Presión social, silencio mediático, arbitrariedad policial y ascenso político

Presión social, silencio mediático, arbitrariedad policial y ascenso político

05 Junio 2012

Por Enrique de la Calle I Alejandro Bordón fue detenido el 5 de noviembre de 2010 por el crimen de un colectivero. Pasó dos años preso hasta que la Justicia finalmente falló a su favor y estableció irregularidades en la investigación. El caso atraviesa una compleja trama que por lo menos tiene cuatro aristas centrales y una víctima: un trabajador pobre del Gran Buenos Aires.

Presión social

El asesinato de Alberto Núñez generó protestas en Monte Chingolo. La Unión de trabajadores Tranviarios Automotor amagó con un paro exigiendo medidas de seguridad para los colectiveros. Muchos medios volvieron a hablar de "la ola de inseguridad".

Para calmar a la opinión pública, la policía bonaerense salió rápidamente a decir que el crímen "había sido pasional" y que ya estaba detenido el responsable "a partir de declaraciones de testigos": habían agarrado a Alejandro al voleo. El portal Infobae.com se hizo eco de esa noticia, que tenía como única fuente a las propias fuerzas de seguridad. Es un hábito bastante extendido entre muchos periodistas de la sección "policiales" recurrir a esa única voz.   

Ante cada delito, parte de la sociedad - los medios multiplican/promueven ese pedido - exige pronta respuesta de las autoridades. Sería un reclamo legítimo si no fuera porque muchas veces esa demanda está acompañada por un señalamiento implícito de los supuestos responsables: los sectores más pobres. Lo cual es contraproducente con esa búsqueda de justicia: en el Caso Bordón quedó inconclusa ya que aún no se sabe quién mató al colectivero. En ese relato mediático-social, además, quedan excluidas todas las garantías.

Silencio mediático

Diferentes diarios y portales de noticias se hicieron eco de la detención: Caso resuelto, dijeron. La policía pudo mostrar así su capacidad para resolver delitos. Nadie les preguntó nada.

Por internet, la mujer (Susana) y amigos de Alejandro crearon un blog e hicieron circular mails pidiendo justicia y narrando las irregularidades de la detención. LA PACO URONDO publicó el reclamo completo el 22 de noviembre de 2010.

La nota circuló luego entre otros medios de comunicación de mediano alcance. Los medios masivos, en general, prefirieron el silencio. El 6 de diciembre, la noticia llegó a Tiempo Argentino. Ahora, la historia del joven injustamente preso es noticia. Lamentablemente, pasaron dos años.

Arbitrariedad policial

El relato mediático - social muchas veces justifica cualquier accionar con tal de encontrar al responsable de un delito. Quien pretenda defender garantías constitucionales será considerado "garantista", lo que no es un elogio. Así las cosas, la policía y la justicia avanzan sobre los derechos de las personas, con más frecuencia cuanto más pobres son.

En el caso que nos ocupa, Alejandro fue detenido y golpeado salvajemente, aunque no se haya resistido. Debió esperar todo el proceso preso, durante 8 meses en una cárcel de máxima seguridad, como lo es la de Sierra Chica. Nunca hubo motivos que justificaran tal abuso. Sí se sucedieron irregularidades varias: contradicciones entre testigos, dermotest que tardó 9 meses en realizarse, pruebas fraguadas, testigos intimidados.

Ascenso político

El Jefe de la Departamental de Lanús durante el asesinato del chofer era Guillermo Britos. Susana Bordón le dice el "policandidato": en 2009 ingresó a la Legislatura Bonaerense de la mano de la alianza entre Alfonsín y De Narváez. Su ascenso se dio, entre otras cosas, a partir de un discurso que dio cuenta de su eficacia para enfrentar la inseguridad, tópico que está en los primeros lugares entre los reclamos de muchos ciudadanos.

El Caso Bordón es un ejemplo de cómo esa "eficacia" puede destruir la vida de una familia.