“Quería ver al peronismo en acción”

“Quería ver al peronismo en acción”

23 Julio 2012

En su libro El peronismo entre las ruinas. El terremoto y la reconstrucción de San Juan, publicado por la editorial Siglo XXI Editores, el historiador nacido en EEUU reconstruye como nunca se había hecho antes el peor desastre natural de nuestra historia.  En la noche del 15 de enero de 1944 la ciudad de San Juan se redujo a escombros, dejando un saldo de más de 10 mil muertos y la mitad de la provincia sin techo. Este análisis le permitió entender al peronismo de un modo descentrado, aportando otra mirada a las usuales en torno a su génesis proletaria y bonaerense.  

APU: En principio queríamos que nos cuentes un poco sobre la importancia del terremoto de San Juan. Fue un evento que queda quizás en la anécdota de ese encuentro famoso entre Eva y Perón. ¿Por qué fue tan importante para la historia de la provincia y el país?

Mark Healey: Más allá de la anécdota (que fue importante),  apunta a lo que fue en términos de crisis y de un cierto despertar social, el mayor desastre natural de la historia Argentina. Dejó miles de muertos, no hay una cifra establecida pero se habla de 10 mil muertos, una cantidad apreciable en una ciudad de 80 mil personas, una ciudad metropolitana de 110 mil personas.  Entonces, tuvo un saldo mortífero muy fuerte pero, sobre todo, desnudó la inestabilidad, la precariedad y la dominación social de esa provincia. En cierto sentido fue una revelación de algo que ya se sabía y que ya se anunciaba pero de repente estaba ahí, como una crisis social, una crisis inmediata, innegable, sobre la cual la sociedad quería actuar y el Estado también.

El terremoto viene a ser como una versión, si se quiere, radicalizada, intensificada de toda la crisis que ha habido en el interior en los años anteriores y provocó la necesidad de una intervención del Estado. Desnudó también la debilidad del Estado Provincial que no supo ni pudo reaccionar de ninguna forma. Además su incapacidad o falta de interés en construir una ciudad duradera. Ente los edificios que cayeron, cayó la nueva y flamante municipalidad.

Un militante social que cito en el libro, observó, un tiempo después, que esta ciudad no eran edificios, eran sepulcros blanqueados. Es como un llamado a la transformación y a la actuación de la ciudadanía y del Estado. Y es en esta crisis, en este momento, que ocurre tempranamente en el gobierno militar, unos seis meses después del golpe, cuando Perón ya es una persona influyente dentro del gobierno pero muy poco conocido fuera de él.

Si uno escucha los discursos de Perón, hay uno que pronuncia cuando asume el liderazgo del Departamento Nacional del Trabajo y lo transforma en Secretaría, en cadena nacional, para año nuevo y los siguientes discursos hasta mediados de 1944, son todos en torno a San Juan y la colecta. El lanzamiento de la colecta de ayuda a las víctimas es la presentación de Perón ante el gran público y recuerdo eso en el libro. Por un lado el hecho fáctico, la importancia de esta colecta, la movilización que generó, las esperanzas para reconstruir y reimaginar la provincia y el exterior, en cierto sentido, que es evidente que produjo pero, también hay otra cosa que se puede ver en eso que es cómo Perón empieza a ser Perón, cómo empieza a diferenciarse de otros elementos dentro del gobierno militar.

El gobierno veía esto como un momento para llamarse al sacrificio, para purgar las culpas del liberalismo y cosas por el estilo mientras que Perón lo vio como la oportunidad para construir un movimiento. No bajo banderas partidarias en ese momento sino bajo banderas nacionales y para usar todos los elementos modernos de la Argentina pujante e industrial que surgía a favor de este proyecto y, obviamente, los medios, desde hablar todos los días hasta reclutar actores y actrices, como Evita, para recolectar el dinero para la ayuda.

Esa es una primera parte del libro, mirar esto a nivel nacional porque, al mismo tiempo, lo que tenés es una experiencia profunda de fractura, de desastre, de derrota en la provincia, la dispersión de la misma. Porque, frente a la cantidad de escombros, la cantidad de muertos y  la incapacidad del Estado de proveer para todo el mundo en San Juan, se decretó una evacuación y gran parte de la población fue evacuada a distintos lugares, a Buenos Aires, a Mendoza principalmente, a Córdoba y ahí se empezó a trabajar en la remoción de escombros y en los primeros intentos de reparar la ciudad.

Esto, como desastre, muestra cómo el gobierno militar está empezando a imaginar la creación de un orden de justicia social dentro de un contexto autoritario, bajo mano militar y de demostrar su eficacia, real o supuesta, mayor a la del gobierno anterior, democrático pero corrupto.

APU: Eso que se desnuda a partir del terremoto es en momentos en que hay una gran industrialización a partir de la vid, una especie de contradicción que también remarcás. Cómo todo el progreso que podía haber traído la industrialización, se encontró, sin embargo, con altos niveles de desnutrición y demás cuestiones sociales.

MH: Por eso digo. Uno puede encontrar que la pobreza en Santiago del Estero también era producto de la modernización, pero San Juan es una provincia radicalmente transformada por la industria vitivinícola durante los sesenta años anteriores. Entonces el atraso, la desigualdad, la dominación de la provincia, si bien algunos orígenes coloniales tiene, no son el resultado de procesos seculares estancados en el tiempo sino que son resultados bastante precisos del proceso de modernización oligárquica. Es esa dominación, esa fragilidad que queda desnudada por la destrucción, porque es una provincia que se organizó, en su forma moderna, muy dominada por el poder de los bodegueros de la capital. Y este desastre destruyó, no sólo las casas de los pobres, sino también y sobre todo, el centro del poder provincial.

Al decapitar la provincia, al destruir sus mayores símbolos y espacios del poder, obviamente se provocó una crisis y también cierta posibilidad. Una cosa que quería remarcar con el libro era la importancia de esta crisis social, de esta experiencia social del terremoto, la evacuación, el proceso de ayuda y también las pérdidas que quedaban para los sanjuaninos. Pero también, uno de los intentos fundamentales del libro es, por un lado, conectar el terremoto con los proyectos de reconstrucción. La anécdota, la forma en que se conoce esto, es como si lo único que importara fuese el encuentro (N de la R: Entre Perón y Evita)      -que lo era- pero también como que lo único que estaba en juego era la ayuda inmediata a los sanjuaninos. Pero no, lo que estaba en juego era el futuro de la provincia en el marco de una transformación nacional.

Si bien la reconstrucción, como habrás visto en el libro, termina tomando un curso peleado, dificultoso, complejo, en un primer momento y durante bastante tiempo, fue un intento real de rehacer la provincia radicalmente y fue una herramienta esencial para establecer un orden con justicia social. Fue algo que convocó a mucha gente más allá de la provincia, arquitectos, ingenieros, activistas dentro del gobierno, simpatizantes, y que se convirtió en un intento de proyecto modelo para llevar a cabo en el resto del país. Para urbanistas, arquitectos, pero también para toda una serie de otros activistas, como una versión condensada, intensificada, de un montón de otras reformas sociales que estaban en las ideas de distintos grupos dentro del gobierno militar que los favorecían o que estaban interesados.

En San Juan gran parte de esas cosas convergieron en un proyecto de transformación social que luego provocaría conflictos.

APU: Ahí vos encontrás también esos límites futuros del peronismo. Como que choca con la cuestión más tradicional de los sectores de poder concretos de San Juan.

MH: Hay una cuestión táctica por parte de Perón y de algunos otros elementos del gobierno militar. Hay gran coincidencia entre los militares en cuanto a la denuncia del gobierno liberal y a una necesidad de transformación a nivel histórico pero después, en la práctica, muchos de ellos tenían tratos bastante más amistosos con las élites locales y hasta puntos de convergencia. Porque una cosa que fui descubriendo, que remarcó mucho la parte de investigación, era que muchos de los sectores locales del poder, si bien se habían beneficiado del sistema anterior, se imaginaban como opositores a él y tenían simpatías con el nacionalismo católico y por el naciente programa peronista. Defendían la justicia social, subir los salarios e inclusive, en teoría, la organización del sindicato pero querían esas reformas para la Nación y no necesariamente en su provincia.

Si pudiera resumirlo en una frase, quería hacer un estudio que mirara al fenómeno del peronismo, del movimiento peronista, de una manera descentrada de lo que son las miradas habituales que tenemos para explicarlo. No significa que éstas no sean válidas, importantes o, tal vez, más importantes sino que es otro aspecto de la experiencia que, tal vez, eche luz sobre cómo se produjo, qué significó, por qué funcionó, de qué manera, por qué tuvo los éxitos y los límites que tuvo el peronismo. Y quería también, sobre todo, ver el peronismo en acción y no en la cuestión doctrinaria, de análisis ideológico, muy desde arriba, que muchas veces se hace, como punto de partida, en estudios sobre el peronismo. Sobre todo en los estudios que se han hecho desde fuera del peronismo, desde (Gino) Germani en adelante.

Dejar por un lado las cuestiones –que después vuelven ¿no?- sobre cómo esto está conectado con la historiografía más conocida, con los fenómenos más establecidos, y ver, en la acción, cómo el peronismo se va construyendo y cómo viene esta respuesta y descubrir un montón de personajes de importancia dentro del gobierno como son Pistarini o Sosa Molina, actores claves en ese momento en San Juan.