¿Por qué se va?

¿Por qué se va?

07 Julio 2012

Hace sólo unos días, Boca perdió la chance de levantar su séptima Libertadores ante el Corinthians brasileño. Jugó muy mal, perdió merecidamente, y así las cosas, sólo le queda como consuelo la Copa Argentina, el torneo en que menos interés depositó. Sigue Falcioni, sigue Schiavi, se van Roncaglia, Cvitanich y hay varios en veremos. Suena el defensor Lisandro López, de Arsenal, como refuerzo. Battaglia podría volver a jugar y Sosa, el arquero uruguayo, al parecer continuará (Orión se rompió la rodilla). Sin embargo, nada de todo esto le interesa al verdadero hincha de Boca. Riquelme anunció que no sigue y, mientras Angelici se agarra la cabeza (tarde), Boca se quedó sin su máxima estrella y referente. ¿Por qué?

Los rumores comenzaron la noche del martes con un tweet del hermano menor de Riquelme: “la bomba que se viene mañana en Brasil ni se imaginan, se mueren”. El hermanito, un pibe de doce o trece, ponía de este modo las primeras palabras a la tragedia que tiene en vilo al a todo un pueblo. A la mañana siguiente, el día de la final de la Copa, el periodismo especulaba con que Román no seguiría porque su mala relación con el DT y el poco apoyo dirigencial habrían colmado su paciencia y que comunicaría su decisión a la prensa al finalizar el partido. A escasas horas del match, y con un clima por demás enrarecido, Falcioni se hizo el desentendido ante la única pregunta importante: la continuidad de Riquelme. Lo mismo hizo Angelici, quién sugestivamente aprovechó la presencia de la prensa para ratificar en el cargo al DT, sin importar el resultado de la final ante Corinthians. Apenas finalizado el encuentro, en medio de la tristeza superfugaz de la derrota, el vaticinio se cumplió. Desde Brasil, Román informó ante los micrófonos que no sigue.

Sus palabras fueron breves, dijo estar “vacío”, también que su “compromiso con el club es muy grande” y por ello no puede “jugar a la mitad”. Se mostró muy enojado ante la insistencia de un periodista para que sea “más claro”. Con tono angustiado, expresó varias veces “amo a este club”. Agradeció al cuerpo técnico y los dirigentes, de “antes y de ahora”. Por último, comentó que si su hijo de nueve años se lo pide, jugará algún tiempo más, sin precisar dónde.

A sus 34 años, el retiro asoma como una posibilidad inmediata. Román nunca gozó de tan buena salud como para proponerse las proezas maratónicas que requiere el deporte de alta competencia a los jugadores post-35. Pero también es cierto que jugó el 85% de los partidos de este semestre y fue figura en varios de esos encuentros, marcó goles, hizo hacer unos cuantos y, por sobre todas las cosas, fue el hacedor de que este Boca haya alcanzado las instancias finales de todas las competencias que disputó. ¿Más? Compañeros de la talla de Schiavi reconocieron que “este Riquelme”, el que está “a la mitad”, es el líder y alma del grupo y los jugadores manifestaron que “harán todo lo posible para que revierta su decisión”. El Presidente también hizo declaraciones parecidas, el mismo dirigente que hace muy poco, cuando todavía desempañaba funciones de tesorero, se negaba a otorgarle a Román los cuatro años de contrato que pretendía. Los hinchas, por su parte, preparan un banderazo en la Bombonera para el próximo lunes, para “rogarle” a Román que no se vaya. El único que no se expresó fue el técnico, que al parecer aguarda en silencio abordar el avión que lo llevará, junto a su familia, de vacaciones a Punta Cana. Otro que se mostró ajeno a los hechos fue Mauricio Macri, su enemistad con el 10 lleva ya muchos años y vale recordar que cuando el recién llegado Falcioni intentó borrar a Román del equipo titular, recibió el apoyo expreso del Jefe de Gobierno. Desde Don Torcuato, Román comunicó a los dirigentes que este lunes se reuniría con ellos: ¿Para sellar la desvinculación? Quién sabe.

Entre tanta confusión, lo único claro es Riquelme: el astro está más vigente que nunca y su relación con el hincha permanece intacta. Misteriosamente, Falcioni (también misteriosamente designado) nunca lo quiso. Ni siquiera después de los logros alcanzados con Riquelme como capitán y líder futbolístico del plantel. El DT, que en sus inicios en Boca sufría los insultos de la gente, hoy goza de cierta aceptación gracias al plantel y, en gran parte, a Riquelme. Entonces, ¿por qué se va? Sus explicaciones sonaron sinceras y emocionantes pero bien sabemos que Román jamás dará a conocer las internas del vestuario. Poseedor de los viejos códigos del fútbol y del “no comment” de Basile, Román siempre prefirió resignar antes que botonear. Así renunció a la selección nacional, se perdió un mundial, estuvo un año en España sin jugar y, según parece, así también hoy deja Boca, el club que ama y del que morirá siendo “hincha”.

Como bien dijo Román, un vacío se ha instalado en el alma de todo el gran pueblo boquense. Un pueblo del que no forman parte ni el DT ni el Presidente. El próximo lunes, los hinchas marcharán a la Bombonera para “rogarle” al 10 que no se vaya. Será justo un 9 de Julio, día que se recuerda la declaración de independencia nacional. Al pueblo boquense le vendría bien recordar que Boca es ante todo un sentimiento, del que nada saben los empresarios y profesionales del éxito que hoy gobiernan el club. Román, en cambio, sabe y expresa como nadie el corazón y la pasión que hacen falta para hacer bien grande la historia y darle al pueblo de Boca una prolongada felicidad.