Nubarrones de impunidad

Nubarrones de impunidad

25 Noviembre 2015

 Por Juan Carlos Martínez (*)

El triunfo de Mauricio Macri ha reavivado la idea de la reconciliación insistentemente promovida por los sectores ligados a la dictadura cívico-militar-clerical, incluidos los propios genocidas condenados y aquellos que están a punto de ser sentados en el banquillo de los acusados. Entre los que se cuentan poderosos empresarios que hasta ahora no han rendido cuentas por su participación directa en el plan de exterminio.

Casi de manera simultánea a la consagración de Macri como presidente, el diario La Nación, uno de los entusiastas promotores del borrón y cuenta nueva ofreció a sus lectores un editorial que es todo un canto a la impunidad, una verdadera pieza de horror.

Bajo el título “No más venganza”, el diario que se asoció a la dictadura en la apropiación de Papel Prensa junto con Clarín y La Razón bajo torturas a las que fueron sometidos sus legítimos dueños, vuelve a utilizar la teoría de los dos demonios y sin ningún preámbulo reclama el abrazo de la reconciliación entre víctimas y victimarios. 

El espíritu piadoso del editorialista de La Nación se detiene en la situación de algunos de los condenados por delitos de lesa humanidad “que han muerto en prisión” y sostiene que “esto constituye una verdadera vergüenza nacional”.

Y por si fuera poco dice que “los trágicos hechos de la década del setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas que asesinaron aquí con armas, bombas e integración celular de la que en nada se diferencian quienes provocaron el viernes 13, en París, la conmoción que sacudió al mundo”.

Nada menos.

No debe ser por ignorancia o desconocimiento que el diario fundado por Mitre omita decir que cuando el Estado terrorista inició la orgía de sangre en la Argentina, la mayor parte de quienes enfrentaron a las fuerzas armadas ya habían sido muertos, muchos de ellos en combates fraguados en los que las víctimas aparecían con un disparo en la nuca.

La Nación no puede ignorar que los grupos de tareas de la dictadura se dedicaron a la cacería humana utilizando métodos tan aberrantes como el secuestro, la tortura, el confinamiento de las víctimas en campos clandestinos de concentración, los vuelos de la muerte en los que se arrojaban personas vivas a las aguas del mar, el asesinato de jóvenes madres después de dar a luz a criaturas repartidas como mascotas entre militares, policías y civiles ligados a ellos.

Ni hablar del genocidio económico que dejó millones de muertos sociales y puso al país en una de las más graves encrucijadas de su historia.

Como si los defendidos por el diario La Nación fuesen angelitos de la guarda, el editorial incluye un párrafo dirigido a quienes pueden ayudar a concretar la idea de la llamada reconciliación. Que no es otra cosa que tender un manto de olvido sobre delitos que ofenden la condición humana y que por esa misma razón han sido declarados imprescriptibles.

El párrafo es por demás elocuente:

“El palabrerío de sujetos que han sido responsables de haber incendiado al país en los años setenta convencidos de que las armas de fuego y los explosivos, con sus secuelas de muerte y dolor, eran la vía de acceso a una sociedad mejor, no puede intimidar a los políticos responsables, ni a los jueces compenetrados de su misión, de actuar en consonancia con la verdad histórica y los principios básicos del derecho penal”.

Hablar de derecho penal luego de haber justificado el empleo de los recursos más aberrantes contra hombres, mujeres y niños es negar la verdad histórica que se invoca, además de poner en un plano de igualdad a los jueces de la Constitución con los jueces de capucha que no conocían más códigos que los de la selva.

En tren de agregar aliados de peso que también tienen mucho que decir al respecto, el editorial sugiere que “se cumpla la imploración del papa Francisco de que todas las herramientas de la ley se activen para evitar cualquier tipo de venganza y curar las heridas, aunque sin dejar de mirar las cicatrices".

Ni una palabra para hablar de las heridas abiertas en las madres y abuelas que perdieron a sus hijos y siguen buscando a sus nietos bajo los efectos de la tortura psicológica que sufren sin interrupción desde hace cuarenta años. 

Con el ascenso de Mauricio Macri a la presidencia de la república se han reactivado varias alarmas, fundamentalmente en los organismos de derechos humanos que desde hace tiempo vienen dando la voz de alerta por los reiterados intentos de poner en marcha el aparato de la llamada reconciliación. Que no es otra cosa que legalizar los múltiples crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.

Párrafo aparte para los periodistas del propio diario La Nación que hicieron pública su discrepancia con el contenido del editorial. Una forma de defender su dignidad y la dignidad de todos los periodistas.

No hay que bajar los brazos porque los nubarrones de impunidad vuelven a aparecer en el horizonte.

(*) Publicado en Radio Kermés, de Santa Rosa, La Pampa.