador, Perú, Bolivia, Uruguay y otros más. Sean cual fueren las especificidades de los contextos nacionales o las historias particulares de los dirigentes y de los dirigentes elegidos, es la respuesta de la izquierda la que aparece como la más justa, la más eficaz y la más creíble.
Llegó el momento del “retorno de las carabelas”,  dicho de otra manera, los tiempos llegaron para nuestra querida y vieja Europa de dejar de reciclar las recetas que no funcionan y de poner una parte de su inspiración en aquellos que hacen del otro lado del océano. La buena nueva de la elección de Cristina Kirchner es que los pueblos no se equivocan y que frente a determinadas dirigencias políticas, los pequeños telégrafos de los banqueros no tienen peso.