Tarifazo: “Consideran que los precios van a alentar inversiones sin siquiera auditar la calidad de las mismas"

Tarifazo: “Consideran que los precios van a alentar inversiones sin siquiera auditar la calidad de las mismas"

29 Septiembre 2016

 

Por Josefina Figueroa

APU: ¿Cómo se compone la tarifa del gas?

Roberto Kozulj: La tarifa del gas tiene tres componentes básicos. Uno es el precio del gas en boca de pozo, que cuando ingresa al sistema de transporte se suele llamar precio ingreso, sistema de transporte o PIST. Luego tiene el componente de transporte que es el cargo que se cobra por transportar el gas desde el yacimiento, a algún punto de distribución determinado. Por último, el costo de distribución, donde se abarcan los costos de las distribuidoras por repartir y expandir la red, el costo de lectura e instalación de medidores, entre otros servicios. A esto hay que sumarle el impuesto del IVA, y algunos valores agregados por expansión del servicio.

APU: Teniendo en cuenta esto, ¿cómo ve la discusión en torno al aumento abrupto de las tarifas de gas?

R.K: Hay varias cuestiones. Por un lado está la gran discusión en torno a los precios del gas en boca de pozo y las razones que dio el gobierno para llevarlo esos valores. Luego estaría lo que es la tarea del Enargas, que tiene que ver con la revisión tarifaria integral que no se ha hecho. Esto es fundamental para regular los precios de los diferentes sectores.

En este caso hubo un ajuste arrastrado por el precio ingreso del sistema de transporte, es decir, el sistema de gas en boca de pozo. En la audiencia pública se incrementó notablemente, el conjunto de categorías reguladas: los sectores residenciales y de pequeños comerciantes.

Lo que llama la atención es que en algunos casos como el margen bruto de distribución y transporte ha quedado muy reducido, como ha pasado en la Patagonia. El componente de distribución y transporte ha aumentado notablemente y no fue tratado en la audiencia

APU: ¿Por qué cree que el macrismo propuso estos porcentajes sin tener en cuenta estas cuestiones?

R.K: Hay dos enfoques sobre la energía. Uno es el que la considera una mercancía más, y por lo tanto, se rige por reglas de mercado. El otro, considera que la energía es un servicio público, y por tanto, altamente regulado por el Estado o prestado por éste.

Dentro del paradigma de mercado, hay grados de evolución en los diferentes países, en cuanto a cómo hacer para configurar un equilibrio entre, lo que gasta el usuario, la demanda que se debe satisfacer y las rentabilidades empresarias. No todos los países lo tienen resuelto y Argentina claramente no lo ha podido resolver aún. Aquí, la mayor aproximación es decir, “a mayores precios, mayores inversiones”, lo cual tiene su aplicación durante la convertibilidad con resultados desastrosos.

El tema es que no hay ningún contrato entre el aumento del precio y las inversiones, no hay compromiso de inversión, ni capacidad del estado, de auditarlo. Es ahí donde el modelo argentino tiene serios problemas. Básicamente, consideran que los precios van a alentar inversiones sin siquiera auditar la calidad de las mismas.

APU: ¿Por qué cree que el gobierno ha tomado la decisión de importar gas de Chile que es más caro que el gas de Bolivia?

R.K: Yo creo que en la visión de mercado, es habitual considerar que el sustituto más próximo, es el costo de oportunidad. Éste está dado por el sustituto más caro de gas nacional producido en yacimientos en Argentina, el GNL. Así se tiende a que el precio total sea igual, porque esa es la señal de precios que van a traer las inversiones. Entonces la pregunta es si eso es sostenible por los usuarios; sostenible para la competitividad de la industria argentina, que ya tiene problemas con el atraso cambiario y con lo débiles que han demostrado ser las devaluaciones, entre otros parámetros. El problema es que, en vez de hacer este análisis fino, han privilegiado la hipótesis de maximización de la renta petrolera de muy corto plazo, para dar una prueba de fe al mercado. La prueba de fe te otorga un precio más alto para la generación eléctrica que el de Brasil, por ejemplo, que, a propósito, es un mix entre el gas de Bolivia y el gas producido por Petrobras.

Esa prueba de fe, es mostrar la voluntad de acercarse a los valores internacionales, para ser fiel al sector. Esto sucede porque hay una concepción de que si cada sector está representado por un interés corporativo, todo es igual a la suma de las partes. Lo cual en economía, no es cierto. Menos en un sistema interactivo, complejo, con variables interrelacionadas, evolutivo. La visión de mercado supone que todos los precios se igualan en las ofertas y las demandas sin importar las estructuras de los mercados imperfectos, suponiendo que eso, va a lograr el óptimo social. Lectura del neoliberalismo temprano que hoy, en el mundo, no la sostiene nadie.

APU: ¿Qué rol cumple YPF, y cómo ve la política macrista en relación a ésta?

R.K: YPF cumplió un rol muy importante. Es la única empresa que revirtió la tendencia a la declinación en la producción, aportando entre 2013 y finales de 2015 más de 10 millones de metros cúbicos día, al mercado, lo cual es mucho pero es poco para lo que al mercado le falta. Por el contrario, el sector privado mantuvo la tendencia a la declinación. Con lo cual, el incremento de la oferta de YPF no logró revertir el faltante de gas en Argentina, que ronda alrededor del 25%.

Es una empresa 51% estatal, 49% en manos todavía de actores privados y el otro día salió a decir cuál era el precio del gas que ellos necesitan para hacerlo sustentable. La pregunta es si ese solo actor lo va a hacer o si va a seguir jugando a una especie de semi-restricción de la oferta donde siempre tengo un costo marginal más alto, el costo del GNL importado. Ese es el sendero que ha marcado explícitamente el gobierno, como política energética. Con respecto a esto es muy discutible si esa política va a fomentar el autoabastecimiento.

APU: ¿Cómo ve el futuro de los incrementos determinados en la última audiencia pública para los residenciales y comerciales?

R.K: Lo que me preocupa, más allá del último aumento para la Ciudad de Buenos Aires, es lo que implica a futuro. Hoy son estos precios, para 2017 serán otros, y así sucesivamente. En la medida que estos sean los precios de referencia, aquello que se quería corregir “alineando los subsidios”, se está empeorando porque han aumentado el precio de referencia, sin lograr que lo pague el consumidor. El estado va a seguir gastando muchísima plata para pagar una promoción industrial, a la industria petrolera, sin un contrato claro de volúmenes, porque ésta va a decir que es una industria de riesgo. Es como pagar un cheque en blanco.